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Costa Rica: LAS CONSECUENCIAS DE UNA FORMA DE PENSAR

 
 ...una descomposición producida por la ignorancia,la mala fe,el pensamiento único,la ausencia de principios éticos y la consecuente corrupción como “modus operandi” aceptado socialmente.
 
Hace algunos años escribí un libro que titulé Prospectiva Organizacional, publicado por el Instituto Latinoamericano de Investigación y Capacitación Administrativa, y fue tal el impacto que causó la obra en ciertos especialistas en materias organizacionales, que la Escuela de Administración Pública de la Universidad de Costa Rica creó un curso de un semestre, a nivel de quinto año de carrera, el cual me fue otorgado y lo impartí durante algunos años, hasta mi jubilación de ese centro de enseñanza.
 
Posteriormente a mi retiro se trató de colocar –sin éxito alguno- algún profesor que lo impartiera ya que el curso continuaba en el programa de la carrera, siendo finalmente eliminado cuando se modificó dicho programa.

Y se perdió el esfuerzo intelectual y técnico llevado a cabo con tanto empeño y que tantos frutos dio en los estudiantes que lo cursaron, por cuanto les modificaba radicalmente la forma de pensar, la utilización de la tecnología administrativa aprendida, y la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos durante sus años de estudios.

En el Prólogo del libro se señalaba que en la situación actual, de transformaciones importantes a nivel mundial, hay quienes todavía se aferran a reglas de juego existentes para continuar controlando el sistema, a pesar de que dicho sistema se encuentra agonizante; hay también quienes, en su desorientación se aferran a “recetas” anglosajonas, simplistas y reduccionistas, como un intento bien intencionado –pero fallido- de reconfigurar las empresas e instituciones para que puedan responder a los retos del presente y del futuro.

Y lo más importante: que las actitudes pasivas o reactivas no tiene ya cabida, es indispensable en cambio la preactividad y proactividad frente a los escenarios futuros…. 

Y que a muchas empresas e instituciones estatales se les hace difícil abandonar una actividad y una forma de ser aunque se hayan vuelto completamente inútiles; se encuentran ligadas al pasado, a lo obsoleto, y en algunos casos a lo ya no productivo.

Que el mayor de los cambios que se ha operado a finales de siglo (XX) no es, precisamente, el que hayamos entrado a una era de sobreinformación, ya superada, sino que nos encontramos en el inicio de la era del conocimiento, resultado lógico de una larga evolución.
 
La información sola, por si misma, no aporta nada; es su procesamiento, la reflexión sobre ella, la que le concede el acierto indispensable para las decisiones estratégicas en cualesquiera de los campos del quehacer humano.

Por ello la Prospectiva Organizacional tiene como intencionalidad natural la obtención de información clave, su análisis y su transformación en conocimiento sobre dos variables fundamentales de toda organización: cómo debo ser y qué debo hacer frente a mi situación presente y futura. ¡Sobre todo futura!

Pues bien, he reflexionado mucho sobre el porqué del fracaso de un esfuerzo que culminaba años de trabajo y una serie de publicaciones que formaban parte de un programa de formación en investigación y análisis administrativo, no encontrando una respuesta que me satisfaga plenamente, hasta que topé con una expresión brillante sobre los problemas de la educación en los momentos actuales de Sir Ken Robinson (Cambiando Paradigmas).

Así que las preguntas: ¿Por qué no pudo nadie continuar con este esfuerzo, existiendo profesionales sólidamente formados que podrán haber comprendido el enfoque? ¿Había algún error grave que hiciera inaplicable el método prospectivo en la forma que se presentaba, si experimentos realizados ya habían demostrado su efectividad? podían tener una respuesta con esta visión.

Pues bien, la respuesta de Sir Ken Robinson era contundente: que existía una diferencia fundamental entre el pensamiento creativo y el pensamiento diverso, y que la educación actual, desde la primaria hasta la universitaria estaba diseñada para soterrar el pensamiento diverso, incluso hasta el creativo en algunos campos. 

Y me explico: el pensamiento diverso es aquel que ante un fenómeno cualquiera es capaz de imaginar múltiples soluciones alternativas, basándose en la evolución de las variables que lo conforman o que lo rodean, y no necesariamente (aunque a veces es complementario) es creativo per se, sino la consecuencia lógica de poder percibir múltiples alternativas de análisis y solución de un fenómeno, problema o situación.

Allí radicaba la respuesta. La formación que recibimos desde el jardín de infantes hasta la universidad no es “diversa”, todo lo contrario, es más, no es siquiera creativa, sino que está basada en normas y pensamientos considerados como únicos, inmutables, y ello nos va condicionando lenta pero inexorablemente hacia posturas rígidas, por no decir incapaces de percibir la diversidad, que es la realidad de la vida. 

Y siendo ello así resultaba imposible que quien había sido formado de esa manera, comprendiera la metodología de la prospectiva, que busca escenarios diversos para cada variable interna o externa de un fenómeno, los proyecta en el tiempo, los combina y con base en la combinación de factores dibuja “futuribles”, es decir, futuros posibles, y sobre esa visión señala qué decisiones deberían tomarse en el presente para enfrentar exitosamente –dentro de lo razonable- el futuro.

Con ello logré tranquilizarme y llegar a la íntima convicción de que algún día, alguien, en un futuro, comprendería el mensaje y lo impulsaría adecuadamente. Alguien con más influencia y poder, con mayor inteligencia y con capacidad de entender lo que es el pensamiento diverso.

Hasta aquí la historia, que me sirve para que se puedan comprender las reflexiones que siguen, pues de una u otra forma los fenómenos que percibimos cotidianamente y que se están exacerbando en número y diversidad, son consecuencia inequívoca de la ausencia de pensamiento diverso.

La ausencia máxima de pensamiento diverso se encuentra en los dogmas políticos, cuyo mayor ejemplo está representado por el tristemente célebre Fukuyama, propulsor del pensamiento único en su libro El Fin de los Tiempos, que nos es más ni menos que un himno ditirámbico al más puro neoliberalismo, de quien sabemos con sobradas pruebas del daño que causa. Pero también se encuentra su ausencia en otras versiones como la de la izquierda revolucionaria de algunos movimientos latinoamericanos, o en el fundamentalismo islámico que permea las versiones de ordenamiento político de algunos países con esas creencias.

También en la postura de creer que el cristianismo y concretamente el catolicismo, es la única religión verdadera, cierta y “revelada” por Dios (no construida por los hombres, como es realmente), demostrando un desprecio olímpico y muy poco cristiano (además de ignorante) hacia el confusionismo, las enseñanzas de Mahoma y Buda, para dar solamente tres ejemplos respaldados por cientos de millones de creyentes de esas interpretaciones religiosas.

Estos casos anteriores son muestras extremas, pero localmente tenemos muestras más criollas, que se expresan cotidianamente sin que nos percatemos de ello. Y les pongo un ejemplo simple.

La población se está envejeciendo, la tasa de crecimiento demográfico está estancada, y en no pocos años la población anciana que requerirá de las atenciones médica de la CCSS se incrementará no solamente en número, sino en el costo de su atención (los viejitos nos enfermamos más que los jóvenes), y mientras tanto dicha organización pública no hace nada a futuro, como sería preparar geriatras, y pensar en hospitales y clínicas geriátricas en las cabeceras de provincia, o al menos en las más alejadas.

Eso sería tomar en consideración variables, proyectarlas a futuro y tomar decisiones estratégicas presentes. 

Otras muestra son las decisiones que han tomado gobiernos neoliberales por estar entregados a intereses económicos, que solamente piensan en los réditos presentes, no en el futuro, como serían la desprotección de la agricultura nacional frente a un posible desabastecimiento planetario (cosa perfectamente posible por diversas causas: degradación ambiental de ciertas regiones por el cambio climático o por guerras) que se traería abajo los postulados de que sale más barato importar que producir ciertos productos; o no hacer realmente nada a nivel de gobierno ante la contaminación de cuencas hidrográficas, que afecta ya no solamente la producción agropecuaria, sino el mismo turismo, fuente de ingresos importantísima; y así podríamos hacer una larga, larguísima lista de errores y desaciertos.

La diversidad es la característica de la naturaleza, del mismo cosmos, y las consecuencias de una forma de pensar rígida, anquilosada, son nefastas, porque son antinaturales. 

De allí que quienes en la actualidad actúan desde el gobierno o desde la oposición fundamentados en dogmas, en pensamientos únicos, y no son capaces de comprender que existen muy diversas formas de enfocar un mismo problema, situación o asunto específico, y que sus variables son también diversas y evolucionan con el tiempo, están condenados al fracaso, aunque la naturaleza misma se encarga con el transcurrir de los años de modificar nuestros errores.

Otra muestra de nuestra ausencia de pensamiento diverso es la forma en que nos regocijamos con los escándalos que cotidianamente aparecen en los medios de comunicación, y en la forma en que los olvidamos rápidamente, dándole a los actores el tiempo de ocultarse, manipular hechos, comprar conciencias, enterrar pruebas y borrar de nuestras mentes hechos delictivos o inmorales.

Por ejemplo, hoy es el escándalo de la filtración de un borrador de sentencia de un tribunal superior sobre un tema candente, cosa gravísima, hace pocos días los enredos de un partido político para sustraer dineros del Tribunal Supremo de Elecciones, un poco más atrás lo del diputado delincuente y sus matráfulas con dineros y tráfico de influencias, y así una lista larguísima de escándalos.

Pero no somos capaces de concebir que dichos fenómenos son la consecuencia de una forma de pensar y de actuar, fruto de una formación, de una educación a la que ha sido sometida toda la población del país: incapacitándola para considerar las diversas variables que afectan un hecho determinado, en este caso el comportamiento de políticos y funcionarios públicos.

Finalmente, su ausencia nos incapacita para comprender la parálisis y el silencio de un gobernante que tiene en sus manos las riendas del país, porque no somos capaces de comprender que sobre dicho gobernante se ejercen fuerzas (variables) poderosísimas: el sionismo financiero, el brazo obscuro del Opus Dei, la parte más corrupta de su partido político, las imposiciones del imperio que la mantienen atada a un tratado impuesto por la fuerza de las mentiras, la tergiversación de informaciones, el miedo y las amenazas, y las deudas políticas que siempre se cobran (son las únicas que no se dejan sin pagar). 

Es decir, la actuación de un gobernante nunca, o rarísimas veces, es producto de sus propias decisiones, sino que obedece a un juego de fuerzas que presionan sobre ellas.

En consecuencia, la ausencia (y diríamos el absoluto desconocimiento) de una visión prospectiva en gobernantes y gobernados, es lo que nos tiene en esta lamentable situación, en donde el Estado es presa de una descomposición producida por la ignorancia, la mala fe, el pensamiento único, la desaparición de los principios éticos y la consecuente entronización de la corrupción como “modus operandi” aceptado socialmente.

Es decir, todos somos culpables, unos por acción y otros por omisión.

http://www.kaosenlared.net/noticia/costa-rica-consecuencias-forma-pensar


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