La crisis económica y las leyes antiinmigrantes han provocado que el flujo migratorio de México a EE. UU. se estanque. En los últimos años son más los que regresan que los que llegan, y esta ‘huida’ masiva podría golpear duramente a la economía estadounidense, según expertos.
“Si los mexicanos se van, la crisis en los EE. UU. puede ser peor de lo que es ahora, ya que perdería no solo mano de obra barata, sino también consumidores y contribuyentes. Ellos van a las tiendas, compran comida, ropa. Representan billones de dólares de poder adquisitivo, que la economía de ese país no puede darse el lujo de perder”, asegura Ron Góchez, profesor y activista comunitario.
Además, los analistas creen que el patrón migratorio que se había mantenido desde hace 40 años ha tenido su punto de quiebre en el 2012. Y es que del 2005 al 2010, un total de 1 millón 400 mil mexicanos inmigraron al vecino país del norte, un 50% menos que en el lustro de 1995 al 2000.
“Solía tener dos y hasta tres trabajos al mismo tiempo, era fácil, pero ahora es muy difícil. Puede demorar un mes encontrar un trabajo”, confiesa Gustavo, un inmigrante mexicano que dejó su tierra hace ya diez años con la esperanza de salir de la pobreza y poder enviar dinero a su familia.
Como muchos otros mexicanos, Gustavo llegó a California de manera ilegal, pero los tiempos cambian y la economía norteamericana ha pasado por una tremenda recesión. No es el único que desea regresar a casa, cada vez son más los que piensan en que quizá este puede ser el momento de hacer las maletas.
Las condiciones económicas y sociales se han confabulado para desmotivar a esta parte de la inmigración a perseguir el sueño americano. En primer lugar, los sectores que emplean mano de obra mexicana, como la construcción, tuvieron serios problemas. A esto se sumó la recesión financiera, que obligó a las empresas a despedir a numerosos extranjeros, y para colmo las duras leyes antiinmigrantes y las continuas deportaciones, que endurecieron sus condiciones de vida.
“Debido al nivel de pobreza en los EE. UU., los mexicanos que antes eran de clase media, están cayendo a clases más bajas. Ahora mucha gente dice: si soy pobre aquí, sería mejor ir a casa y serlo allá, ya que al menos estaré con mi familia”, argumenta el experto. Cuando Gustavo regrese a México encontrará un país, que al igual que otras naciones al sur de la frontera con Estados Unidos, han mejorado económicamente y ofrecen mayores oportunidades de empleo.
Se dará cuenta entonces que el estereotipo del sueño norteamericano se quedó solo en eso, en una ilusión, porque ahora el cruzar al norte no es sinónimo de progreso.