Barack Obama, quien prometió restaurar el honor ético a la Casa Blanca, después de los años de Bush, se entierra ahora bajo un volcán activo de mentiras, relacionadas sobre todo, pero no exclusivamente, con el asesinato de Osama bin Laden.
Apenas hubo una frase en el discurso del presidente del domingo por la noche, o en la información subsiguiente de John Brennan, su principal asesor de contraterrorismo, que no haya sido posteriormente retractada por el director de la CIA, Leon Panetta, por el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, o por diversas evidencias documentales.
Resulta que la fotografía en la Casa Blanca de Obama, Clinton y los máximos consejeros de seguridad, que supuestamente estaban mirando secuencias en tiempo real del ataque de los Seals de la Armada contra el complejo de Abbottabad el asesinato de dos hombres y una mujer (disculpa para esta última, la de costumbre: “cogida en el fuego cruzado”) y la liquidación del propio Osama bin Laden, fue un engaño. Barak Obama y sus amigos podrían haber estado viendo la reposición de un partido de baloncesto.
Panetta ha admitido que el enlace de vídeo en tiempo real dejó de funcionar antes que los Seals entraran al complejo.
Panetta también admite que Osama bin Laden no estaba armado, y que no se ocultó detrás de la falda de su joven esposa. Reconoció que, según las reglas militares de combate, Osama debería haber sido hecho prisionero, pero luego hizo una vaga referencia a que se resistió de una forma que no especificó. Probablemente, trató de tomar su bastón, ya que había estado sufriendo de problemas de riñones e hígado.
Como ya sabe perfectamente cualquier residente negro o moreno al alcance, digamos, de la División Ramparts de la policía de los Ángeles, intentar agarrar un bastón o incluso sujetar un teléfono celular puede conllevar una condena a muerte; multiplíquese esa probabilidad por un factor de 100 si se trata del terrorista más buscado frente a una multitud de SEALs fuertemente armados y homicidas de la Armada, indudablemente fortificados con anfetaminas.
Amigo reconocido de la hierba, Osama podría haber estado drogado como parte de su programa de control del dolor, ya que había un cultivo de marihuana afuera, en la parcela, y como cualquier estrella en retiro, a Osama le gustaba bastante fumar hierba y hacía DVD de discursos importantes, los cuales apilaba con descuido en la biblioteca junto a las botellas de píldoras y el Corán, a la espera de ser recogidos por Al Jazeera o HBO.
Cómo deben haber ansiado sus lugartenientes su martirio sumario cuando recibieron sus inoportunos boletines para que descarrilaran un tren durante el discurso del Estado de la Unión de Obama y otras ideas atolondradas.
La Casa Blanca afirma que el tacto impide que se publique las fotografías de la cara acribillada de Obama, por lo que exigió que, después de una supuesta comparación de ADN con una pariente, se le diera una rápida, pero formal, sepultura marina en una bolsa para cadáveres plomada lanzada desde el portaaviones Carl Vinson al norte del Mar Arábigo, presumiblemente a la espera de que alguien con información sobre la posición del Vinson al sepultarlo lo rescate.
Tal vez el fotógrafo de los SEAL de la Armada olvidó sacar la tapa de su objetivo. Las afirmaciones de sensibilidad ética de Obama ciertamente suenan insinceras. Lucha contra el factor del debilucho, y “¡Mira! La cabeza de Osama” sería un accesorio ingenioso.
En los días de Bush hubo una prolongada exhibición de los cuerpos mutilados de los hijos de Sadam: Uday y Ousay, asesinados por fuerzas especiales de EE.UU. en 2003, aparte de la filmación de la ejecución en la horca del propio Sadam.
Antes, cuando todavía no se conocían las pruebas de ADN, las fuerzas especiales de EE.UU. verificaron la ejecución de Che Guevara permitiendo que se tomaran muchas fotografías inmediatamente después de la autopsia.
También cortaron las manos de Che, para subsiguiente verificación por la CIA. No estamos hablando de expertos en etiqueta.
La “historia de fondo” oficial presentada el domingo por la noche por Obama es que los servicios de inteligencia de EE.UU. solo supieron del complejo de Abbottabad en agosto pasado y que pasaron los meses siguientes observando el lugar, siguiendo a los mensajeros de confianza de Osama y concluyendo que era muy probable, aunque no seguro, que Osama estuviera allí.
Es un cuento. La casa de tres pisos es un lugar conocido de Abbottabad. Shaukat Qatir, un oficial del ejército paquistaní con buenas conexiones, informó a CounterPunch desde Pakistán:
“Para que conste, esa casa ha estado bajo vigilancia del ISI [servicio de inteligencia paquistaní] desde que comenzaron a construirla. Fue allanada primero en 2003, y el ISI casi capturó a al-Libi (después fue capturado por el ISI cerca de Mardan en la Provincia K-P).
Desde entonces ha sido allanada varias veces.” Shaukat me dice que contrariamente a un informe en el New York Times de Carlotta Gall del 5 de mayo, ninguno de los dos mensajeros de confianza estaba entre los muertos en el complejo. Shaukat: “La casa en la que se había refugiado Osama pertenecía a dos hermanos de Mardan (una región dominada por pastunes de K-P) que tenían numerosos alias; localmente eran conocidos como Pathan Arshad (o Bara – que quiere decir mayor) y Chonta (menor), quienes han sido residentes de esa casa desde hace siete años. El truco es: ninguno de los dos ha sido identificado entre los muertos.
Si Osama fue seguido a esa casa mediante un rastreo constante de su mensajero quien, según los informes de la CIA, ¿no debiera haber estado presente uno de los hermanos, si no ambos? ¿Verdad?
Pero no estaban. De los siete cuerpos que estaban (una mujer, un niño y cinco hombres de edades entre mediados de veinte y mediados de treinta) ninguno ha sido identificado como uno de los hermanos… Inferencia: “Osama fue traicionado.
La operación fue resultado de una trampa. Una trampa organizada a través de uno o más de sus asistentes de mayor confianza…”
De hecho, el conocimiento específico del complejo por la inteligencia de EE.UU. y su posible habitante de primera clase data de 2005.
Esto ha sido establecido por Israel Shamir, quien también escribe para CounterPunch.
Shamir compara ciertos pasajes en los documentos de WikiLeaks sobre Guantánamo con los recientemente publicados por New York Times y el Guardian.
Shamir informa que esos periódicos trabajaban con archivos de WikiLeaks que les fueron suministrados (a un precio desconocido) por el ex empleado alemán de WikiLeaks, Daniel Domscheit-Berg, “quien desertó después de esa usurpación”.
Shamir dice que Domscheit-Berg hizo un trato con el Guardian, que después hizo un acuerdo de co-publicación con el New York Times. “Ambos periódicos publicaron los cables después de editarlos, o tal vez debiéramos decir ‘censurarlos’ – eliminando todo lo que los servicios secretos exigían que eliminaran”.
Cuando Assange supo que el Guardian y el New York Times iban a publicar los archivos de Guantánamo, su equipo de WikiLeaks también preparó los archivos y comenzó a colgarlos.
Sus competidores hicieron lo mismo, ya que poseían la copia que se había apropiado Domscheit-Berg.
Las modificaciones más importantes por el Guardian y el New York Times, escribe Shamir, “fueron directamente dictadas por los servicios de inteligencia de EE.UU.
El nombre de Nashwan Abd Al Razzaq Abd Al Baqi, o conocido por otro nombre, Abdul Hadi al-Iraqi o por su número IZ-10026 fue eliminado del archivo de Abu al-Libi (US9LY-010017DP) y otros sitios."
Esto es significativo porque al-Iraqi era un estrecho contacto con al-Libi quien había sido designado por Osama en 2003 como su mensajero oficial de confianza, conocedor por lo tanto del paradero de OBL en todo momento.
Finalmente, en ocasiones separadas, EE.UU. capturó a ambos, los torturó a ambos y por lo tanto supo de las tareas de al-Libi como mensajero y por lo tanto de la posibilidad de que Osama estuviera en Abbottabad.
La comparación de la versión modificada del Guardian y de la versión sin cortes deWikiLeaks muestra hasta qué punto fueron eliminadas todas las trazas de al-Iraqi, el probable informante bajo tortura, a pedido de la inteligencia estadounidense.
No se trataba de “protección de informantes”, porque en aquel entonces se pensaba que al-Libi se había suicidado en una cárcel libia antes de la llegada del embajador de EE.UU. a Trípoli.
El archivo de al-Iraqi falta en todas las bases de datos; fue capturado en 2005 y mantenido en varias prisiones secretas, hasta que fue transferido a Guantánamo donde sigue detenido.
De modo que el rastro a Abbottabad era conocido por los servicios de inteligencia de EE.UU. por lo menos desde 2005, cuando fue capturado al-Libi.
“Una lectura cuidadosa del archivo”, escribe Shamir, “muestra que al-Libi estaba conectado a al-Iraqi desde octubre de 2002. En 2003, Osama declaró que al-Libi sería el mensajero oficial entre OBL y otros en Pakistán. A mediados de 2003, al-Libi llevó a su familia a Abbottabad, Pakistán y trabajó entre Abbottabad y Peshawar. Mantuvo contacto con al-Iraqi.”
Podemos concluir, de esta narrativa, que cuando aparecieron los archivos no modificados de WikiLeaks, la inteligencia de EE.UU. concluyó que los asociados de Osama comprenderían pronto que los estadounidenses habían llegado a las asociaciones y conjeturas apropiadas y que esos asociados lo instarían a mudarse con la rapidez debida.
De modo que Obama decidió enviar a los Seals.
De este volcán activo de mentiras, podemos deducir con seguridad que la campaña a la reelección de Obama ha sido perfectamente lanzada.
El despegue comenzó el 27 de abril con la publicación por la Casa Blanca del largo certificado de nacimiento.
Obama parece tener problemas con el suministro oportuno de documentación sobre las llegadas (la suya) y las partidas (la de Bin Laden).
La publicación del certificado de nacimiento completo debería haber tenido lugar en 2008, cuando se convirtió por primera vez en un pequeño problema.
En su lugar, Obama se negó a autorizar la publicación hasta la semana pasada, para cuando un 25% de todos los estadounidenses y un 50% de todos los republicanos pensaban que estaba ocultando algo sospechoso. Una foto de Osama muerto habría sido útil esta semana para eliminar la especulación.
Si no hubiera sido por las nubes sobre Abbottabad, la incursión contra el complejo de Osama podría haber tenido lugar el viernes 29 de abril, el mismo día del matrimonio real.
El sábado 30 de abril estaba reservado para el intento de asesinato del coronel Gadafi, con el lanzamiento de bombas guiadas de precisión contra la casa de su hijo Saif, quien murió junto a tres nietos.
Saif, entonces de cuatro años, estuvo en el complejo de la familia Gadafi el 15 de abril de 1986, cuando bombas ordenadas por Ronald Reagan fueron arrojadas desde aviones F-111, matando a su hermana de 15 meses, adoptada por Gadafi 11 meses antes.
Por lo tanto Reagan y Obama compartieron un objetivo.
‘Decapitación’ –atacar al máximo dirigente del enemigo– es ahora estrategia estándar de la OTAN. En los ataques de “conmoción y pavor” contra Iraq en 2003, la misión primordial de los bombarderos de EE.UU. fue atacar cualesquiera casas de las que se presumía que pudieran ser visitadas por Sadam.
Podemos suponer que escuchas electrónicas o tal vez un observador humano dijo a los selectores de objetivos de la OTAN que el propio Gadafi estaba en la casa ese sábado, y los bombarderos fueron enviados rápidamente desde el Comando Aéreo Aliado de la OTAN en Izmir, Turquía, cuyo comandante es el teniente general Ralph J. Jodice II (EE.UU.)
¿Habrán informado a Obama sobre el plan, o habrá firmado un programa de asesinato selectivo de Gadafi? Parece seguro que así sea.
Demos vuelta el razonamiento. Si un bombardero libio hubiera hecho volar por los aires a la pareja matrimonial y a un buen poco de la flor y nata británica en la Abadía de Westminster con la justificación de que todo el sitio y su contenido humano, hasta los nietos, sin olvidar los sombreros, sería una caza legal porque Cameron estaba presente.
Como escribió subsiguientemente en este sitio el historiador de Oxford, Mark Almond: “No es de extrañar que la luna de miel de los recién casados haya sido anulada repentinamente el sábado.
Tantas cosas en las nupcias de Guillermo y Kate fueron coreografiadas según las bodas de sus padres y abuelos que no cuesta imaginar que como la princesa Isabel y Felipe iban a volar a Malta para iniciar su luna de miel antes de seguir a Kenia donde tres generaciones de Windsors han disfrutado la unión de sus relaciones.
Malta está demasiado cerca de Libia como para sentirse tranquilos y podría ocurrir que la minoría musulmana de Kenia no se mostraría demasiado amigable hacia un oficial de la OTAN en servicio.”
Pero Gadafi sobrevivió. Por lo tanto Obama tenía solo una pluma ensangrentada en su gorra cuando hizo uno de los discursos más moralmente repelentes proveniente de la Casa Blanca que yo haya escuchado.
Bush por lo menos tenía el burdo brío del atleta semianalfabeto al jactarse de las proezas de EE.UU.
Los párrafos mendaces de Obama al estilo de “lo agarramos” concluyeron con su clásico aire de superioridad mesiánica:
"Nuevamente se nos recuerda que EEUU puede hacer lo que se proponga.
Ésa es nuestra historia".
Por desgracia, la verdadera historia de “nuestra historia” es una inexorable capacidad de mentir sobre todo, mientras al mismo tiempo reivindicamos el valor moral superior de EE.UU.
Andrew Cockburn escribe sobre temas de seguridad nacional y otros relacionados. Su libro más reciente es: “Rumsfeld: His Rise, Fall and Catastrophic Legacy” Es coproductor de “American Casino,” el largometraje documental sobre el actual colapso financiero. Para contactos, diríjase a amcockburn@gmail.com.
Alexander Cockburn....