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| AHMED ZUBAIR, EXPERTO NEGOCIANTE, PRIMO DEL REY IDRISS |
Los líderes tribales y las milicias en el este de Libia, como ya informamos en el blog, declararon el martes la autonomía de la región petrolera de Bengasi (Cirenaica), cuna de la revuelta que con la inestimable ayuda de la OTAN masacró el país africano y asesinó a miles de inocentes, acabando con un gobierno que había situado a su ciudadanía en los más altos niveles sociales, culturales y económicos de la zona.
Hoy, Libia se parte en dos.
El lamentable dirigente del CNT, Moustapha Abdeljalil, llegando a rizar el rizo de lo esperpéntico, acusó a otros países árabes de apoyar la “sedición”, poco después de la proclamación de la independencia de la región petrolera.
Mientras que las nuevas autoridades libias se ven impotentes para lograr siquiera una mínima estabilidad en el país, los líderes del sector oriental anunciaron solemnemente su elección del sistema Federal.
“Nuestro país ha elegido la autonomía plena” dijeron en una declaración conjunta, que también menciona la elección de Ahmed Zubair a la cabeza de esa nueva nación, conocida como Cirenaica, que se extiende hasta la frontera con Egipto.
El citado Zubair no es otro que un primo del antiguo dictador, el Rey Idriss, que fuera derrocado por la Revolución Verde.
Miles de personas asistieron a la ceremonia durante la cual también se nombró un consejo para manejar los asuntos de esta región.
El Consejo, no obstante, reconoce al CNT como “un símbolo de unidad nacional y legítimo representante de Libia a las cumbres internacionales.”
Libia está dividida geográficamente en tres regiones: la Cirenaica, laTripolitania en el oeste y al sur Fezzane, que parecen ser el objetivo de los nuevos “rebeldes” separatistas que le han salido al CNT.
“Algunos países árabes, por desgracia, envían fondos y patrocinan el motín que se produjo en el este para evitar ser contaminados por la disgregación“, dijo Mustafa Abdeljalil, jefe de la CNT durante una conferencia de prensa en Trípoli.
El citado consejo nacional de transición debe tener experiencia en ese terreno, dado que fueron otros muchos países los que financiaron y apoyaron militarmente la invasión de Libia.
“Lo que está sucediendo hoy es el comienzo de una conspiración contra el país.
Se trata de una amenaza muy peligrosa para la unidad nacional”, advirtiendo contra “peligrosas consecuencias” que podrían lacerar al país.
Muchos ex rebeldes han hecho caso omiso de esas llamadas para ponerse a las órdenes de la autoridad.
Y las organizaciones de defensa de los derechos humanos han advertido insistentemente, que las milicias fuera de control representan el mayor desafío para quienes blasonaron de traer la “democracia” a Libia.
Una herencia primaveral que nadie parece disfrutar.
