En Estados Unidos de América se aprueban presupuestos millonarios para subvertir el orden de los países que no son considerados afines a sus políticas. Algunos incluso se designan convenientemente para apoyar indirectamente la gestión de otros que aceptan órdenes de Washington. Este es el caso de Egipto, donde las sumas aprobadas en los últimos años, se entregaban a las ONG’s autorizadas por el gobierno de Mubarak.
Como ejemplo de estos presupuestos diseñados para interferir en la gobernación de terceros, podemos mencionar el que está dirigido a desestabilizar el Estado cubano, señalando su distribución por actividades.
Como ejemplo de estos presupuestos diseñados para interferir en la gobernación de terceros, podemos mencionar el que está dirigido a desestabilizar el Estado cubano, señalando su distribución por actividades.
- $750,000 para promover los derechos humanos y la democracia en Cuba
- $250,000 para ayudar a los familiares de los supuestos presos políticos (por ejemplo, a las llamadas damas de blanco y a las damas de apoyo)
- $500,000 para los que luchan para liberar a los supuestos presos políticos
- $16 millones para brindarle alta tecnología a ciertos grupos afines a los intereses de Washington.
- $900,000 para fortalecer a los líderes de la supuesta oposición: artistas, músicos y blogueros. Este acápite hace un cínico énfasis en los afrocubanos. El dinero es entregado a una institución llamada Freedom House.
- $400,000 al Institute for Sustainable Communities, encargado de “identificar a los nuevos líderes de la comunidad cubana” y ayudarlos en su campaña publicitaria y política.
- $200,000 para fortalecer a las supuestas redes de apoyo que Washington ha creado en Cuba, proveyéndoles equipos y entrenamiento.
- $2.600,000 para Development Associates Inc. para promover esencialmente el mensaje de Miami hacia Cuba.
- $2.000,000 para apoyar grupos afines a Washington en Cuba, que promuevan una economía con énfasis en las características que Washington apoya.
- $2,5000 para Creative Associates una organización que funciona clandestinamente, buscando apoyo entre mujeres y afrocubanos principalmente que se adhieran a la idea de lograr un cambio político en la Isla.
- $2.900,000 para promover, bajo la tutela del Departamento de Estado, la libre expresión, especialmente entre ciertos artistas, músicos, escritores, periodistas y blogueros que vivan en la Isla.
- $500,000 para que grupos religiosos o espirituales, defiendan su derecho a la libertad de religión.
- $500,000 para promover determinada política laboral y generar “presión internacional contra el gobierno cubano para que reforme sus leyes laborales”.
- $350,000 para ejercer influencia sobre ciertos grupos de la sociedad civil cubana, “especialmente a las mujeres que suelen ser explotadas sexualmente”.
- $500,000 para las ONGs y otras organizaciones vinculadas a Washington.
- $1.150,000 para adiestrar a ciertas organizaciones, incluyendo periodistas y bloggers en Cuba, en el uso de nuevas tecnologías de comunicación.
- $2.500,000 para administrar los programas de este presupuesto.
A ninguna persona le deben sorprender las algarabías que ocurren de tiempo en tiempo en la ciudad de Miami, demandando para Cuba “libertad, democracia, libre expresión del pensamiento” y gritando otras consignas, cuyo formato contienen una sutil nobleza que las convierte en mercancías de fácil consumo.
Hay mucho dinero envuelto en esas manifestaciones que con el tiempo han languidecido pero ocasionalmente suceden.
El 24 de Febrero presenciamos la más reciente. No creo que sea la última. Hay demasiada plata y quienes presionan para que Washington mantenga esos presupuestos, son los depositarios de la dictadura de Fulgencio Batista, la cual fue causante de la insurrección revolucionaria de donde surgió luego la revolución cubana.
Para explicar muchas situaciones en el mundo de la política, los estadounidenses acostumbran a decir “follow the money”. En español significa algo así como “siga la ruta del dinero”. Es un viejo decir que escucho desde niño, pero que sin dudas ayuda a descifrar conductas de personas u organizaciones públicas en un mundo donde muchos favores y conductas, no son más que meras mercancías.
Si deseas explicarse esas manifestaciones que con un carácter ya muy ocasional ocurren en Miami, lea detenidamente los presupuestos de Estados Unidos que dirigidos a “promover la democracia en Cuba”.
Es curioso y debemos observarlos con detenimiento, que todos los grandes acontecimientos de desafecto hacia el gobierno cubano o respecto a la situación imperante en Cuba, provienen del exterior.
Las grandes manifestaciones son en Miami. Los dineros vienen de Washington. La prensa internacional no averigua, investiga o se informa directamente de las realidades cubanas. Las informaciones y comentarios que publican son una extensión del periódico El Nuevo Herald y de las emisoras de Miami que han comerciado con las agresiones a Cuba. La prensa internacional es una caja de resonancia de las directrices que nacen en Miami.
Partiendo de esto, nadie se asombre que la más reciente manifestación realizada en Miami por los fanáticos anticubanos, conmemorando el lamentable incidente del derribo de un par de avionetas que incursionaban ilegalmente en territorio cubano el 24 de Febrero de 1996, haya contado con la presencia de dos o tres mil personas. Tampoco debe llamar la atención de ciertos periódicos europeos hablando de los presos que aún permanecen en cárceles cubanas. Ninguno de ellos habla de las manifestaciones de esa naturaleza que a diario ocurren en cualquier país donde sus ciudadanos, supuestamente viven en “libertad y democracia”. Ninguno menciona los presos políticos que cumplen condenas en sus propios países. Es un asunto de dinero. Es un negocio y quienes lo dirigen deciden lo que puede hacerse y lo que está prohibido.
Por ese rumbo andan las cosas relacionadas con Cuba. Por ese mismo camino ha estado durante cincuenta años y por esa razón es que han existido dificultades prácticamente infranqueables, pare encontrar una solución a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Esto es un juego de ruleta donde el ciudadano cubano pierde todos los días y un grupo de personas en Miami, convertidos en empresarios políticos, gana mucha plata.
Miami es la única ciudad del mundo que ha inventado “un empresariado político” que vive y se hace millonario, con promesas que un día, no sabemos cuando, serán practicadas en otro territorio. En tanto, sus electores carecen de las cosas más elementales para mantener una salud adecuada, escuela para sus hijos y un ambiente apacible con un mínimo de presiones.
Sería bueno averiguar, cuántas mujeres podrían darle un seguimiento adecuado a su embarazo, con los cincuenta millones aprobados para que unos pícaros que viven en Miami, logren “llevar la democracia a Cuba”.
*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami (www.radio-miami.com)
Foto Virgilio PONCE
Fuente: El autor
Foto Virgilio PONCE
Fuente: El autor
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