Las revueltas en Egipto, Túnez, Yemen, Argelia, etc., totalmente teledirigidas por Washington, se enmarcan dentro del "Proyecto para el Gran Oriente Medio", cuyo objetivo es importar el modelo occidental a estos países, y conseguir una mayor sumisión hacia las entidades financieras y políticas ocidentales.
Una buena prueba de ello es la reciente entrega del poder, en Egipto, a los militares, armados y financiados por Estados Unidos e Israel.