El papel de México en el mercado internacional del crudo empieza a cambiar.
La empresa gubernamental Petróleos Mexicanos (Pemex) reconoció que sólo tiene reservas probadas de hidrocarburos para los próximos diez años.
Esto no significa que se quede sin este recurso, pues en épocas recientes ha logrado recuperar, con nuevos yacimientos o la reactivación de pozos, el 86% de los barriles que exporta diariamente.
Pero es muy difícil que regrese a los niveles de producción que tuvo en el pasado, advierten especialistas.
Los nuevos yacimientos localizados en los últimos años son casi todos de crudo pesado o extra pesado, con un rendimiento menor en el mercado internacional, explica Fabio Barbosa, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Es muy remota, casi imposible la posibilidad de que este país regrese a los tiempos felices de los grandes yacimientos que lo llevaron a ser uno de los principales exportadores del mundo. Eso ya quedó atrás”, dice en conversación con BBC Mundo.
Según el Informe Anual de Hidrocarburos 2011 de Pemex, las reservas totales del país suman 43.074 millones de barriles de petróleo crudo.
De ellas el 32% se consideran reservas probadas, es decir, 13.796 millones de barriles. El resto no puede extraerse aún con la tecnología actual, o se necesita más tiempo para ubicarlas por completo.
Carrera por los dólares
La producción petrolera de México ha bajado en los últimos años, según informes de la gubernamental Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
Parte de esta caída se explica por el declive de los yacimientos maduros, especialmente Cantarell.
La producción promedio en 2010 fue de 2,5 millones de barriles de crudo al día, la cifra más baja desde 1990.
Hay, sin embargo, otras razones, dice el especialista Barbosa.
Durante varias décadas se aplicó una política de explotación acelerada de los yacimientos, que afectó las reservas probadas de crudo.
Al mismo tiempo se cancelaron las inversiones para explorar nuevos yacimientos, y compensar los elevados niveles de producción.
Fueron decisiones políticas, insiste el investigador de la UNAM.
“Hay técnicos interesados en elevar la eficiencia de Pemex, y políticos que desean dólares rápidos. Esta carrera por privilegiar las exportaciones destruye las reservas”, explica.
Lo bueno y lo malo
No se sabe el impacto que la caída en las reservas de hidrocarburos tendrá en la economía mexicana, que tiene en la venta de petróleo la primera fuente de divisas al país.
Las exportaciones de crudo representan el 30% de los ingresos fiscales, que se mantienen estables a pesar de la caída en las exportaciones.
El alto precio del crudo en el mercado internacional mitigó el impacto en el PIB.
Para 2011 el presupuesto del gobierno federal estableció un precio de US$65,4 por barril de la mezcla mexicana, pero la cotización promedio de marzo fue de US$102,56.
Mientras, Pemex lucha por mantener las reservas de hidrocarburos.
En los pozos en declive se inyecta gas natural o nitrógeno para obtener la mayor cantidad posible de crudo.
También se han descubierto nuevos yacimientos en aguas profundas y someras, además de otros en tierra.
El país tiene 15.013 millones de barriles de reservas probables de crudo, es decir, con posibilidades de extraerse en el futuro, lo cual garantizaría un mayor plazo de producción.
De hecho, la empresa paraestatal anunció un nuevo yacimiento en Tabasco, al sureste del país, que garantizaría una extracción inicial de 3.700 barriles al día.
Pero no todo son buenas noticias.
Muchos de los nuevos descubrimientos son de crudo pesado o extra pesado, con un precio menor en el mercado porque necesita más tecnología y tiempo para procesarlo.
“Son las reservas más grandes que ha tenido México, pero su rentabilidad es desfavorable”, insiste el investigador Barbosa.
Alberto Nájar / BBC Mundo