De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aproximadamente 215 millones de niños que trabajan alrededor del mundo, de los cuales 115 millones lo hacen en condiciones peligrosas.
El trabajo infantil es visto por una gran parte de la población como natural, resultado de condiciones de pobreza y por lo tanto aceptado como una condición normal. Sin embargo, el trabajo infantil tiende a generar mayor pobreza pues la educación es sacrificada en aras de un mísero ingreso, siendo la educación la herramienta esencial para salir de la pobreza.
El sacrifico de la educación generando así un círculo vicioso de mayor pobreza.
El trabajo infantil y adolescente compite con la escolaridad en cuanto al ingresos. Cuando los niños, niñas y adolescentes trabajan las tasa de deserción escolar se multiplican.
Uno de los grande problemas para enfrentar el trabajo infantil es el desconocimiento de lo que éste significa y sus implicaciones. La ha definido al trabajo infantil aquel que:
es peligroso y prejudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño; e interfiere con su escolarización puesto que les priva de la posibilidad de asistir a clases; les obliga a abandonar la escuela de forma prematura, o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que consume mucho tiempo.
De los 115 millones de niños que están involucrados en trabajos peligrosos, 41 millones son niñas y 74 millones son niños.
Cincuenta y tres millones tienen de 5 a 14 años de edad y 62 millones de 15 a 17 años.
El trabajo infantil peligroso se concentra en la agricultura (59 por ciento), seguido por un 30 por ciento en el sector de servicios (por ejemplo, en el trabajo doméstico y el trabajo callejero) y un 11 por ciento en la industria (por ejemplo, en los pequeños talleres, la minería, la construcción).
Página OIT día mundial contra el trabajo infantil