En uno de mis artículos antes de las elecciones presidenciales, afirmaba
que sólo teníamos una opción, y era votar para que el sandinismo
continuara gobernando por los pobres.
No nos equivocamos, y el pueblo,
siempre sabio, votó arrolladoramente por el Presidente Daniel Ortega.
Ese mandato que el pueblo le otorga al Presidente Daniel Ortega y la
Primera Dama, Rosario Murillo, es para que continúen profundizando los
grandes y exitosos programas sociales.
La victoria por “landslide” (avalancha) obtenida por el binomio Ortega-Murillo, se debe única y exclusivamente, a que el pueblo en su inmensa mayoría, EL 66 POR CIENTO, NADA MENOS, le dijo a la pareja presidencial: No se detengan, hay que profundizar el Gobierno del BIEN COMUN, el Gobierno Cristiano, Socialista y Solidario que restituye todos los días los derechos de los nicaragüenses.
Esa inmensa mayoría que votó por el sandinismo, es el VERDADERO GüEGüENSE, es el verdadero pueblo que votó sin miedo, si temor, como aseguró el Presdiente Ortega, y con esperanzas en el futuro promisorio que ya se ve todos los días.
El Güegüense que los partidos opositores esperaban ver en las urnas, desapareció en 1990, cuando por otras circunstancias no le dió su voto al sandinismo.
Hoy, el Gügüense se quitó la máscara y abiertamente dijo: Vamos por más victorias con el Frente Sandinista.
En su mensaje a la Nación después de comprobarse el aplastante triunfo, la Primera Dama, Rosario Murillo, dijo: “Todos juntos hemos forjado esta gran victoria del Cristianismo, Socialismo y Solidaridad”
Y efectivamente, ese triunfo avasallador del Presidente Daniel Ortega, significa un LLAMADO A LA UNIDAD NACIONAL, A LA RECONCILIACION, A LA PAZ, y trabajar todos juntos para mejorar día a día el bienestar del pueblo.
Ese voto masivo en favor del Frente Sandinista, no sólo legalizó, una vez más, el proceso electoral y como expresó un delegado de la OEA, “con nuestra presencia en estas elecciones y con la participación de los partidos de oposición, estos comicios están más que validados”.
DEJAR ATRAS RESENTIMIENTOS Y ODIOS
De la misma forma en que el binomio Ortega-Murillo celebra el triunfo electoral al lado del pueblo, y su promesa de profundizar los cambios revolucionarios, así mismo hace un llamado a dejar atrás los resentimientos y odios.
Ese es un llamado directo a los partidos de oposición. Deben reconocer inmediatamente la victoria indiscutible del Frente Sandinista y abocarse a realizar una oposición constructiva.
Los partidos opositores deben dejar sus resentimientos, deben abandonar para siempre los llamados a la violencia, desterrada por el pueblo nicaragüense para siempre, como se demostró, una vez más, en estos comicios.
Los partidos de oposición deben dejar atrás los odios enfermizos y unirse a la gran cruzada que encabezan el Presidente Daniel Ortega y la Primera Dama, Rosario Murillo, en beneficio de las grandes mayoría, es decir, el pueblo.
Los partidos opositores deben separar de sus filas a los que llaman a la guerra, vocablo que ya fue desterrado de las mentes de los nicaragüenses que desean continuar construyendo un futuro luminoso junto al Presidente Daniel Ortega y la Primera Dama, Rosario Murillo.
De esa forma, el destino del pueblo nicaragüense será el de profundizar los programas sociales del Frente Sandinista para que haya más viviendas, más trabajo, más educación, más salud, más empleo y más desarrollo.
Los medios de comunicación opositores también deben, desde ya, olvidarse de la manipulación de las informaciones e informar objetivamente. Con esa actitud, contribuirían al desarrollo, ya palpable, de Nicaragua.
LO QUE QUEDA POR HACER
En los últimos cinco años observamos cómo el binomio Ortega-Murillo, abrió el camino del bienestar para el pueblo. Su economía se consolidó. La estabilidad se consolidó.
Se implementó exitosamente la alianza tripartita Gobierno-Empresa Privada-Trabajadores. Esa alianza debe profundizarse en favor del pueblo.
Si en cinco años las exportaciones de Nicaragua fueron de casi 2.500 millones de dolares y las inversiones de 2.000 millones de dólares, esos rubros deben mejorarse considerablemente en los próximos cinco años.
Los grandes y exitosos programas sociales de la pareja presidencial Ortega-Murillo, punta de lanza del bienestar del pueblo, deben seguir siendo una prioridad para continuar restituyendo con dignidad y justicia, los derecho inalienables del pueblo nicaragüenses.
Si se continúan implementando todos esos programas sociales, como efectivamente así será, el futuro del pueblo nicaragüense se mirá, más que luminoso, brillante.
La victoria por “landslide” (avalancha) obtenida por el binomio Ortega-Murillo, se debe única y exclusivamente, a que el pueblo en su inmensa mayoría, EL 66 POR CIENTO, NADA MENOS, le dijo a la pareja presidencial: No se detengan, hay que profundizar el Gobierno del BIEN COMUN, el Gobierno Cristiano, Socialista y Solidario que restituye todos los días los derechos de los nicaragüenses.
Esa inmensa mayoría que votó por el sandinismo, es el VERDADERO GüEGüENSE, es el verdadero pueblo que votó sin miedo, si temor, como aseguró el Presdiente Ortega, y con esperanzas en el futuro promisorio que ya se ve todos los días.
El Güegüense que los partidos opositores esperaban ver en las urnas, desapareció en 1990, cuando por otras circunstancias no le dió su voto al sandinismo.
Hoy, el Gügüense se quitó la máscara y abiertamente dijo: Vamos por más victorias con el Frente Sandinista.
En su mensaje a la Nación después de comprobarse el aplastante triunfo, la Primera Dama, Rosario Murillo, dijo: “Todos juntos hemos forjado esta gran victoria del Cristianismo, Socialismo y Solidaridad”
Y efectivamente, ese triunfo avasallador del Presidente Daniel Ortega, significa un LLAMADO A LA UNIDAD NACIONAL, A LA RECONCILIACION, A LA PAZ, y trabajar todos juntos para mejorar día a día el bienestar del pueblo.
Ese voto masivo en favor del Frente Sandinista, no sólo legalizó, una vez más, el proceso electoral y como expresó un delegado de la OEA, “con nuestra presencia en estas elecciones y con la participación de los partidos de oposición, estos comicios están más que validados”.
DEJAR ATRAS RESENTIMIENTOS Y ODIOS
De la misma forma en que el binomio Ortega-Murillo celebra el triunfo electoral al lado del pueblo, y su promesa de profundizar los cambios revolucionarios, así mismo hace un llamado a dejar atrás los resentimientos y odios.
Ese es un llamado directo a los partidos de oposición. Deben reconocer inmediatamente la victoria indiscutible del Frente Sandinista y abocarse a realizar una oposición constructiva.
Los partidos opositores deben dejar sus resentimientos, deben abandonar para siempre los llamados a la violencia, desterrada por el pueblo nicaragüense para siempre, como se demostró, una vez más, en estos comicios.
Los partidos de oposición deben dejar atrás los odios enfermizos y unirse a la gran cruzada que encabezan el Presidente Daniel Ortega y la Primera Dama, Rosario Murillo, en beneficio de las grandes mayoría, es decir, el pueblo.
Los partidos opositores deben separar de sus filas a los que llaman a la guerra, vocablo que ya fue desterrado de las mentes de los nicaragüenses que desean continuar construyendo un futuro luminoso junto al Presidente Daniel Ortega y la Primera Dama, Rosario Murillo.
De esa forma, el destino del pueblo nicaragüense será el de profundizar los programas sociales del Frente Sandinista para que haya más viviendas, más trabajo, más educación, más salud, más empleo y más desarrollo.
Los medios de comunicación opositores también deben, desde ya, olvidarse de la manipulación de las informaciones e informar objetivamente. Con esa actitud, contribuirían al desarrollo, ya palpable, de Nicaragua.
LO QUE QUEDA POR HACER
En los últimos cinco años observamos cómo el binomio Ortega-Murillo, abrió el camino del bienestar para el pueblo. Su economía se consolidó. La estabilidad se consolidó.
Se implementó exitosamente la alianza tripartita Gobierno-Empresa Privada-Trabajadores. Esa alianza debe profundizarse en favor del pueblo.
Si en cinco años las exportaciones de Nicaragua fueron de casi 2.500 millones de dolares y las inversiones de 2.000 millones de dólares, esos rubros deben mejorarse considerablemente en los próximos cinco años.
Los grandes y exitosos programas sociales de la pareja presidencial Ortega-Murillo, punta de lanza del bienestar del pueblo, deben seguir siendo una prioridad para continuar restituyendo con dignidad y justicia, los derecho inalienables del pueblo nicaragüenses.
Si se continúan implementando todos esos programas sociales, como efectivamente así será, el futuro del pueblo nicaragüense se mirá, más que luminoso, brillante.