Los
gobiernos del PT (de Lula y Rousseff) son puestos como ejemplos de
modernidad y progresismo.
No hay foro donde no se resalten sus logros
dentro del marco capitalista.
Sin embargo, se ha sabido un dato que echa
por tierra muchas de las supuestas bondades del sistema: el número
de personas que viven en favelas (barrios pobres, en general, ubicados
en los morros de las grandes ciudades) se ha duplicado.
Más
de 11,4 millones de brasileños viven en favelas, lo que supone casi el
doble de las personas que vivían hace cinco años en los asentamientos
irregulares habitados por personas de escasos recursos, según datos
correspondientes a 2010 divulgados este viernes por el Instituto
Brasileiro de Geografía y Estadísticas (IBGE).
El
número de personas que viven en favelas representa el seis por ciento
de la población brasileña que vive distribuida en poco más de 3,22
millones de viviendas en precarias condiciones.
Un total de 20 regiones
metropolitanas concentran el 88,6 por ciento de los asentamientos
ilegales, y casi la mitad (49,8 por ciento) residen en la región sureste
del país.
Sao
Paulo encabeza la lista de ciudades con mayor número de personas
viviendo en favelas con poco más de 2,7 millones; seguida de Río de
Janeiro con dos millones.
El
número de asentamientos ilegales ha aumentado exponencialmente a pesar
del vertiginoso crecimiento económico que ha colocado a Brasil en la
lista de las potencias emergentes del mundo. Según datos del IBGE, en
2006 habían 6,5 millones de personas viviendo en favelas.
El
Gobierno de Dilma Rousseff, que asumió el poder en enero de este año,
ha puesto en marcha intensos operativos con el despliegue de miles de
militares en las favelas que intentan recuperar el control y frenar la
violencia de cara al Mundial de Fútbol 2014 y a los Juegos Olímpicos que
se celebrarán en 2016. EP