IAR NOTICIAS – ¿Peor el remedio que la enfermedad? En las usinas del poder imperial USA-Europa existe una certeza y una pregunta. 1) La caída de Kadafi es inevitable. 2) ¿Quién va a gobernar Libia después de Kadafi?.
Para conservadores y demócratas USA la misma pregunta tiene dos respuestas. Y las posiciones son claras: Los republicanos ultra halcones impulsan un plan de intervención militar con la OTAN basamentado en la “democratización y pacificación” de Libia, y los demócratas quieren buscar una opción futura de poder creando un “gobierno de transición” apoyado en el triunfo de la rebelión interna que derroque a Kadafi y su régimen.
Para conservadores y demócratas USA la misma pregunta tiene dos respuestas. Y las posiciones son claras: Los republicanos ultra halcones impulsan un plan de intervención militar con la OTAN basamentado en la “democratización y pacificación” de Libia, y los demócratas quieren buscar una opción futura de poder creando un “gobierno de transición” apoyado en el triunfo de la rebelión interna que derroque a Kadafi y su régimen.
Y como siempre, las dos alternativas posibles se cocinan en Washington y en las metrópolis del poder imperial europeo donde en estos momentos se debate si Kadafi deberá ser desplazado por una dinámica interna (el triunfo rebelde) o por la irrupción de un a fuerza internacional en apoyo de la apertura de un proceso de “democratización” que incluya un “gobierno de transición”.
Para los conservadores USA, un triunfo de las fuerzas rebeldes (un mosaico inasible de intereses contrapuestos y de grupos islámicos infiltrados por la CIA) no le dispensa ninguna seguridad de estabilidad y control a EEUU y la UE.
Según la agencia IPS, cuarenta neoconservadores USA enviaron una carta al presidente Barack Obama para pedirle que intervenga militarmente en Libia, a fin de derrocar a Muammar Kadafi y poner fin a la violencia.
Los firmantes son analistas políticos y ex altos funcionarios del gobierno de George W. Bush (2001-2009). La organización neoconservadora Foreign Policy Initiative (FPI), considerada la sucesora del Project for the New American Century (PNAC), coordinó la medida y divulgó el texto.
Advirtiendo que Libia se encuentra “en el umbral de una catástrofe moral y humanitaria”, la misiva, difundida el viernes, exige adoptar medidas inmediatas, entre ellas la acción militar, además de la imposición de una serie de sanciones diplomáticas y económicas (ya anunciadas el mismo día por el gobierno) para poner fin “al asesino régimen libio”.
En particular, la carta pide a Washington que presione a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para que “desarrolle planes operativos a fin de desplegar con urgencia aviones de guerra” y así impida que el régimen libio utilice maquinaria bélica contra su población civil.
En general, los conservadores USA temen que la gama de contradicciones e intereses contrapuestos de los grupos golpistas, que ya empiezan a conformar el nuevo comando militar y el gobierno de transición, terminen detonando un “vacío de poder” con una peligrosa escalada de caos y de descontrol con posible contagio en toda la región.
Además, señalan que las fuerzas rebeladas (controladas por la CIA y el Pentágono) no están en capacidad operativa de derrotar a las fuerzas de Muamar Kadafi, salvo que medie la intervención de una fuerza internacional como garante.
Todo esto -según la cadena BBC- pone a Libia en un apuro. En principio no existe una fuerza unificadora o una personalidad que pueda dar el paso adelante y asumir el gobierno, lo que plantea el riesgo de un enorme vacío de poder.
Para evitar tal caos –con batallas, por ejemplo, entre bandas armadas y resabios de las fuerzas de seguridad de Kadafi-, algunos libios apuestan a una fuerza internacional para que derroque a Kadafi , apunta la BBC.
Hay varios actores -sigue la cadena- como los líderes tribales que buscan tomar control de sus propias áreas, pero dada su larga historia de antagonismo no parece que éste vaya a ser un proceso armonioso.
Con armas circulando entre los manifestantes, la violencia emerge como una posibilidad seria. Muchos libios temen que lo que siga sea el caos y la anarquía o, en el peor de los casos, la guerra civil, precisa la cadena británica.
Esta última posibilidad quizás sea exagerada, pero la del conflicto y la violencia es real. En este escenario, los ataques de venganza son también probables, añade.
En este escenario, The New York Times, uno de los voceros más calificados del poder imperial norteamericano salió a advertir sobre el peligro de una “afganización” de Libia tras la caída de Kadafi.
“Contrariamente a sus vecinos Egipto y Túnez, Libia no tiene la mano estabilizadora de una fuerza militar para apuntalar a un gobierno que cae”, señala el diario.
El Times pone el acento en la “ingobernabilidad” que podría generarse con la salida de Kadafi en Libia. “No tiene Parlamento, ni sindicatos, ni partidos políticos, ni sociedad civil, ni organizaciones no-gubernamentales . Su único ministerio fuerte es la empresa petrolera estatal”.
“La peor hipótesis si la rebelión lo derroca es la de Afganistán o Somalia -señala-, un Estado desestructurado donde Al Qaeda u otros grupos radicales puedan aprovechar el caos y operar con impunidad”.
Para el diario, “hay otros que podrían intervenir si se generara un vacío, como las poderosas tribus de Libia o una coalición pluralista de las fuerzas opositoras que se han apoderado del este del país y van cerrando el cerco de la capital.
En cuanto a la formación del gobierno de transición y de un hipotético triunfo rebelde sin apoyo internacional, el Times señala que “los optimistas esperan que persista la determinación de la oposición; a los pesimistas les preocupa que la unidad dure sólo hasta que se haya ido Kadafi y que sobrevenga luego una sangrienta caza de brujas”.
“Habrá un vacío político”, dijo Lisa Anderson -citada por Times- , presidente de la American University en el Cairo y experta en Libia, quien sugirió que existen muchas probabilidades de un período violento de ajuste de cuentas .
Expresando en voz alta el pensamiento de los que impulsan una intervención armada en Libia, The New York Times señala que “El mayor temor es que Al Qaeda o los propios grupos islamistas libios, que resistieron la feroz represión y podrían tener las mejores habilidades de organización en la oposición, lleguen al poder”.
“Desde el comienzo de la agitación nos preocupa que Al Qaeda y sus seguidores busquen oportunidades para aprovechar cualquier confusión. Las fuerzas rebeladas (controladas por la CIA y el Pentágono) no están en capacidad operativa de derrotar a las fuerzas de Muamar Kadafi, salvo que medie una mayor profundización de división de su ejército.
En consecuencia, mantener una ofensiva rebelde sin éxito inmediato para derrocar a Kadafi se podría diluir en el tiempo y terminar en un fracaso.Si bien existen posibilidades ciertas de que el aislamiento internacional y el estrangulamiento económico puedan terminar con Kadafi, sus posibilidades pueden alargarse jugando como un factor en contra.
Por otro lado, un triunfo de las fuerzas rebeldes (un mosaico inasible de intereses contrapuestos y de grupos islámicos infiltrados por la CIA) no le dispensa ninguna seguridad de estabilidad y control a EEUU y la UE”, dijo un oficial de contraterrorismo estadounidense refiriéndose a Al Qaeda.
Entre estos seguidores mencionó al Grupo Islámico Libio de la Lucha, formado por los veteranos que combatieron a los soviéticos en Afganistán, y a Al Qaeda en el Magreb Islámico, la rama africana del norte de la red, que se apresuró a apoyar la sublevación libia la semana pasada.
Estos grupos “podrían tener más éxito” en Libia del que han tenido los militantes hasta ahora en Egipto, agregó, citado por el Times, el oficial de contraterrorismo.
Según Frederi Wehrey, analista superior de políticas en la RAND Corporation que acaba de regresar de un viaje de tres semanas a Libia, Al Qaeda podría tratar de aprovechar la agitación tribal y apoderarse de bases en los enormes espacios no gobernados del sudoeste de Libia , cerca de la frontera argelina.
No obstante, y según The New York Times, hay “verdaderas dudas acerca del atractivo que ejerce el Islam radical en los libios”.
En Bengazi, en el tribunal que sirve de centro neurálgico de la oposición, Essam Gheriani, psicólogo convertido en comerciante, le dijo al Times que como la mayoría de los libios son musulmanes sunitas de la misma secta, el Islam en Libia es moderado .
“El extremismo que vimos es consecuencia de la opresión”, apuntó Gheriani. “Saliendo de ese período, el extremismo disminuirá con la democracia. No tendrá ninguna posibilidad”.
Para el Times, no obstante, “La mayor garantía de que Libia no caerá en un caos al estilo Somalia es su petróleo”.
Y añade: “El petróleo –cuando se reanude la producción a pleno– puede comprar la tranquilidad social durante un período de transición incierto y ofrece la seguridad de que las potencias occidentales no se quedarán de brazos cruzados mirando cómo se desintegra un exportador de petróleo tan importante” .