Recientemente, a propósito de la divulgación del trato
discriminatorio al ciudadano norteamericano Aaron Pace, de Gary
(Indiana, EEUU) que evidenciaba que a las personas homosexuales en el
sistema de salud norteamericano no se les permite donar sangre,
abordábamos las manipulaciones con que algunos medios de comunicación se
acercan al tema de la diversidad sexual desde Cuba:
“Cuando el pasado 28 de junio -Día del orgullo gay-
apenas nueve personas se manifestaban tranquilamente en la calle Prado
de La Habana -convocados por individuos vinculados a la política
norteamericana hacia Cuba-, los corresponsales de algunos medios de
comunicación extranjeros se movilizaron con máxima atención, mientras
ignoraban otros espacios con mucha mayor convocatoria por la misma fecha
en la capital cubana.
“Es
de suponer que, dado su interés por el tema, varios de los periodistas
presentes en el Prado habanero el 28 de junio estén haciendo trámites
para viajar a la ciudad de Estados Unidos donde ha sucedido este acto
discriminatorio, o al menos se encuentren interrogando a los
diplomáticos de EE.UU. en La Habana -tan preocupados por los derechos de
los cubanos- sobre lo ocurrido en Gary.
De paso, pueden averiguar por
qué en ese país -a diferencia de Cuba- la sangre, como la salud, es un
negocio.”
Ahora, la agencia AFP
utiliza la boda de “Wendy, una espigada rubia que dejó de ser Alexis en
el quirófano, e Ignacio, un gay opositor con VIH” -dos beneficiarios
del humanismo del sistema de salud creado por la Revolución cubana- para
complacer, desde el sensacionalismo y el morbo, las ansias de
protagonismo mediático de la bloguera Yoani Sánchez, a quien cita en un frenético y circense “¡No se lo pierdan!”.
El diario español El País, principal patrocinador de la señora Sánchez, revelaba hace algún tiempo que el costo de las operaciones de cambio de sexo en España oscila entre 10 000 y 30 000 euros.
Sin embargo, en el sistema que ella, AFP y El País
se dedican a denigrar esas intervenciones son absolutamente gratuitas.
Se trata de un contraste que seguramente es muy difícil de realizar por
quienes, lejos de interesarse en el bienestar físico y espiritual de las
personas, sólo buscan convertirlas en pretexto para sus bien
financiadas campañas contra una Revolución que a pesar de no ser
perfecta coloca a los seres humanos por encima del dinero.
Y es que como afirma este documentado
texto del colega José Manzaneda que reproducimos a continuación:
“Los
avances en materia de tolerancia a la diversidad sexual en la Isla son
innegables, y la prensa extranjera se ve obligada a reflejarlos.
Pero
siempre bajo un particular prisma informativo, en consonancia con su
habitual doble rasero.”
Cuba: operaciones gratuitas de cambio de sexo y doble rasero informativo
José Manzaneda/Cubainformación
Los medios internacionales siguen con
atención el programa de operaciones gratuitas de reasignación de sexo
que se lleva a cabo en Cuba.
En los últimos días la historia de Juani
Santos, transexual de 61 años operado recientemente en la Isla, ha
llegado a las páginas de algunos grandes diarios (1).
Los avances en materia de tolerancia a la
diversidad sexual en la Isla son innegables, y la prensa extranjera se
ve obligada a reflejarlos.
Pero siempre bajo un particular prisma
informativo, en consonancia con su habitual doble rasero.
Al cubrir esta temática, por ejemplo, los
grandes medios obvian un hecho informativo sumamente relevante: que
Cuba es, actualmente, vanguardia en América Latina en esta materia.
Aunque otros países -como Argentina (2)- han dado también pasos
importantes, solo en Cuba y Brasil (3) las operaciones de reasignación
de sexo son incluidas de manera sistemática en los servicios públicos de
salud, es decir, son realizadas gratuitamente y están integradas en
programas específicos, atendidos por equipos profesionales
multidisciplinares, que ofrecen garantías no solo sanitarias, sino
también psicológicas, laborales y sociales (4).
Muy pocos países en el
mundo ofrecen esta posibilidad, es decir, el acceso real al derecho al
cambio de sexo sin discriminación por estatus económico y social.
Los 14 diarios del grupo español Vocento
titulaban erróneamente que el citado Juani Santos es el “primer
transexual cuya operación de cambio de sexo ha sido financiada por el
Gobierno cubano” (5).
Esto es incierto, ya que hasta la fecha ya han
sido operadas gratuitamente 15 personas, a partir de los programas del
Ministerio de Salud y del Cenesex (Centro Nacional de Educación Sexual)
(6).
Por otro lado, los medios aluden, de una
manera casi obsesiva, a situaciones de discriminación hacia homosexuales
y transexuales que se dieron en Cuba –al igual que en tantos países- en
los años 60 y 70 (7).
A través de una sencilla búsqueda en Internet,
comprobamos que Cuba acapara la inmensa mayoria de las informaciones
sobre el tema de la diversidad sexual en América Latina, y en casi todas
se da a entender que la homofobia en la Isla –actual o pasada- es un
fenómeno especialmente destacado en el contexto de la región.
Algo realmente escandaloso, si repasamos
solo algunos datos (8).
Entre 2008 y 2010, 539 personas trans fueron
asesinadas en Latinoamérica; solo en 2010, 260 homosexuales o
transexuales fueron asesinados en Brasil; 171 en Honduras, en los
últimos 5 años; y 1 cada semana en Perú.
En Cuba, por el contrario, no
se ha registrado un solo crimen de este tipo en los últimos tiempos.
Mientras en la Isla caribeña avanzan los programas y las iniciativas
legales por la tolerancia a la diversidad sexual, con apoyo de las
instituciones y los medios de comunicación públicos, la homosexualidad
sigue siendo considerada un delito, por ejemplo, en Barbados, Belice,
Jamaica, Guyana y Trinidad y Tobago, sin que los grandes medios
internacionales fijen en ello la menor atención informativa.
En estos días, podíamos leer información
sobre el acoso y las vejaciones de corte homófobo que sufrió en los
cuarteles militares de EEUU el soldado Bradley Manning, quien
–recordemos- se encuentra preso a la espera de juicio por entregar a
Wikileaks pruebas de los asesinatos cometidos por el ejército de EEUU en
Afganistán (9).
El propio Manning relataba en Facebook
–un año antes de su detención- cómo fue objeto de discriminación a causa
de su orientación sexual, cómo llegó a perder un trabajo y cómo debía
vivir “una doble vida”, sin poder expresarse libremente.
Un relato nada
extraordinario, común a tantas personas homosexuales en EEUU y
–desgraciadamente- en la mayor parte de los países del mundo.
El soldado Bradley Manning es un ejemplo
más entre los millones de personas que en el mundo han sufrido y sufren a
causa de estas categorías de exclusión.
Sin embargo, los grandes medios –al
contrario que hacen de una manera sistemática cuando se refieren a Cuba-
jamás apuntarán al gobierno o al sistema político de EEUU como
responsable –directo o indirecto- de los fenómenos de homofobia o
transfobia –institucional, social o cultural- existentes en ese país.