Pablo Gonzalez

Interesantes revelaciones sobre guerras de poder en el Vaticano


Las filtraciones de información interna evidencian una lucha por el poder ante el debilitamiento de Benedicto XVI, convergen los analistas.
 
Reabierto la discusión sobre problemas añejos de corrupción institucional.

La crisis, iniciada en enero pasado con revelaciones realizadas por medios italianos, exhibe a una Santa Sede entregada a sus luchas internas por el poder y dirigida por un pontífice con cada vez menos autoridad y peor estado de salud, coincidieron analistas de asuntos religiosos consultados.

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El Vaticano dio una idea de la gravedad de la situación la semana pasada, al abrir una inusual investigación penal contra los responsables de las fugas de información, para lo cual nombró a una comisión de alto nivel.

En el anuncio, el arzobispo Angelo Becciu, vocero y vicesecretario de Estado, se refirió a los responsables de las filtraciones como personas cobardes y desleales que aprovecharon su posición privilegiada para dar a conocer documentos “cuya privacidad tienen la obligación de respetar” y agregó que el Papa estaba muy dolido por el caso.

“Evidentemente ya el conflicto en el Vaticano es de tal nivel que no pueden resolverlo internamente y tienen que destapar la cloaca hacia afuera”, afirmó en entrevista el investigador Elio Masferrer Kan, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones.

‘Vatileaks’, las filtraciones del Vaticano

Las fugas de información iniciaron en enero pasado, cuando un programa de televisión italiano difundió una carta del arzobispo Carlo María Vigano, exvicegobernador de Ciudad del Vaticano, en la que exponía al Papa diversos casos de corrupción en el Governatorato, el departamento que se encarga de las licitaciones y los abastecimientos.

En el documento, Vigano se refirió a “una red de corrupción, nepotismo y amiguismo” que concedía contratos empresas italianas a precios excesivos y pedía no ser removido de su cargo como secretario general del Governatorato. Vigano fue finalmente enviado como nuncio apostólico a Estados Unidos.

En otra filtración, el diario Il Fatto Quotidiano publicó una carta reciente enviada al Papa por el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos. En la misiva, Castrillón aseguraba que el cardenal italiano Paolo Romero, arzobispo de Palermo, había dicho “el Papa morirá en 12 meses” durante una visita a China, despertando temores de un complot contra el pontífice.

Según la carta del obispo colombiano, Romero reveló durante su visita otros asuntos internos del Vaticano como una supuesta mala relación entre el Papa y el secretario de Estado, Francisco Bertone, además de las supuestas preferencias de Benedicto XVI para ser sucedido por el arzobispo de Milán, Angelo Scola.

A mediados de febrero, Federico Lombardi, vocero del Vaticano, afirmó que la Iglesia católica padecía una especie de Wikileaks que buscaba su descrédito, ante lo cual pidió temple.

“La administración estadounidense tuvo Wikileaks y el Vaticano tiene ahora sus leaks, sus filtraciones de documentos que tienden a crear confusión y desconcierto y a ofrecer una mala imagen del Vaticano y del gobierno de la Iglesia”, dijo.

La dificultad de transparentar las limosnas

Entre los puntos más polémicos de las revelaciones se encuentran las acusaciones de malas gestiones en el banco del Vaticano, conocido formalmente como Instituto de Obras Religiosas (IOR).

A principios de marzo, el Departamento de Estado de Estados Unidos incluyó al Vaticano en su lista sobre centros de lavado de dinero, al considerar que es vulnerable a este delito por los grandes volúmenes de moneda internacional que circulan por la pequeña ciudad-Estado.

Tres días después del anuncio de la investigación interna en el Vaticano, el banco estadounidense JP Morgan Chase anunció el cierre de una cuenta del banco del Vaticano en una sucursal de Milán, ante los cuestionamientos a la transparencia financiera de la Santa Sede.

Según información del principal diario financiero de Italia, Il Sole 24 Ore, JP Morgan justificó su decisión bajo el argumento del Vaticano no había proporcionado suficiente información sobre transferencias de dinero por casi 1,500 millones de euros, lo cual apuntaba a lavado de dinero.

El señalamiento del Departamento de Estado y la remoción de la sucursal de JP Morgan afectan la imagen del Instituto de Obras Religiosas justo cuando el organismo trata de cumplir con los estándares internacionales de lucha contra el fraude y el lavado de dinero.

A iniciativa de Benedicto XVII, el banco del Vaticano reformó normativas internas en 2011 en un esfuerzo por alcanzar la transparencia financiera en un sistema donde históricamente ha privado la secrecía y la falta de pago de impuestos ante la naturaleza privada de las limosnas.

Bertone, el principal objetivo

Los ataques implícitos en las filtraciones han mostrado como su principal objetivo al cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano y número dos de la Iglesia católica después del Papa, afirmó a CNNMéxico Bernardo Barranco, director del Centro de Estudios Religiosos de México.

Desde su llegada a la Secretaría de Estado, Bertone recibió el rechazo de los ministros vinculados a su predecesor en el cargo, el cardenal Angelo Sodano. Los cercanos a Sodano quedaron resentidos por cómo manejó el Papa la crisis de pederastia en 2010 y por las duras políticas de transparencia fiscal.

Por su parte, Bertone ha consolidado un grupo propio con el ordenamiento de nuevos cardenales. 
 
Apenas en febrero fueron ordenados 22 purpurados vinculados a Bertone, a quienes Benedicto XVI pidió permanecer unidos en la Iglesia en el despunte de los ‘Vatileaks’

Según Barranco, un tercer grupo que participa en las luchas internas, aunque “muy minoritario y venido a menos”, son los progresistas que reclaman a los otros dos grupos y al Papa haberse alejado de las renovaciones al rito católico planteadas en el Concilio Vaticano Segundo.

El pacto por Benedicto se ha roto

La variedad de fuerzas en el Vaticano hace evidente un desgaste el consenso que colocó a Benedicto XVI en el poder en 2005, aseguró Barranco.

El conflicto “está mostrando que el pacto conservador que llevó al papa Benedicto XVI al trono de San Pedro se está fracturando y se están realineando fuerzas, sobre todo frente a un Papa ya muy viejo”, dijo.

La postura es compartida por Juan G. Bedoya, periodista especializado en información religiosa y analista para el diario español El País.
 
 “Las filtraciones confirman que hay un conflicto claro entre varios poderes.
 
 El Papa no puede intervenir porque no tiene ni autoridad ni edad”, aseguró Bedoya en entrevista con CNNMéxico.

Para el analista, Benedicto XVI agotó el capital político que lo llevó a ser Papa en la lucha contra la pederasia y la corrupción financiera. Su impopularidad coincidió con la tensión que históricamente ha precedido a las sucesiones papales.
 
 “Hay ahí una batalla interna en previsión de que la sucesión papal será pronto, porque Benedicto XVI es un anciano que no goza de buena salud”, dijo.

Según Barranco, pareciera que la Curia está ocupando el poder del Vaticano en “una atmósfera que sólo puede ser descrita como en un momento previo a la elección de un Papa”.

Un Papa solo y viejo

En medio de las luchas intestinas, Benedicto XVI ha hecho de él mismo su propio grupo al tratar tomar distancia de los grupos en disputa, según Barranco. 
 
“En toda esta crisis está acompañado por su soledad, no se ubica en los grupos y toma distancia porque no quiere tomar partido”, afirmó.

Los inicios sobre el deterioro en su salud también han mermado la imagen del Papa, que cumplirá 85 años en abril próximo. 
 
Su cada vez mayor renuencia a los actos públicos y los también mayores esfuerzos de su equipo por reducir su número de discursos y de servicios religiosos no dejan de ser interpretados como una señal de cansancio a siete años de pontificado.

“Por lo que se filtra a las personas que tienen oportunidad de acceso a las habitaciones privadas es un hombre ya atolondrado, ensimismado (…) con pocas ganas de intervenir y tomar decisiones”, según Juan G. Bedoya.

A diferencia de su predecesor y amigo Juan Pablo II, Benedicto XVI asumió la dirección de la Iglesia a una edad avanzada, lo cual disminuye naturalmente las perspectivas de su papado. 
 
El propio Benedicto ha asegurado que un Papa tiene no sólo la prerrogativa, sino la obligación de renunciar a su puesto cuando la salud no le asiste.

“El Papa tiene 85 años (…) nadie desea que le suceda nada malo, pero todo el mundo se imagina que en cualquier momento puede fallecer”, aseguró Elio Masferrer, quien observa en la misma debilidad del pontífice la razón de la visita a México y Cuba.

“El Papa necesita fortalecerse frente a las otras mafias de la curia romana para decir que tiene cierta autoridad con los católicos”, según Masferrer.

Agencias y CNN

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