Pablo Gonzalez

COSTA RICA: ¿Qué hay detrás del “affaire” ICE-RACSA?

 En días pasados en los periódicos locales ha vuelto a aparecer el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) como noticia de primera plana, y esta vez indicándonos de que –como en varias ocasiones anteriores- tomaba decisiones que afectan negativamente a su subsidiaria Radiográfica Costarricense (RACSA), esta vez relacionadas con el servicio de internet por cable, y otros temas altamente técnicos, con pérdidas económicas significativas para esta última.

La noticia está redactada un poco confusamente, en sentido de que por un lado aparenta ser una acción técnica sensata y por el otro una verdadera barbaridad realizada con base en criterios puramente políticos.

Pero no resulta extraño el hecho reseñado cuando vemos que, dentro de la estrategia neoliberal aplicada por los últimos gobiernos, exacerbada luego de la firma del TLC con los EEUU, se han incrementado las acciones para ir desmantelando las organizaciones públicas que prestan servicios rentables, a fin de dar cabida a la voracidad de las empresas privadas.

Es decir, se les reconoce coherencia a los gobiernos anteriores y al actual, en el sentido de ir vendiendo a pedacitos la patria de todos.

Ya lo han hecho con las tierras costeras, en aras de la inversión turística extranjera, y aunque han topado con serias dificultades en lo relacionado con la minería a cielo abierto, existen muchos ejemplos más que incluyen las sospechosas concesiones de obra pública y quién sabe cuántos negocios obscuros que no me vienen a la memoria en este momento.
Hace ya bastante tiempo publiqué un artículo titulado “Una organización pública que perdió su rumbo”, referido a unos ajustes de tarifas a los que se negaba el ICE, el cual fue objeto reacciones furibundas, algunas insultantes y destempladas, por parte de algunos de quienes gustan de comentar los artículos publicados en los medios de comunicación colectiva electrónicos que lo permiten, y de algo aún más atemorizante: la intervención de mi computadora (al menos en dos ocasiones) posterior a la publicación del artículo, mediante la cual me borraron todas las direcciones electrónicas de mis archivos.

Quién lo hizo, no lo puedo saber, pues no tengo los conocimientos técnicos indispensables para averiguarlo, pero resulta una “curiosa coincidencia” que, siendo el ICE quien actúa como servidor del servicio del internet, las intervenciones se dieran luego de publicado el artículo, la primera, y unos meses después la segunda con ocasión de otro artículo incómodo para el gobierno de turno.

Posteriormente realicé una denuncia nivel internacional, a fin de que se conociera el incidente, pero hasta allí llegó el asunto.
No debería extrañar lo que les menciono, y para los desmemoriados, que somos muchos, sería necesario que recordáramos el escándalo inconcluso relacionado con el espionaje del ICE a líderes sindicales, por el cual fue condenado penalmente, y el descubrimiento de la existencia de un nefasto departamento, que ellos justifican bajo el concepto de la “seguridad institucional”, que es realmente un instrumento de espionaje y persecución, absolutamente ilegal.
Ha llegado el momento, según mi leal saber y entender, de hacerle nuevamente una advertencia al ICE. (Arriesgándome a severas represalias, uno nunca está protegido del todo)

Y para ello me voy a referir a algo ya escrito.
En aquella ocasión mencionaba algo que creo que se aplica nuevamente hoy:

le queremos recordar algunas cosas a todos y cada uno de los funcionarios de esta organización pública, a la que le reconocemos su importantísimo papel en el desarrollo del país.
En primer lugar, que no son una empresa privada, voraz e indiferente de las necesidades de los ciudadanos. 

Que son los ciudadanos sus dueños, que su razón de existir somos todos los costarricenses, y que no pueden y no deben olvidar ni por un segundo esta realidad.

Que el principio de solidaridad social sobre el que se fundamenta su existir, debe ser la meta en esta oportunidad, y que no le podemos permitir que se desvíen de él. 
En “esta oportunidad”, agregamos ahora, debe explicar bien claro ante la ciudadanía qué es lo que se pretende hacer con RACSA, que es también propiedad de los ciudadanos todos, pues no pueden los políticos de turno destruir, desaparecer o condenar a muerte las organizaciones públicas para favorecer intereses privados.

Y por el olor nauseabundo que emanan algunas decisiones de éste y el pasado gobierno, todo hace sospechar que es ello lo que hay detrás del “affaire” ICE-RACSA. Y si no es así, pues entonces que aclaren a los ciudadanos todos las razones de peso que deberían fundamentar actitudes y decisiones tan serias.
En segundo lugar, que no pueden ahora ampararse en la nueva ley que se aprobó en la Asamblea Legislativa, siendo una de las que siguieron al “ajuste” posterior al TLC, para ocultar a los ciudadanos informaciones que nos pertenecen a todos, o tergiversar datos en su beneficio, pues somos los dueños de la organización. 

La transparencia debe ser el pilar fundamental sobre el que se base su funcionamiento. 

Y que no estamos dispuestos a aceptar que la burocracia se apodere de la organización, llámese como se llame, y la maneje de espaldas al pueblo. 

Ya bastante se filtra hacia la opinión pública sobre las corruptelas internas que existen en la administración, a todo nivel, y que no se han solucionado y erradicado, por falta de pantalones de quienes debieran hacerlo, o porque todos son cómplices de las mismas.
En esta oportunidad todo parece indicar, por las recurrentes noticias que aparecen cada cierto tiempo sobre la actitud del ICE frente a su subsidiaria RACSA, que intereses obscuros median en las decisiones que claramente señalan el deseo de hacer desaparecer esta empresa pública, para que el negocio quede exclusivamente en manos de empresarios privados.

Y si no es así, repetimos, que se justifique lo actuado.
En tercer lugar, que comprendemos que, como producto de los ataques a que ha sido sometida la organización, en su “cultura organizacional” se haya introducido un elemento negativo, como es la neurosis colectiva organizacional que los hace estar siempre alerta frente a los políticos de turno, pues han sido víctimas de todos los artilugios que el neoliberalismo disfrazado de al menos los últimos cuatro gobiernos ha utilizado para debilitarla. 

Pero que en esta oportunidad el tema es otro.

Y pueden estar seguros que -como cuando el “Combo del ICE”- se trate de atacarla para destruirla, el pueblo entero les defenderá. Pero con esa misma energía les exigimos cordura, honradez y coherencia.
Y aclaramos: al no existir una explicación a los ciudadanos todos sobre lo que se desea hacer con la empresa todo señala, reiteramos, que al parecer median intereses no muy santos.

Y me pregunto ¿qué dicen los sindicatos del ICE, que son tan celosos de proteger sus beneficios y canonjías?

¿Por qué no se han pronunciado en esta oportunidad?

¿Por cálculo político?

Porque este no es un incidente aislado, la recurrencia de los problemas entre el ICE y RACSA, lo que se cuela hacia los medios de comunicación, indica claramente que es parte de la estrategia antes señalada.
Y los ciudadanos, como siempre, en silencio… Este incidente, como muchos de los que conocemos diariamente, requiere de honradez y transparencia por parte de los gobernantes.

¡Pero eso es soñar en un mundo imposible!

Alfonso J. Palacios Echeverría.

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