
El movimiento ha ganado en respaldo popular.
Los medios de
comunicación ya no silencian las protestas y 15 organizaciones
sindicales, entre ellas la UFT -de profesores- y la TWU -del transporte
público- anunciaron que respaldan las demandas de las protestas, que se
centran en los privilegios de los bancos y las desigualdades que fomenta
el sistema financiero dominante.
La Policía ha vuelto a desplegar un importante operativo para blindar
Wall Street, el centro económico de la ciudad y de Occidente, para
evitar que los manifestantes accedan a la calle.
Los indignados se
concentran en Zucotti Park y la plaza Liberty.
La manifestación de este miércoles llegó a Foley Square, en el centro
cívico de Manhattan.
Los manifestantes no cifran el número de
asistentes a la convocatoria, pero parece que la cifra ronda los 50.000.
Durante los últimos días, muchas personalidades de la cultura han
mostrado su apoyo a la causa del movimiento. Primero fueron la actriz
Susan Sarandon y el cineasta Michael Moore.
Ayer fue el actor Martin
Sheen, quien aseguró que el corazón financiero de Manhattan ha sido
escenario durante “demasiado tiempo” de “comportamientos escandalosos”.
“Occupy Wall Street”, que hace casi tres semanas empezó a plantar
cara al sistema con apenas un centenar de personas, se ha convertido en
una desafiante respuesta de la sociedad civil estadounidense contra los
excesos del sistema financiero, que se extiende por otras zonas del
país.
“La injusticia de los bancos y las corporaciones”
“Todos luchamos por la misma causa. La injusticia de los bancos, de
la América corporativa, las empresas que reducen sus plantillas y se
llevan los puestos de trabajo al extranjero”, afirmó Michael DiGlio, de
46 años, miembro del gremio de empleados del sector de la comunicación
CWA.
DiGlio se unió a miles de personas que trasladaron sus protestas a la
plaza Foley, en el sur de Nueva York, a unos pasos del puente de
Brooklyn donde este fin de semana se vivieron los momentos más tensos
desde que Occuppy Wall Street se atrincheró en el corazón del distrito
financiero, con la detención de 700 simpatizantes.
En medio de una fuerte presencia policial pero sin incidentes de
relevancia, los indignados de Wall Street salieron a la calle con
renovadas fuerzas por el apoyo de 15 sindicatos, así como estudiantes y
una veintena de organizaciones comunitarias.
DeGlio, trabajador de Verizon, una empresa que cerró la semana pasada
un conflicto laboral con 45.000 empleados en huelga desde comienzos de
agosto, dijo apoyar “al cien por cien” las demandas y lamentó que las
compañías estén recortando derechos a sus empleados.
Por su parte, Emily Sparkle, de 42 años, dijo que, “nunca antes había
visto junta a tanta gente que piensa parecido”, y aseguró sentirse “muy
orgullosa” de acudir a la protesta acompañada de su hijo Joshua, de
tres años, para que vea “algo que puede instigar un cambio en el
sistema”.
Precisamente este jueves se conoció que un grupo de personas
arrestadas el pasado fin de semana en el puente de Brooklyn acudieron a
los tribunales para demandar a la ciudad de Nueva York por lo que
consideran una trampa de la policía para reprimir su derecho
constitucional a manifestarse.
Los demandantes aseguraron que de forma “premeditada, planeada y
calculada”, la policía permitió a los manifestantes llegar hasta el
puente de Brooklyn y entonces, y “sin previo aviso”, los agentes les
impidieron abandonar el lugar y procedieron a la detención de cientos de
personas, lo cual consideran una “trampa policial ilegal”.
Los simpatizantes de “Occupy Wall
Street” llevan acampados desde el pasado 17 septiembre en el distrito
financiero de Nueva York para clamar contra la crisis económica y los
abusos del sector bancario y buscar que “se escuche la voz del 99 % del
país y no la del 1 % que sigue enriqueciéndose”.