
Los
expertos consideran que el conflicto entre los dos países puede llevar a
una “catástrofe” y la mayoría de problemas que genera la OTAN en la
región radica en su ocupación de Afganistán.
Este sábado el ataque aéreo de las fuerzas de paz a un punto
fronterizo se ha cobrado la vida de casi 30 soldados pakistaníes. La
Alianza afirma que está investigando el incidente.
Si se confirma que la
OTAN fue la responsable, sería el peor fuego amistoso que se produce en
Pakistán desde que la república islámica se alió con Washington en los
días posteriores a los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Tras este suceso, Islamabad ha cortado la ruta que conduce a
Afganistán por la que las tropas internacionales reciben los
suministros.
Para la Alianza el cierre de la ruta en Pakistán es una
pérdida significativa. Por el territorio del país se trasporta más del
70% de los suministros militares y el carburante para las fuerzas
norteamericanas y asociadas que combaten en el vecino Afganistán.
EE. UU. y Pakistán: ¿Al borde del abismo?
Desde 2008 Estados Unidos bombardea regularmente a la insurgencia en
las zonas tribales con disparos desde aviones teledirigidos. Según
distintas fuentes, el número de víctimas pakitaníes de estos ataques
oscila entre las 1.500 y las 2.500 personas.
Este último incidente
“tendrá un efecto catastrófico en las relaciones entre Pakistán y
Estados Unidos”, dijo Charles Heyman, un analista de defensa del sitio
web de las Fuerzas Armadas británicas, Armedforces.co.uk.
Las relaciones entre Islamabad y Washington ya estaban en un punto
crítico y empeoraban cada día desde que EE. UU. realizara una operación
especial en territorio pakistaní en la que fue asesinado el líder de Al
Qaeda, Osama bin Laden.
El operativo no fue aprobado por el Gobierno
pakistaní, y la OTAN informó a Islamabad sobre la operación especial
posteriormente a los hechos.
Washington ha acusado en varias ocasiones al Gobierno pakistaní de
practicar “un doble juego”, de ser aliados formales de EE. UU. en el
combate contra la rebelión afgana pero utilizar el conflicto a su favor,
tener su propio plan para la posguerra y, en ocasiones, de cerrar los
ojos ante algunos actos rebeldes o incluso cooperar con ellos.
Sin embargo, teniendo en cuenta el potencial nuclear de Pakistán y la
aproximación militar y política de la república islámica con China, EE.
UU. no puede permitirse que empeoren sus relaciones.
Estados Unidos
está interesado en tener a Pakistán como aliado estratégico en la
región. China es precisamente otra figura importante en esta historia:
durante la primavera pasada le advirtió a EE. UU. que cualquier ataque a
Pakistán sería percibido como un acto de agresión contra Pekín.
Y aún
no se sabe si Pakistán dejará de ser un aliado de Washington para
convertirse en un nuevo integrante del llamado ‘Eje del Mal’.
El analista político John Rees cree que la mayoría de problemas que
genera la OTAN en la región provienen de su ocupación de Afganistán.
“Pakistán es un estado que posee arma nuclear, la región es
inestable, la frontera con Afganistán es un pretexto que constantemente
se usa para los ataques de los drones en el territorio pakistaní.
Creo
que lo que perpetraron EE. UU. y sus aliados con esta incursión es
extremadamente peligroso.
No me sorprende nada la ira de Pakistán al
respecto.
Me parece que el mensaje para EE. UU. y sus aliados debe ser
muy claro: que están jugando con fuego, que se arriesgan a empeorar la
inestabilidad regional, que esta actitud debe ser cortada porque es un
simple bandidaje”.
El pasado domingo Barack Obama declaró que analiza la posibilidad de
retirar las tropas un año antes de lo que estaba previsto, en 2013.
Esto
se debe a los recortes previstos en los gastos militares y la
proximidad de las elecciones presidenciales.
Mientras tanto, se precisa
que una parte del contingente se quede en algunas bases afganas a largo
plazo.
Estos planes de EE. UU. provocan la desconfianza de Rusia. “Rusia
exige una aclaración de a qué se deben los planes de EE. UU. de crear
bases militares en Afganistán en 2014, después del repliegue de sus
tropas.
A primera vista, una cosa contradice a la otra”, declaró el
canciller ruso, Serguéi Lavrov.
“Lo más importante es que deben marcharse de Afganistán, porque la
raíz del problema con Pakistán es la ocupación de Afganistán por la
OTAN.
Ahora está claro que la intervención ha fallado y nada de lo
planeado ha sido alcanzado.
Eso deteriora aún más la inestabilidad
regional y para establecer la ruta pacífica, la Alianza debe replegarse
de manera instantánea de Afganistán”, cree el analista político John
Rees.