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El síndrome de Jerusalén…


Se caracteriza por un conjunto de reacciones mentales que giran en torno a la presencia de ideas religiosas obsesivas, ilusiones u otras experiencias psicóticas que se desencadenan o son favorecidas por la visita a la ciudad de Jerusalén. 

No es endémico de una única religión o lugar, pero ha afectado a judíos y cristianos de muchos ámbitos diferentes.

El trastorno aparece mientras se está en Jerusalén y causa ilusiones psicóticas que tienden a desaparecer después de unas pocas semanas. 

De todas las personas que han sufrido esta psicosis espontánea, todos tenían una historia de trastornos mentales previos o parecían no estar bien antes de llegar a la ciudad.
El trastorno aparece mientras se está en Jerusalén y causa ilusiones psicóticas que tienden a desaparecer después de unas pocas semanas.

De todas las personas que han sufrido esta psicosis espontánea, todos tenían una historia de trastornos mentales previos o parecían no estar bien antes de llegar a la ciudad.

Pronto comienzan a realizar actos de purificación y abluciones. A menudo cambian de ropa, preferiblemente túnicas blancas, a fin de parecerse a personajes bíblicos. Muchos de estos iluminados son tratados en el Centro de Salud Mental de Kfar Shaul.

En este hospital psiquiátrico fue identificado por primera vez clínicamente este síndrome por el Doctor Yair Bar-El. Este médico examinó durante 14 años a 1200 turistas con problema mentales, de ellos 470 fueron declarados temporalmente dementes y tratados en el hospital. De su estudio extrajo algunas conclusiones fascinantes:

Los períodos críticos para los visitantes “embriagados” por la ciudad son, lógicamente, los de festividades religiosas, como Navidad, las fiestas del Año Nuevo judío, la Semana Santa y la Pascua judía, o bien los meses de grandes calores de julio y agosto.

A veces, las víctimas del síndrome de Jerusalén tienen, según el doctor Bar-El, un propósito religioso definido, como aquel californiano, que vino en busca de una vaca roja para purificare.

O el “Sansón”, un culturista estadounidense que llegó con la idea de mover una de las enormes piedras del Muro de Las Lamentaciones. Sufría de esquizofrenia paranoica y después de haber sido tratado en Kfar Shaul, volvió acompañado por su padre a casa. 

O el alemán que fue encontrado desnudo deambulando por el desierto de Judea. Creía que era San Juan Bautista e intentó bautizar a extranjeros.

Un caso famoso fue el de David Koresh que pasó un tiempo en Jerusalén y a su regreso a los Estados Unidos se proclamó mesías y fundó la secta de los Davidianos en Waco, Texas.

Normalmente los síntomas de los pacientes tratados en Kfar Shaul desaparecen a los cuatro o cinco días. Vuelven a la realidad y avergonzados dicen sentirse como payasos, y no logran explicar como les dio por bañarse en una fuente de un parque o cantar aleluyas en plena noche encaramados a las murallas de la Ciudad Vieja.

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