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El enigma de la mujer que acusó a Strauss-Kahn


La joven guineana mintió sobre su vida personal, se contradijo sobre las circunstancias de lo ocurrido en la habitación 2806 y, posiblemente, ocultó lazos con delincuentes que podrían haberle pagado para distorsionar los hechos. 

¿Qué sabemos de quien se dice llamar Nafissatou Diallo?

 
Ha sido una revelación sorprendente tras otra. 

Desde la mañana del domingo 15/05 cuando se conoció la noticia que el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) -el hombre que el varios en Francia veían como su próximo presidente- había sido acusado de intento de violación, el caso de Strauss-Kahn, ha sido una rápida sucesión de giros sorprendentes, informa Marion Van Renterghem para Le Monde y Worldcrunch.

El más reciente ocurrió cuando los fiscales descubrieron “grandes agujeros en la credibilidad” de la parte acusadora de Strauss-Kahn, como publicó en exclusiva el New York Times. 

El problema de credibilidad obligó a los investigadores a rever la relativamente escasa información que estos tienen acerca de la presunta víctima, una camarera de hotel.

La oficina del fiscal de distrito dijo que si bien la mujer continuaba manteniendo que fue atacada y que las pruebas de ADN “evidencian de manera clara la existencia de un encuentro sexual” entre ella y Strauss-Kahn, sus repetidas mentiras durante la investigación han desestabilizado a la fiscalía.

La acusadora, quien optó por usar el nombre de Ofelia (recordando a Shakespeare) en el hotel Sofitel de Manhattan donde trabajaba, desapareció de los radares del público inmediatamente después de conocerse el caso. 

Abandonó el apartamento en el Bronx, donde vivía con su hija de 16 años, y ha estado bajo fuerte protección policial desde entonces.

La primera fotografía publicada de ella la mostró cubierta con una sábana blanca mientras salía de la corte de Nueva York. 

Algunos periódicos franceses publicaron una foto que se decía que era de ella, pero que era demasiado borrosa como para identificarla.

Lo que sabemos acerca de la presunta víctima es que mide 1,74 metros, tiene 32 años de edad, es viuda, guineana de la tribu Peul y que recibió asilo en USA.

Quizás en un intento de exonerar a su cliente, los abogados de Strauss-Kahn la describieron como “no muy atractiva”.

Fragmentos de una vida

Los lugares y las personas que formaban parte de su vida ofrecieron mayor información acerca de ella.

En Nueva York, esos lugares incluyen el Hotel Sofitel, donde había estado trabajando durante los últimos 3 años, y el local de delivery de comida africana del Bronx donde trabajaba por las tardes al regresar de su tareas en el hotel.

También está el edificio de ladrillo rojo de 6 pisos con un elevador roto de la Avenida Gerald en el Bronx, donde el Centro de la Comunidad de Harlem para el SIDA -una fundación dedicada a la atención de pacientes con VIH/SIDA- alquila apartamentos a precios moderados, como el que ella ocupaba. 

La acusadora de DSK también iba, a veces, a la mezquita de Futa, otro gran edificio de ladrillo rojo en la esquina de la 3ª Avenida. El NYT envió a un corresponsal a Tchakulé, el pequeño pueblo en las llanuras de Guinea, donde nació ella, pero el periodista no pudo encontrar nada que pudiese arrojar luz sobre la personalidad de la joven.

Ella era un cliente regular del Café 2115, un restaurante africano en el Boulevard Frederick Douglass, en el centro de Harlem.

Después del incidente, el gerente del restaurante, Blake Diallo, dio varias conferencias de prensa en la que se presentó como el “hermano” de la presunta víctima. 

Apareciendo cansado y agobiado, les dijo a los periodistas que su hermana trabajaba duro, que era una buena musulmana y no era el tipo de persona que atacaría a un hombre.

Añadió que ella se sentía mal y estaba muy cansada y con miedo y que lo único que quería hacer era llorar.

Diallo también les dijo a los periodistas que su hermana lo había llamado desde el hospital la tarde que la policía la había llevado después de haber escuchado su relato del presunto suceso.

Según él, ella, todavía en estado de shock y llorando, habría balbuceado que un hombre había tratado de hacer algo muy malo con ella. 

Rechazó la idea de que su hermana pudiese haber sido parte de una conspiración u operación, diciendo que ella no tenía idea de quien era Dominique Strauss-Kahn y que había tenido que explicárselo.

El diario francés Le Monde tomo conocimiento poco después que Diallo es senegalés y no de Guinea. 

Más aún, que era novio, no hermano, de la presunta victima. Contactado al respecto, Diallo explicó -un poco ingenuamente- que había dicho “su hermana”, porque en África la gente se refiere mutuamente como “hermanos y hermanas”.
Más dudas

El episodio de Diallo fue el primer indicio de incoherencia en surgir del caso. 

El único otro dato que podría haber puesto en duda la historia de la presunta víctima fue un rumor reportado por el New York Post, un tabloide con muy buenas fuentes policiales, pero no conocido casualmente por su fiabilidad.

El rumor contaba que la presunta víctima había pedido a sus superiores sustituir a una colega ausente en la planta VIP -el piso donde Strauss-Kahn ocupaba la suite 2806.

La veterana camarera no estaba fuera del circuito en lo que se refiere a información: era miembro del sindicato y fotografías de celebridades a menudo decoraban las salas donde se cambiaban las empleadas en el sótano del hotel.

Una pista final que debería haber levantado sospechas fue el inexplicado retiro de los abogados Jeffrey Shapiro y Siegel Norman, originalmente elegidos por la presunta víctima, a favor del más mediático Kenneth Thompson, cuyo enfoque del caso era enfrentar a los ricos y poderosos del planeta contra los pobres que no tienen voz. Su cliente, dijo, estaba “representando a todas las mujeres y niños del mundo que han sido asaltados o abusadas sexualmente”.

Por su parte, los empleadores de la camarera y la gente que la conocía acuerdan: era una muchacha agradable, respetable y una buena musulmana. 

Los vecinos la describieron como discreta y siempre modestamente vestida, con un pañuelo en la cabeza y evitando los tacones altos. 

Jorge Tito, el director de Sofitel, declaró en un comunicado de prensa que había sido una empleada del todo satisfactoria en términos de la calidad de su trabajo y su comportamiento. 

Fue Tito quien, después de escuchar el relato del presunto incidente, alertó a la policía de Nueva York.

Fuente: http://www.urgente24.com/noticias/val/10750-123/el-enigma-de-la-mujer-que-acuso-a-dsk.html

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