PL – La claque republicana en Estados Unidos injiere en
Nicaragua como lógica reacción a la derrota que recibieron con el
reciente triunfo electoral del Frente Sandinista de Liberación Nacional,
evaluó hoy el analista Wiliams Grigsby.
Entrevistado por el Canal 4 de la televisión, el director de Radio La
Primerísima resumió así la petición hecha por la presidenta del Comité
de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, Ileana
Ros-Lehtinen, al presidente Barack Obama de no reconocer los resultados
de los comicios celebrados aquí el 6 de noviembre último.
“Es lógico que se sientan incómodos y berreen”, consideró Grigsby,
quien recordó los vínculos de Ros-Lehtinen con “la gusanera de Miami”,
de amplio historial también contra el pueblo y la Revolución cubanos.
Pero lo más importante no es eso, sino la actitud de un grupo de
políticos y medios de comunicación en este país, que se sienten felices
con los acontecimientos porque quieren la injerencia de personalidades
norteamericanas en asuntos estrictamente nicaragüenses, observó.
Incluso, lo más triste es que algunos gestionaron la intromisión;
igual que en época de Máximo Jerez y William Walker, señaló el
estudioso, en alusión al apoyo que ofrecieron sectores conservadores del
siglo XIX al filibustero norteamericano William Walker, quien llegó una
guerra de conquista.
Tal actitud también resulta coincidente con el
respaldo ofrecido por Washington a la contrarrevolución nicaragüense
durante los años 80 del siglo XX, recordó.
Es frustrante, dijo, que continúen buscando en la metrópolis la
solución de los problemas nacionales y “la verdad es que los
norteamericanos no votan aquí, vota el pueblo de Nicaragua y hubo una
voz clarísima de este pueblo”.
El debate en el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso
norteamericano sirvió para evidenciar que la cadena de propaganda
mediática tiene anclas en Estados Unidos con resortes en Nicaragua, y
quisieron acomodar ese evento político con otros que pueden ocurrir aquí
para distorsionar la realidad nacional, precisó.
En opinión del experto, la injerencia es un “estilo de siempre, lo
que sucede es que cambiaron las circunstancias”:
A los Estados Unidos,
argumentó, no le conviene pelearse con el gobierno sandinista porque
pondrían en riesgo la estabilidad centroamericana y sus intereses
estratégicos, pues actualmente este país constituye el principal freno
al narcotráfico, al contrabando de armas y personas en Centroamérica.
Ayer la Casa Blanca confirmó a Phyllis M. Powers como embajadora en
Managua, después de haber retirado la propuesta de Jonathan Farrar.
Sobre el tema, Grisgby consideró que “Obama es más pragmático y
realista, le interesa tener aquí a una representante, aunque se diga que
será de línea dura” contra el sandinismo; “pero nosotros estamos
acostumbrados a los duros y los aguados, simplemente que venga y haga su
crédito”, resumió el analista con más de 30 años de militancia en el
sandinismo.