(PL) Pakistán experimenta su más
prolongado respiro frente a los aviones teledirigidos estadounidenses al
cumplirse hoy 35 días sin ataques punitivos aéreos a su territorio,
resaltaron aquí medios de prensa locales.
El último ataque de los drones
norteamericanos a suelo pakistaní ocurrió el pasado 16 de noviembre en
Ramzak, en la región tribal de Waziristán del Norte, pero lo remarcable
es que la pausa se prolongó a partir del 26 de noviembre, cuando
aeronaves de la OTAN masacraron a 24 soldados en la frontera con
Afganistán.
Como respuesta, Islamabad exigió a
Washington evacuar la base de aparatos no tripulados en la noroccidental
provincia de Baluchistán.
Analistas pakistaníes coinciden con el
diario estadounidense Long War, según el cual la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) se abstiene de lanzar nuevos ataques para no llevar
las relaciones entre ambos países a un punto de no retorno.
Es de general consenso, empero, que la continencia terminaría si Estados Unidos detecta un objetivo de muy alto valor.
A inicios de este mes, un alto jefe
militar pakistaní que habló bajo condición de anonimato dijo a medios de
prensa que el de los drones era "un capítulo cerrado" y que "cualquier
aparato que invada nuestro espacio aéreo será considerado hostil y
derribado".
Otros oficiales señalaron que la orden
procedía del general Pervez Ashfaq Kayani, considerado uno de los
hombres más poderosos del país.
Antes, en un mensaje a las tropas que
sí fue público, el jefe del Ejército advirtió que Pakistán rechazaría
"con toda su fuerza, sin importar el costo ni las consecuencias"
cualquier nueva agresión como la del 26 de noviembre y concedió a sus
efectivos "plena libertad" para responder.
La pausa sin ataques de aviones-robot
en Pakistán es la más larga desde la ocurrida en la primavera del 2009
(28 días, del 16 de mayo al 14 de junio), precisó Long War.
La base aérea de Shamsi, en
Baluchistán, había sido arrendada en 1992 por los Emiratos Árabes Unidos
para las expediciones de caza de la familia real, pero con la anuencia
de Pakistán se la alquiló a Estados Unidos en el 2001, poco después de
los atentados al World Trade Center en Nueva York.
Washington instaló allí sus aviones teledirigidos en el 2004, bajo la dirección de una división especial de la CIA.
Aunque los supuestos objetivos de los
drones eran los talibanes activos en la frontera afgano-pakistaní, con
harta frecuencia gente inocente era víctima errónea de sus misiles, lo
que generó en la población un natural sentimiento antiestadounidense.
En
octubre último, un reporte de la Oficina de Periodismo de Investigación,
con sede en Londres, reveló que los odiados artefactos habían matado
unos 170 niños pakistaníes desde que la CIA comenzó a utilizarlos en ese
país. ocs/asg