“Mientras
los mensajes de la jerarquía católica se concentren en asuntos de fe,
no existen razones para pronunciarse sobre ellos.
En el caso del Papa,
la realización de críticas políticas sería inconveniente, puesto que a
su condición de cabeza de la Iglesia une la de jefe de Estado, sobre el
que pesa una tradición de respeto con el Estado anfitrión.”
Sin embargo, el gobierno español no está contribuyendo mucho al ambiente que desea El País
al ordenar la represión contra los manifestantes que protestaban por
los gastos de la visita -50 millones de euross del erario público en un
estado aconfesional- justo cuando una buena parte de la ciudadanía sufre
recortes sociales y el 20% es golpeada por el desempleo.
A la orden de “Basta de mariconadas, sacad las porras y lo que haga falta”,
los anidisturbios volvieron a cargar en la Puerta del Sol, un lugar que
ya se está haciendo célebre en el mundo por el uso que en ese lugar
hacen las autoridades de la violencia contra disidentes pacíficos.
Pero lo más “inconveniente” para el
diario del Grupo PRISA sería que le recuerden cómo alentó la
“realización de críticas políticas” durante la visita de Juan Pablo II a
Cuba, algo que ha mantenido como una constante al abordar las
relaciones Iglesia-Estado en la Isla, a pesar de su evolución positiva.
Este año, desde cables de la Oficina de Intereses de EE.UU. en La Habana hasta la muerte de un prelado, han servido a El País
para intrigar contra un proceso que rompe los estereotipos que el
periódico se esfuerza por contruir contra la Revolución cubana.
Para colmo, los pronunciamientos de Benedicto XVI desde el avión que lo transportó en su tercer viaje a España
no dan mucha tranquilidad a los editorialistas de PRISA:
“La economía
no funciona sólo con una autorregulación mercantil, sino que necesita de
una razón ética para funcionar para el hombre”, añadiendo que ésta no
debe medirse por el máximo beneficio, sino “según el bien de todos”.