La misión diplomática brasileña en Washington fue objeto de espionaje y
escuchas telefónicas en 2001, según evidencia la correspondencia
confidencial que intercambiaron la diplomacia brasileña y el gobierno de
Estados Unidos.
Según Rubens Barbosa, embajador brasileño en Estados Unidos entre 1999 y 2004, las escuchas ilegales fueron detectadas en vísperas de la visita a Washington del entonces presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), que fue recibido por George W. Bush.
Según Rubens Barbosa, embajador brasileño en Estados Unidos entre 1999 y 2004, las escuchas ilegales fueron detectadas en vísperas de la visita a Washington del entonces presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), que fue recibido por George W. Bush.
El entonces embajador
brasileño tuvo que denunciar el caso a la cancillería de su país y pidió
explicaciones al Departamento de Estado estadounidense, aunque no
obtuvo respuestas concretas.
Otros motivos de tensión entre ambas naciones, de acuerdo con los
archivos, fue la "frecuente violación", por parte de la aduana
estadounidense, de las valijas diplomáticas brasileñas del consulado de
Brasil en Miami y de la embajada brasileña en La Habana.
El descontento de Brasil a ese respecto fue trasmitido en 1994 al entonces embajador estadounidense, Melvin Levistsky, que esgrimió que aquello se debía a que su país desconfiaba de Brasil a raíz del gran número de portadores de documentos falsos.
Los 261 mensajes diplomáticos obtenidos por el diario brasileño Folha de Sao Paulo fueron mantenidos en secreto durante más de una década. Transcurrido ese tiempo perdieron su carácter confidencial.
El descontento de Brasil a ese respecto fue trasmitido en 1994 al entonces embajador estadounidense, Melvin Levistsky, que esgrimió que aquello se debía a que su país desconfiaba de Brasil a raíz del gran número de portadores de documentos falsos.
Los 261 mensajes diplomáticos obtenidos por el diario brasileño Folha de Sao Paulo fueron mantenidos en secreto durante más de una década. Transcurrido ese tiempo perdieron su carácter confidencial.
La analista política Eleonora Gosman destaca que el ex embajador de
Brasil en Estados Unidos no podría haber despertado ninguna sospecha de
parte del Gobierno norteamericano por no ser izquierdista ni
antiamericanista, lo que hace el caso todavía más curioso.
También
informa de que, según las palabras del diplomático, la práctica de
pinchazos era muy común en la época de George Bush.
http://actualidad.rt.com/actualidad/america_latina/issue_28935.html
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