En la columna editorial del 24 de Octubre, que lleva el título “Rumbo a la Excelencia”, El Nuevo Diario refleja el rumbo equivocado que tomó el periódico desde que sus mayores accionistas terminaron con el sueño del hombre nuevo que determinó el nacimiento del rotativo, para transformarlo en un panfleto político hecho por neurasténicos resentidos que hicieron alero con la derecha más recalcitrante.
Si el propósito del diario en sus inicios fue dar voz a quienes no la tenían, su objetivo esencial era defender la revolución conquistada con la sangre del pueblo y representada en el periódico por el colectivo de ex trabajadores de La Prensa que rompieron de manera rotunda con los fines contrarrevolucionarios de dicho periódico y se fueron a fundar su “propio diario” para ser libres en expresión y conciencia.
Poco a poco los principales accionistas de END fueron acaparando las acciones y eliminando a los trabajadores para darle al diario un sesgo de acuerdo a sus intereses políticos, que por cierto no eran los de apoyar el proceso revolucionario sino convivir de la mejor manera con los gobiernos neoliberales que llegaron al poder en 1990, haciendo tienda con el micro partido disidente del sandinismo que ahora es aliado del candidato más retrogrado que se auto-postula para las elecciones del próximo 6 de Noviembre.
En todo ese lapso camaleónico los manejadores de El Nuevo Diario echaron por la borda el humanismo revolucionario que dio origen al periódico, y fueron falsificando los valores esenciales, fundamentales para el quehacer periodístico, impusieron la censura para aquellos columnistas que diferían de sus criterios y limitaron la libertad de conciencia de sus periodistas y colaboradores, despidiendo sin miramientos a los sospechosos de ser críticos a sus procedimientos.
Convertido en panfleto político y en aras de sus intereses patronales, se lanzaron a defender los anti-valores del liberalismos salvaje, a convertirse en plumarios defensores del imperio gringo que siempre les ha alimentado con informaciones falsas y entrar en competencia de “compadres hablados” con La Prensa, el periódico que por tradición de familia representa la visión más cavernaria y vende patria de la información colectiva nacional.
El editorial del 24 de Octubre de END es un “mea culpa” latente de todas las numerosas anomalías periodísticas que ocurrieron para llevar agua al molino de las ambiciones políticas de sus controladores, que demostraron el poco valor de sus proclamados principios, primero al quebrarlo económicamente y luego al tratar de venderlo como cualquier mercancía al mejor postor, sin importarles el destino que “del diente al labio” aseguraban al diario que salía con todo el poder de la manipulación.
Más allá de tratar de explicar sin tocar a fondo, el proceso vivencial del periódico, de obviar su heroico origen revolucionario, el editorial afirma que en adelante la línea del diario estará definida a través de tres elementos: OBJETIVIDAD, CREDIBILIDAD y BALANCE.
Eso, sin lugar a duda, es aceptar que el periódico carecía de estos valores que hasta ahora proponen sus nuevos dueños.
De mayor importancia y provecho social sería que también se propusieran ceñirse a otros valores que no mencionan: La VERDAD, la ETICA PERIODISTICA, la MORALIDAD y el respeto a la dignidad de los nicaragüenses.
Que se ponga punto final a la especulación apocalíptica, al amarillismo, los titulares truculentos, al libelo, la calumnia, la injuria, al irrespeto a la opinión pública y que se respete el derecho a réplica de las personas.
Que deje de ser El Nuevo Diario la Caldera del Diablo donde se cocinen mentiras, el sensacionalismo político, la manipulación informática, la camandulería religiosa, la especulación tremendista y el venadeo comercial.
Que cumpla el rotativo con los principios nobles de la profesión periodística y con su verdadera función social para el bien común de todos los nicaragüenses sin exclusión alguna.
Que tenga un “observatorio” no para alabar las ejecutorias del diario ni para decir hizo o no hizo tal o cual cosa, sino para velar por los intereses legítimos y los derechos que, como perceptores, deben gozar los nicaragüenses que se vuelven hacia los mensajes de la COMUNICACIÓN SOCIAL en busca de una información positiva y verídica.
Si esto es así, pronto El Nuevo Diario será otra realidad. Ojalá que la lección del pasado sirva a los nuevos dueños para enmendar el presente. Porque deben saber estos señores que el hombre nuevo no es un robot consumista, ni un humano formado con mensajes de farándula, figureo social, dogmas y fundamentalismos religiosos.
“El hombre nuevo” comienza en la conciencia de nosotros mismos, y se extiende con nuestro ejemplo a todos los hermanos nicaragüenses con los que convivimos.
Nunca será un lema desfasado, sino una tarea noble que debemos llevar a cabo con alegría, fraternidad, humanismo, responsabilidad y profesionalismo…
Y con la VERDAD, que al fin será la que nos hará personas íntegras y libres.
Por Mario Fulvio Espinosa.
Si el propósito del diario en sus inicios fue dar voz a quienes no la tenían, su objetivo esencial era defender la revolución conquistada con la sangre del pueblo y representada en el periódico por el colectivo de ex trabajadores de La Prensa que rompieron de manera rotunda con los fines contrarrevolucionarios de dicho periódico y se fueron a fundar su “propio diario” para ser libres en expresión y conciencia.
Poco a poco los principales accionistas de END fueron acaparando las acciones y eliminando a los trabajadores para darle al diario un sesgo de acuerdo a sus intereses políticos, que por cierto no eran los de apoyar el proceso revolucionario sino convivir de la mejor manera con los gobiernos neoliberales que llegaron al poder en 1990, haciendo tienda con el micro partido disidente del sandinismo que ahora es aliado del candidato más retrogrado que se auto-postula para las elecciones del próximo 6 de Noviembre.
En todo ese lapso camaleónico los manejadores de El Nuevo Diario echaron por la borda el humanismo revolucionario que dio origen al periódico, y fueron falsificando los valores esenciales, fundamentales para el quehacer periodístico, impusieron la censura para aquellos columnistas que diferían de sus criterios y limitaron la libertad de conciencia de sus periodistas y colaboradores, despidiendo sin miramientos a los sospechosos de ser críticos a sus procedimientos.
Convertido en panfleto político y en aras de sus intereses patronales, se lanzaron a defender los anti-valores del liberalismos salvaje, a convertirse en plumarios defensores del imperio gringo que siempre les ha alimentado con informaciones falsas y entrar en competencia de “compadres hablados” con La Prensa, el periódico que por tradición de familia representa la visión más cavernaria y vende patria de la información colectiva nacional.
El editorial del 24 de Octubre de END es un “mea culpa” latente de todas las numerosas anomalías periodísticas que ocurrieron para llevar agua al molino de las ambiciones políticas de sus controladores, que demostraron el poco valor de sus proclamados principios, primero al quebrarlo económicamente y luego al tratar de venderlo como cualquier mercancía al mejor postor, sin importarles el destino que “del diente al labio” aseguraban al diario que salía con todo el poder de la manipulación.
Más allá de tratar de explicar sin tocar a fondo, el proceso vivencial del periódico, de obviar su heroico origen revolucionario, el editorial afirma que en adelante la línea del diario estará definida a través de tres elementos: OBJETIVIDAD, CREDIBILIDAD y BALANCE.
Eso, sin lugar a duda, es aceptar que el periódico carecía de estos valores que hasta ahora proponen sus nuevos dueños.
De mayor importancia y provecho social sería que también se propusieran ceñirse a otros valores que no mencionan: La VERDAD, la ETICA PERIODISTICA, la MORALIDAD y el respeto a la dignidad de los nicaragüenses.
Que se ponga punto final a la especulación apocalíptica, al amarillismo, los titulares truculentos, al libelo, la calumnia, la injuria, al irrespeto a la opinión pública y que se respete el derecho a réplica de las personas.
Que deje de ser El Nuevo Diario la Caldera del Diablo donde se cocinen mentiras, el sensacionalismo político, la manipulación informática, la camandulería religiosa, la especulación tremendista y el venadeo comercial.
Que cumpla el rotativo con los principios nobles de la profesión periodística y con su verdadera función social para el bien común de todos los nicaragüenses sin exclusión alguna.
Que tenga un “observatorio” no para alabar las ejecutorias del diario ni para decir hizo o no hizo tal o cual cosa, sino para velar por los intereses legítimos y los derechos que, como perceptores, deben gozar los nicaragüenses que se vuelven hacia los mensajes de la COMUNICACIÓN SOCIAL en busca de una información positiva y verídica.
Si esto es así, pronto El Nuevo Diario será otra realidad. Ojalá que la lección del pasado sirva a los nuevos dueños para enmendar el presente. Porque deben saber estos señores que el hombre nuevo no es un robot consumista, ni un humano formado con mensajes de farándula, figureo social, dogmas y fundamentalismos religiosos.
“El hombre nuevo” comienza en la conciencia de nosotros mismos, y se extiende con nuestro ejemplo a todos los hermanos nicaragüenses con los que convivimos.
Nunca será un lema desfasado, sino una tarea noble que debemos llevar a cabo con alegría, fraternidad, humanismo, responsabilidad y profesionalismo…
Y con la VERDAD, que al fin será la que nos hará personas íntegras y libres.
Por Mario Fulvio Espinosa.