(PL) La política costarricense a favor del desarrollo sostenible sufrió un
"golpe de timón" por "su arremetida directa contra la selva tropical
húmeda en la Cuenca del Río San Juan" de Nicaragua, evalúa hoy un
experto.
A escasa distancia del torrente, la vecina nación ejecuta una carretera
de aproximadamente 120 kilómetros de manera inconsulta y en contra de
diversas legislaciones medioambientales.
Bajo el título de "Cambio de paradigma ecológico en Costa Rica, el máster Víctor Tercero Talavera recuerda que el gobierno costarricense asegura incluir el equilibrio ecológico entre las prioridades de su política exterior.
"Pero todo indica que estamos frente a un golpe de timón de la política tica que va mucho más allá de los daños directos de su arremetida directa contra la selva tropical húmeda en la Cuenca del Río San Juan", señala el especialista, en artículo publicado en un diario local.
Tal comportamiento se equipara a lo ocurrido en América Latina durante los años 60 del siglo XX cuando, en nombre del progreso, "se impulsaba la colonización dirigida a través de carreteras y obras de infraestructura eléctrica" y detrás estaban los grandes intereses de los terratenientes, madereros ilegales, ganaderos y de la minería en complicidad con las autoridades del gobierno, comenta el analista.
Muchos son los impactos ambientales, sociales y culturales de la construcción en curso, "ante lo que Nicaragua con toda firmeza deberá tomar sus previsiones en el marco del diálogo y el derecho internacional", subraya Tercero Talavera.
Más graves, alerta, serán las consecuencias sobre las áreas protegidas y los ecosistemas del norte de Costa Rica, afectados desde antes por la deforestación y la contaminación, debido a actividades económicas de corto plazo, como la producción de naranjas, piña y la ganadería extensiva.
La presidenta costarricense, Laura Chinchilla, no consultó con sus ciudadanos la construcción de estas obras ni les ha dado la información sobre el impacto ambiental y social de las mismas, pero ha creado una ilusión de progreso, sopesa el estudioso.
No se requiere mucha imaginación para saber que este sistema de autovías en lugar de progreso incrementará la inmigración y la colonización humana, así como las actividades económicas en la selva tropical, detalla el análisis.
También promoverá al enriquecimiento de inversionistas, inmigrantes legales e ilegales y traficantes oportunistas, "que aprovecharán la situación para llegar como hormigas al pastel de los recursos naturales", enjuicia el texto.
Ojalá el pueblo tico, organizado en la sociedad civil, la comunidad científica y ambiental, de gran respeto y prestigio internacional, haga recapacitar a la presidenta Chinchilla, exhortó el académico.
Bajo el título de "Cambio de paradigma ecológico en Costa Rica, el máster Víctor Tercero Talavera recuerda que el gobierno costarricense asegura incluir el equilibrio ecológico entre las prioridades de su política exterior.
"Pero todo indica que estamos frente a un golpe de timón de la política tica que va mucho más allá de los daños directos de su arremetida directa contra la selva tropical húmeda en la Cuenca del Río San Juan", señala el especialista, en artículo publicado en un diario local.
Tal comportamiento se equipara a lo ocurrido en América Latina durante los años 60 del siglo XX cuando, en nombre del progreso, "se impulsaba la colonización dirigida a través de carreteras y obras de infraestructura eléctrica" y detrás estaban los grandes intereses de los terratenientes, madereros ilegales, ganaderos y de la minería en complicidad con las autoridades del gobierno, comenta el analista.
Muchos son los impactos ambientales, sociales y culturales de la construcción en curso, "ante lo que Nicaragua con toda firmeza deberá tomar sus previsiones en el marco del diálogo y el derecho internacional", subraya Tercero Talavera.
Más graves, alerta, serán las consecuencias sobre las áreas protegidas y los ecosistemas del norte de Costa Rica, afectados desde antes por la deforestación y la contaminación, debido a actividades económicas de corto plazo, como la producción de naranjas, piña y la ganadería extensiva.
La presidenta costarricense, Laura Chinchilla, no consultó con sus ciudadanos la construcción de estas obras ni les ha dado la información sobre el impacto ambiental y social de las mismas, pero ha creado una ilusión de progreso, sopesa el estudioso.
No se requiere mucha imaginación para saber que este sistema de autovías en lugar de progreso incrementará la inmigración y la colonización humana, así como las actividades económicas en la selva tropical, detalla el análisis.
También promoverá al enriquecimiento de inversionistas, inmigrantes legales e ilegales y traficantes oportunistas, "que aprovecharán la situación para llegar como hormigas al pastel de los recursos naturales", enjuicia el texto.
Ojalá el pueblo tico, organizado en la sociedad civil, la comunidad científica y ambiental, de gran respeto y prestigio internacional, haga recapacitar a la presidenta Chinchilla, exhortó el académico.