La serie ‘We Are The Not Dead’: Soldiers on Afghan Mission, del fotógrafo escocés Lalage Snow, retrata, literalmente, los devastadores efectos de una guerra sobre la psique de los combatientes.
Mucho se ha hablado sobre la guerra,
sobre su esencia ligada a una intención –tal vez primitiva– de dominar,
sobre los desmoralizantes efectos que imprime en una sociedad y el
monumental costo financiero, ético, psicológico y vivencial que implica.
Hoy imaginamos, con relativa fidelidad y gracias a ciertos reportajes,
filmes, y crónicas, que el participar en una guerra puede ser,
comprensiblemente, un evento devastador para la naturaleza humana.
Pero
lo cierto es que pocos documentos retratan de manera tan contundente las
implicaciones que una experiencia bélica puede tener en la psique de
una persona, como la serie ‘We Are The Not Dead’: Soldiers on Afghan Mission, del fotógrafo escocés Lalage Snow.
A lo largo de ocho meses, Snow retrató a
soldados británicos del 1er Batallón pertenecientes al Regimiento Real
de Escocia, enfatizando en tres momentos claves: antes de que partieran a
la guerra, durante su estancia ahí, y una vez que regresaron a sus
hogares.
Cada secuencia fotográfica se acompaña de los pensamientos y
sentimientos emitidos por los soldados participantes.
Llama la atención un determinado patrón que envuelve a las secuencias y que pudiese ser descrito de la siguiente manera:
El antes: observamos a jóvenes
escoceses, algunos con un cierto halo de ingenuidad, de frescura, y
aunque en la mayoría se puede percibir una cierta decisión ante su
provenir, también denotan expectación y, particularmente, temor…
El durante: observamos a estos mismos
soldados pero ahora parecen inmersos en una especie de trance, de
hipnosis dinámica que endurece notablemente sus rostros.
En sus miradas
se puede percibir una cierta fiereza, una sobre estimulación alieneante
que tal vez enmascara un presente aterrador.
El después: si tuviésemos que sintetizar
en una sola palabra los “después” de estos soldados, esta sería
perturbación.
Prácticamente todos comparten una cierta malicia que
resulta inquietante, y que se combina con un destello de desolación…