(PL) El autor confeso de los atentados en Noruega, Anders Behring Breivik, utilizó balas prohibidas en las guerras para el doble ataque del viernes que ocasionó cerca de un centenar de muertos, aseguraron fuentes médicas.
De acuerdo con el cirujano Colin Poole, quien atendió a 16 heridos, el agresor empleó las denominadas balas expansivas "dum-dum", cuyo uso está vedado desde hace varios años, debido al daño que causan.
Este tipo de municiones tienen el extremo frontal hueco para que exploten dentro del cuerpo de las víctimas.
Las heridas internas que ocasionan son terribles y su efecto es similar al de miles de agujas y alfileres, declaró el cirujano jefe del hospital de Ringerike en una entrevista al rotativo local "VG".
El doctor se preguntó cómo el atacante pudo conseguir estas balas, si su uso está prohibido.
El viernes último un coche bomba estalló en el centro de esta capital, muy cerca de las oficinas del gobierno, y dejó un saldo de siete muertos, una docena de heridos y severos daños en cuatro edificios.
Poco después un individuo disfrazado de policía disparó de manera indiscriminada contra unos 600 jóvenes reunidos en la isla de Utoya y causó la muerte al menos a 93 de ellos, mientras que otros se encuentran aún desaparecidos.
Behring Breivik, ciudadano noruego de posiciones ultraderechistas y fundamentalistas, se responsabilizó con ambos atentados.
mv/car
De acuerdo con el cirujano Colin Poole, quien atendió a 16 heridos, el agresor empleó las denominadas balas expansivas "dum-dum", cuyo uso está vedado desde hace varios años, debido al daño que causan.
Este tipo de municiones tienen el extremo frontal hueco para que exploten dentro del cuerpo de las víctimas.
Las heridas internas que ocasionan son terribles y su efecto es similar al de miles de agujas y alfileres, declaró el cirujano jefe del hospital de Ringerike en una entrevista al rotativo local "VG".
El doctor se preguntó cómo el atacante pudo conseguir estas balas, si su uso está prohibido.
El viernes último un coche bomba estalló en el centro de esta capital, muy cerca de las oficinas del gobierno, y dejó un saldo de siete muertos, una docena de heridos y severos daños en cuatro edificios.
Poco después un individuo disfrazado de policía disparó de manera indiscriminada contra unos 600 jóvenes reunidos en la isla de Utoya y causó la muerte al menos a 93 de ellos, mientras que otros se encuentran aún desaparecidos.
Behring Breivik, ciudadano noruego de posiciones ultraderechistas y fundamentalistas, se responsabilizó con ambos atentados.
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