El filólogo John Allegro sugirió controvertidamente, en un atisbo psicodélico de la historia secreta, que Jesús era el código bíblico para el hongo sagrado Amanita muscaria, hipóstasis de la divinidad.
La figura de Jesús ha sido objeto de múltiples interpretaciones, identificándolo con un revolucionario, un hereje, el mesías (por supuesto), un unicornio o, recientemente, un extraterrestre.
La figura de Jesús ha sido objeto de múltiples interpretaciones, identificándolo con un revolucionario, un hereje, el mesías (por supuesto), un unicornio o, recientemente, un extraterrestre.
Pero quizás la más radical y disparatada es la John Allegro, quien en la década de los 60, en el momento culmen de la cultura hippie, formuló la hipótesis de que Jesús en realidad era el símbolo de un hongo alucinógeno que fungía como sacramento de una sociedad secreta de iniciados.
En su libro The Sacred Mushroom and the Cross, Allegro argumenta que Jesús no era un hombre, sino el hongo Amanita muscaria (el mismo que Gordon Wasson relacionara con el alimento de los dioses, el Soma de los Vedas); y de manera estrafalaria señala que los escritores del Nuevo Testamento “cocinaron” un código para referirse a esta herramienta mística, la cual es también un magnifico símbolo fálico.
Allegro, quien fue parte del equipo encargado de traducir los Manuscritos del Mar Muerto, señala que, de manera análoga al “ungido”, la amanita muscaria no disemina sus semillas, sino eyacula microscópicas esporas que crean una red biológica en la base de árboles coníferos, de donde las tormentas eléctricas producen más hongos.
En su libro The Sacred Mushroom and the Cross, Allegro argumenta que Jesús no era un hombre, sino el hongo Amanita muscaria (el mismo que Gordon Wasson relacionara con el alimento de los dioses, el Soma de los Vedas); y de manera estrafalaria señala que los escritores del Nuevo Testamento “cocinaron” un código para referirse a esta herramienta mística, la cual es también un magnifico símbolo fálico.
Allegro, quien fue parte del equipo encargado de traducir los Manuscritos del Mar Muerto, señala que, de manera análoga al “ungido”, la amanita muscaria no disemina sus semillas, sino eyacula microscópicas esporas que crean una red biológica en la base de árboles coníferos, de donde las tormentas eléctricas producen más hongos.
Antes del descubrimiento de las esporas se creía que los rayos eran el origen de los hongos; evidentemente, los rayos se asociaban con la divinidad, por lo cual el hongo era también “el hijo de Dios” concebido virginalmente.
Por otro lado, el sombrero de los hongos también puede relacionarse con el “halo” de los iluminados o de los ángeles y, como estos, el hongo también lleva el mensaje de Dios.
La cruz, dice Allegro con un poco de delirium psyhedelicum, es un símbolo cuneiforme del hongo.
Curiosamente, en la actualidad, Terence Mckenna lúdicamete teorizó que Santa Claus es en realidad un chamán polar simbólico que lleva los colores de la amanita muscaria.
Por otro lado, el sombrero de los hongos también puede relacionarse con el “halo” de los iluminados o de los ángeles y, como estos, el hongo también lleva el mensaje de Dios.
La cruz, dice Allegro con un poco de delirium psyhedelicum, es un símbolo cuneiforme del hongo.
Curiosamente, en la actualidad, Terence Mckenna lúdicamete teorizó que Santa Claus es en realidad un chamán polar simbólico que lleva los colores de la amanita muscaria.
Esto tiene al menos el fundamento de que los renos —”voladores”— en realidad sí gustan de consumir amanita muscaria y que la mitología de Santa Claus —los duendes, la estrella polar, los juguetes mágicos— contienen símbolos vinculados con el chamanismo.
Si bien la proposición de Allegro puede sonar un tanto desaforada, existe una hipótesis bastante seria que presume que Jesús usaba cannabis o que en los misterios religiosos de esas épocas —desde Elysium, los misterios egipcios e incluso judeocristianos— se consumía sustancias psicodélicas, como puede ser el cornezuelo de centento (el ergotismo), plantas que contenían DMT (o inhibidores de la monoaminooxidasa como el harmal), cannabis y posiblemente hongos alucinógenos con psilocibina.
Asimismo, algunos investigadores de lo oculto concluyen que Hermes, Quetzalcóatl y el mismo Jesús nombraban en realidad escuelas iniciáticas, símbolos hasta cierto punto de un linaje de enseñanzas místicas que se pierde en la profundidad del tiempo antedilvuiano.
Si bien la proposición de Allegro puede sonar un tanto desaforada, existe una hipótesis bastante seria que presume que Jesús usaba cannabis o que en los misterios religiosos de esas épocas —desde Elysium, los misterios egipcios e incluso judeocristianos— se consumía sustancias psicodélicas, como puede ser el cornezuelo de centento (el ergotismo), plantas que contenían DMT (o inhibidores de la monoaminooxidasa como el harmal), cannabis y posiblemente hongos alucinógenos con psilocibina.
Asimismo, algunos investigadores de lo oculto concluyen que Hermes, Quetzalcóatl y el mismo Jesús nombraban en realidad escuelas iniciáticas, símbolos hasta cierto punto de un linaje de enseñanzas místicas que se pierde en la profundidad del tiempo antedilvuiano.