En el año 1936 el ejército de USA empezó a utilizar la sigla GI como abreviatura de Government Issue
(es decir, cualquier cosa relacionada con el gobierno), pero durante la
Segunda Guerra Mundial pasó a ser el apelativo bisilábico (yi-ai)
que describía principalmente a los soldados usamericanos de Infantería,
aunque también a los de Mar y Aire, en especial a los de rango más
inferior, ya fuesen reclutas de reemplazo o voluntarios bajo la amenaza
del servicio militar obligatorio.
La sigla se sigue utilizando hoy en
día, pero ya no tanto.
Durante la guerra de agresión contra Vietnam,
quienes considerábamos que los soldados rasos eran la clase obrera
vestida de uniforme empezamos a utilizar la sigla GI en consignas que
explicitaban las diferencias de clase.
En abril de 1966, un grupo del
movimiento Youth Against War and Fascism (Jóvenes Contra la Guerra y el
Fascismo) nos introdujimos en el parqué de la bolsa de valores de Wall
Street y colgamos una gran pancarta encima del indicador de
cotizaciones:
“Las grandes compañías se enriquecen, los GI mueren”.
Es de señalar que al fondo se ve a dos manifestantes a favor de la
guerra con pancartas contra el doctor Benjamin Spock, un pediatra muy
famoso por su libro El libro del sentido del común del cuidado de bebés y niños
.
Spock no era un revolucionario, sólo un burgués pacifista que
criticaba la intervención militar.
En aquellas manifestaciones contra la
guerra de Vietnam siempre aparecían miembros de un movimiento
guerrerista de derechas, de corte fascista y anticomunista, que trataba
de reventarlas sin conseguirlo nunca.
En 1966 y a principios de
1967, grupos de GI disidentes demostraron que una perspectiva de clase
de los 3 millones de soldados rasos que había entonces era posible.
Nos
pusimos a trabajar con un grupo liderado por un antiguo estudiante
radical, el soldado Andy Stapp.
A finales de 1967, el grupo de éste, con
nuestro apoyo, fundó el sindicato de militares usamericanos (American
Servicemen’s Union) [1], que utilizaba la sigla GI para referirse a la
tropa, no a los oficiales o suboficiales.
En 1967 las tropas
usamericanas en Vietnam del Sur alcanzaron la cifra de 500 000
efectivos.
El control del espacio aéreo y la superior potencia de fuego
de los agresores causaron la muerte a muchos combatientes de la
guerrilla vietnamita.
Pero los GI también empezaron a morir en gran
número y las bajas alcanzaron su máximo en la ofensiva del Tet de enero
de 1968, cuando los guerrilleros atacaron bases y cuarteles generales a
lo largo y a lo ancho de Vietnam.
Manifestantes estudiantiles con una pancarta del sindicato American
Servicemen's Union (Foto de Leo Theinert, University of Wisconsin
Digital Collections)
Los veteranos desengañados de la guerra,
que regresaban a USA en 1967 y 1968 después de un año en Vietnam,
compartieron sus experiencias con los nuevos reclutas y muchos de éstos
se volvieron antimilitaristas.
A principios de 1968, la mayoría de los
GI se consideraban a sí mismos en los antípodas de los militares
profesionales.
Muchos se identificaban con los jóvenes rebeldes civiles,
detestaban el ejército, odiaban a sus oficiales y no querían saber nada
de la guerra en Vietnam.
Los GI negros se identificaban con el
movimiento a favor de los derechos civiles, a veces con los Panteras
Negras y, en algunos casos, con la guerrilla vietnamita.
Desde 1967
hasta 1971 yo fui activista civil del sindicato American Servicemen’s
Union y director de circulación de su periódico mensual, The Bond.
A finales de 1967 sólo un puñado de GI nos leían, pero cinco meses
después, en mayo de 1968, las suscripciones se habían disparado hasta
3.000.
En agosto de 1968, y de nuevo en octubre de ese año, estuve en
Killeen y en Fort Hood (Texas) con otros miembros del sindicato para
prestar nuestra ayuda a la defensa legal y política de los GI negros
conocidos como “los de Fort Hood 43”.
Estos soldados se habían negado a
ir a Chicago durante la Convención Nacional del Partido Demócrata en
agosto, ya que no querían que los utilizaran contra la comunidad
afro-usamericana: en 1967 y después del asesinato de Martin Luther King
en abril de 1968, hubo cientos de rebeliones de ciudadanos negros en el
país, a veces reprimidas con tropas del ejército.
Con el tiempo, The Bond empezó a llegar a cientos de miles de
soldados, y el sindicato American Servicemen’s Union fue sólo una parte
de un movimiento más amplio, que incluía “cafeterías contra la guerra”
en los centros urbanos de las bases militares y más de 200 boletines de
noticias locales de los GI en todo el mundo.
La heroica lucha del pueblo
vietnamita para liberar a su país y la lucha de liberación de los
negros fueron las fuerzas impulsoras de la resistencia en el interior
del ejército de USA.
Pero muchos GI también odiaban las órdenes que
recibían y a quienes se las daban; odiaban los privilegios del rango.
Algunos GI incluso lanzaron granadas de fragmentación contra la tienda
de su oficial para no seguirlo en el campo de batalla.
Estos actos
dieron lugar al neologismo fragging (fragmentar).
Nunca he
conocido un movimiento más dinámico ni con mayor potencial
revolucionario en USA que el movimiento de los GI, que llegó a poner en
peligro la cadena de mando del poder del Estado imperialista. Incluso un
oficial de la Marina, el coronel Robert D. Heinl Jr., escribió lo
siguiente en el Armed Forces Journal (7 de junio de 1971):
“Todo
hace suponer que nuestro ejército en Vietnam está en una situación
cercana al colapso, con unidades individuales que evitan combatir o se
niegan a hacerlo, asesinan a sus oficiales y suboficiales, están
plagadas de drogas y desmoralizadas o al borde del motín”.
Manifestantes estudiantiles contra el servicio militar obligatorio
(Foto de Gary Schultz, University of Wisconsin Digital Collections)
El
Pentágono se vio obligado a adaptarse a la experiencia de Vietnam
poniendo fin al servicio militar obligatorio y profesionalizando el
ejército.
También “externalizó” con mercenarios algunas de sus
operaciones logísticas. Las nuevas tecnologías, como los aviones no
tripulados (drones), han retirado a las tropas de la línea de
fuego.
Estas nuevas condiciones hacen que el papel del millón de
soldados actuales –y la posibilidad de organizarlos– necesiten una nueva
orientación.
Pero volvamos al uso de las palabras: en
retrospectiva, por respeto al resto del continente americano, cuando
hacíamos referencia al sindicato American Servicemen’s Union no
deberíamos haber utilizado el término American para referirnos al imperialismo de USA [2].
En cuanto a Servicemen
(literalmente, “soldados varones”), también es incorrecto, ya que en
realidad hay muchas mujeres en el ejército. Llamémoslo simplemente
Sindicato de GI.
Notas
[1] Up Against the Brass – The amazing story of the fight to unionize the United States Army, by Andy Stapp, Simon and Schuster, 1970.
[2] “A mérica ” y “ americano ” , utilizados para describir al país Estados Unidos de América y a sus habitantes, son un verdadero fraude semántico. Véase El dios americano de las palabras [NdelT]