Ha salido a la luz que en una directriz de 1997, el Vaticano rechazó la recomendación hecha por la Iglesia Católica irlandesa en el sentido de que los curas que abusaban de niños debían denunciarse a las autoridades civiles.
Estos hechos se revelan en un documental de RTE que va a ser retransmitido esta noche, y en el cual también se informa de que un obispo irlandés describió la directriz del Vaticano como “una orden . . . de que se oculten los delitos de un cura”.
En una carta de enero de 1997 dirigida a cada uno de los obispos irlandeses, y que llevaba la inscripción “estrictamente confidencial”, el Vaticano decía que apoyaría el recurso de apelación de cualquier cura apartado del sacerdocio por la Iglesia irlandesa en relación con un caso de abuso de menores. Así ocurrió en varios casos, lo cual dio lugar a que un arzobispo irlandés amenazar con dimitir.
En una reunión que se celebró en Roma en 1999, un alto funcionario del Vaticano recordó a la jerarquía irlandesa en su conjunto que ellos eran, “en primer lugar, obispos, no policías”.
El programa sostiene que el Vaticano, y el propio Benedicto XVI, no aplicaron las normas del derecho canónico a los casos de abusos sobre menores, una de las principales críticas que el papa le hace a los obispos de Irlanda. El Vaticano no aplicó el derecho canónico en relación con dos curas de EEUU, y el papa no lo hizo en relación con Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.
En su carta del pasado marzo dirigida a los católicos de Irlanda, el Papa Benedicto dijo a sus “hermanos obispos” que “vosotros y vuestros predecesores habéis fallado, en ocasiones de forma grave, a la hora de aplicar las normas del derecho canónico, establecidas hace mucho tiempo, al crimen del abuso de menores”.
El Vaticano se opuso a una recomendación incluida en el “Libro verde” de los obispos irlandeses, que constituyen unas directrices sobre protección infantil, publicadas en 1996, en la que se decía que todos los casos de supuestos abusos sexuales de niños por parte del clero debían comunicarse a las autoridades civiles.
En el programa, del periodista Mick Peelo, también se muestra una carta “estrictamente confidencial” que el Vaticano envió, un año más tarde, en 1997, a los obispos irlandeses, en la que se expresan “reservas de naturaleza canónica y moral” en relación con la obligatoriedad de comunicar estos delitos a las autoridades civiles.
Un obispo irlandés confirmó al programa, escudándose en el anonimato, que en su momento redactó una nota en la que describía esta carta como “una orden de ocultar los delitos de los sacerdotes”.
En el programa también se informa de que en una reunión en 1998 con el Cardenal Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación del Clero (de 1996 hasta 2006), el entonces arzobispo de Dublín, Desmond Connell, dio un puñetazo en la mesa por la frustración que le supuso que el cardenal insistiera en la política del Vaticano de defender los derechos del sacerdote acusado por encima de todo.
El mes pasado, el Arzobispo de Dublín Diarmuid Martin dijo que en el pasado “la mayoría de los obispos irlandeses consideraban que las relaciones con la Congregación del Clero eran desastrosas”.