El “disidente” chino Chen Guangcheng ha partido desde el aeropuerto de Pekín rumbo a Nueva York. Poco antes las autoridades de China le entregaron su pasaporte internacional y otros para los miembros de su familia, que le están acompañando.
Pekín le dejó ir por razones humanitarias, ya que es invidente, a pesar de la condena de arresto domiciliario que le había sido impuesta.
Durante algunos años, como en su época la hija de Stalin (Svetlana huyó y regresó a Rusia), el “disidente” vivirá a cuerpo de rey hasta que la prensa se canse de su figura para ser olvidado definitivamente.