Manifestantes afganos enfurecidos por la quema del Corán por parte de un predicador en Estados Unidos invadieron ayer un complejo de la ONU y mataron al menos a siete empleados extranjeros, en el ataque más mortal contra el organismo en el país.
Miles de manifestantes tomaron las calles tras las oraciones del viernes y se encaminaron hacia la sede de la Misión de Asistencia a Afganistán de las Naciones Unidas (UNAMA, por sus siglas en inglés) en la usualmente pacífica Mazar-i-Sharif, una ciudad considerada lo suficientemente segura para estar en la vanguardia de la transición de seguridad.