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De cómo el capitalismo protege a sus dictadores: Vean lo que opinaba el Banco Mundial sobre Túnez en 2010


“Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Así se dice que hablaban Franklin D. Roosevelt de Somoza, o Kissinger de Pinochet. 


La frase, a la postre, ha quedado como paradigma simbólico del trato benévolo que el capitalismo da a sus dictadores, siempre y cuando respondan a los intereses del Imperio, y se sepan someter adecuadamente a los dictados de las grandes potencias occidentales.

Son cientos los casos de ejemplos que podríamos encontrar a lo largo de la historia reciente para ratificar este compadreo del capitalismo con el fascismo más sanguinario y con las dictaduras más crueles. A fin de cuentas, para el capitalismo, las personas no son más que mercancia cuyo valor se puede medir según lo que de beneficio aporte para las arcas de la burguesía.

Poco importa si no se respetan los más elementales derechos humanos de la población, si millones de personas son perseguidas, encarceladas, torturadas o asesinadas por los dictadores, si la amplia mayoría social vive en la miseria más absoluta, o si los niños/as mueren en las calles por no tener un plato de comida que llevarse a la boca, o un medicamento con el que curar una enfermedad a todas luces curable.

Poco importa todo lo anterior si el gobierno de turno, por muy dictatorial que sea, pone la economía de su país al servicio de los intereses económicos de las potencias capitalistas occidentales. Si el capitalismo maximiza el beneficio, el Hijo de Puta es bueno.

Lamentablemente, volvemos a tener ahora una demostración más que evidente de todo lo dicho. Mientras el pueblo tunecino vivía sometido por una cruenta dictadura, y sus condiciones materiales de vida se arrastraban cada vez más hacian una situación sin salida, aumentado el hambre, la pobreza, el desempleo, la falta de oportunidades y la miseria, al punto de que, finalmente, han salido en masa a las calles a derrocar al gobierno dictatorial responsable de semenjante situación, esto era lo que opinaba el Banco Mundial sobre la economía de la dictadura hace apenas nueve meses, concretamente en Marzo de 2010, en un informe cuyo título era, irónicamente, “Túnez expande economía y crea empleo”:

“Túnez ejemplo en África”

- “Túnez mejoró su competitividad y duplicó las exportaciones en el transcurso de 10 años”

- “Túnez aceleró el crecimiento económico con la ayuda de una serie de préstamos para políticas de desarrollo del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF)”

- “Túnez deberá seguir impulsando la inversión privada y aumentando la productividad para crecer entre 6% y 7% y reducir el desempleo.”

- “El Banco está comprometido con el nuevo modelo de crecimiento del Gobierno y entregará su apoyo mediante trabajo analítico, asistencia técnica y préstamos para políticas de desarrollo en los años venideros. ”

Quien tenga ojos, que vea. Quien quiera pensar, que piense.

Que luego hay quien nos intenta convencer, y a una amplia mayoría social incluso es capaz de convencerlos, de que sólo con el capitalismo es posible la democracia, es más, de que democracia y capitalismo son dos elementos unidos en un mismo paquete indisoluble.

Eso sí, en una cosa les vamos a dar la razón, ojalá acierten y Túnez sea “ejemplo en África”.
Fuente: KaosenlaRed

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