El presidente Ollanta Humala y el congreso peruano escuchan el clamor de los agricultores y vetan por diez años los trasngénicos, en una medida encomiable.
Los efectos que tienen los alimentos
transgénicos sobre las personas que los consumen y sus cultivos sobre la
tierra generan enorme polémica.
En esta tesitura Perú ha tomado una
importante medida para proteger a sus productores de alimentos locales,
estableciendo una moratoria al ingreso y producción de organismos
modificados genéticamente.
Esta ley, aprobada el 4 de noviembre pasado,
fue publicada para su aplicación este 9 de diciembre en la gaceta
oficial.
El presidente de Perú Ollanta
Humala dijo que para tomar su decisión escuchó ”el clamor de las
organizaciones agrarias y la sociedad civil, para dar este paso
importante en la defensa de nuestra biodiversidad”.
Los organismos vivos modificados (OVM)
destinados a la investigación están excluidos de la norma, así como los
que se utilizan como productos farmacéuticos y veterinarios que se rigen
por normas específicas.
También los OVM o sus derivados
importados destinados para la alimentación directa humana y animal, o
para su procesamiento, señala la norma.
En este primer grupo entrarían
los alimentos industrializados, como harinas lácteos, que hayan sido
fabricados usando transgénicos.
El congresista Jaime Delgado, que fue el
impulsor de la ley, afirmó, en un comunicado, que la ley establece la
moratoria en respuesta a la necesidad de evitar un daño irreparable a la
biodiversidad nacional y para lograr un ordenamiento territorial
ambiental previo.
La Convención Nacional del Agro Peruano
(Conveagro) también manifestó su satisfacción por la promulgación de la
ley y saludó que Humala haya tomado la decisión “sin ceder a las
presiones de los grupos de poder”.
En un comunicado, aseguró que Humala
“escuchó el clamor de las organizaciones agrarias y la sociedad civil,
para dar este paso importante en la defensa de nuestra biodiversidad”.
Por su parte la presidente de Conveagro,
Lucila Quintana, dijo:
“Ahora nos toca aprovechar el potencial diverso
que tiene Perú en la agricultura, la gastronomía y el turismo, para, en
el marco de un sistema nacional de bioseguridad, trabajar razonablemente
la producción agraria y garantizar nuestra seguridad alimentaria”.