El G-20 convocó a una reunión en París, en la que los ministros de agricultura de los países industrializados del mundo deben establecer un plan de acción: producir más, aumentar la transparencia de las reservas a través de una base de datos y mejorar la coordinación internacional en la prevención y la gestión de las crisis.
“Esta es la primera piedra de una nueva agricultura global que tendrá en cuenta las expectativas de todos los pueblos, para que la agricultura sea más solidaria, más respetuosa con el medio ambiente, que nos debe permitir hacer frente a este desafío enorme que es el hambre en el mundo“, dijo Bruno Le Maire, el ministro francés de Agricultura.
Y se quedó tan contento.
Los ministros del G-20 hablaron de pérdidas de cosechas, desastres naturales, los precios de los alimentos subieron un 37% año tras año, del precio del trigo que se ha duplicado…
“El mundo en que vivimos, es un mundo de inestabilidad total que es principalmente monetaria. Los precios agrícolas se miden en dólares: el dólar no es estable.
Entonces ¿qué se busca, estabilizar los precios agrícolas o el dólar? Vamos a empezar con el dólar y luego con el resto de las monedas”.
Y se quedó tan ancho…
No habló sobre los acaparadores, especuladores, transgénicos, deforestaciones, invasiones, manipPero Philippe Chalmin, profesor de la Universidad de París, sugiere que el problema está en otra parteulación de los alimentos, del pienso de los ganados, ni tampoco del tema de los biocombustibles, a menudo acusado de ser un factor clave en el aumento de los precios de determinados productos agrícolas.
Publican y dicen varios medios, que el solo hecho de que los ministros de agricultura del G-20 se hayan reunido por vez primera, ya es un éxito.
Yo pregunto ¿para quién?
Conociendo al personal que decide en ese grupo de los mafiosos más importantes del mundo, tengo la absoluta convicción de que la inestabilidad de los precios agrícolas continuará afectando a millones de ciudadanos, originando no pocas dramáticas consecuencias.
Y no solo eso, sino que si el hambre en el mundo asesina a más de 25.000 personas cada día, terrorismo de estado en su más cruel expresión, los Corleone del G-20 habrán encargado a sus ministros, por órdenes de los empresarios que controlan el mundo, que si fuera posible, se rebajara esa cifra al menos en 500 seres humanos, para luego poder blasonar de la eficacia, honradez y bondad inherentes al capitalismo.
El descubrimiento genial de estos 20 mensajeros de la Mafia neoliberal, ha sido determinar que un enorme sector de la población mundial muere a causa del hambre, ”porque los precios de los productos no son estables“.