
Algunas de las aeronaves que Washington proporcionó a los agresores
contrarrevolucionarios cubanos estaban camufladas como los aviones
militares de la Isla y eso provocó lo que documentos desclasificados por
la CIA llaman “fuego amigo”.
Según narra el exagente Grayston Lynch en un reporte interno del
organismo de espionaje, “los disparos fueron dirigidos hacia dos o tres
de estas naves disfrazadas que se acercaron a perímetros de contacto”.
No podemos decir cuantos aviones fueron impactados, cuantas bajas
ocasionamos dentro de ellos o si alguno cayó luego accidentalmente como
consecuencia de este incidente, explicó Lynch.
La mayoría del fuego fue abierto con una ametralladora de 55
milímetros instalada en una barcaza de transporte y otras armas de 75
milímetros de calibre en la misma ubicación, de acuerdo con el informe
de la CIA repartido en cuatro volúmenes y mil 200 páginas.
Aviones B-26 tripulados por cubanos fueron enmascarados para que
parecieran naves militares de la Isla, pero el engaño al parecer
funcionó en contra de los embaucadores, comentó un forista en el
periódico.
Documentos de la Agencia también muestran que las autoridades norteamericanas
autorizaron el uso limitado de napalm contra blancos militares y para proteger el área destinada al desembarco de la invasión.
Como respuesta a una demanda judicial presentada por el Archivo de
Seguridad Nacional (ASN), Estados Unidos divulgó hace un par de semanas
otros tomos secretos que contienen la versión oficial de la CIA acerca
del fallido ataque contra el gobierno de Cuba.
El ASN introdujo la instancia para que la CIA desclasificara los
papeles, en coincidencia con la celebración del 50 aniversario de la
fracasada invasión del 17 abril de 1961, cuando mil 400 cubanos
emigrados, respaldados por Estados Unidos, intentaron penetrar sin éxito
por la costa sur de la Isla.
En una epopeya liderada por el Comandante Fidel Castro, el 19 de
abril de 1961 las fuerzas cubanas, integradas mayoritariamente por
milicianos voluntarios, derrotaron en menos de 72 horas la intentona
mercenaria en Playa Girón, ubicada a 200 kilómetros al sureste de La
Habana.