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Más de 10.000 mujeres se concentraron en la Plaza de la Scala de Milán con el propósito de "recuperar la dignidad" de un país en el que en las últimas semanas sólo se habla de jovencitas que venden su cuerpo al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, a cambio de dinero o de un puesto de trabajo. 

Es la revolución de las otras mujeres, las que "no se ponen en fila para el bunga bunga", y que nace con un editorial de la directora del diario L'Unità, Concita de Gregorio, el pasado 18 de enero. 

El periódico lanzó un manifiesto al que se han adherido en apenas 11 días más de 60.000 personas y que reclama el fin del "delirio senil de un hombre que tiene dinero para pagar y comprar cosas y personas [] y que continúa siendo el primer italiano".

Ataviadas con bufandas, margaritas y pañuelos blancos en señal de luto por el país, hoy ha nacido el primer movimiento de respuesta al caso Ruby, en el que el primer ministro, Silvio Berlusconi, está involucrado por abuso de poder y prostitución de menores y que gracias a la investigación de la Fiscalía de Milán ha destapado una gran red de prostitución al servicio de Il Cavaliere.

Numerosas personalidades

La concentración tuvo el apoyo de numerosas mujeres de la política, la cultura y el espectáculo, entre ellas, Susana Camusso, secretaria general de la Cgil, uno de los dos sindicatos mayoritarios en Italia. 

En algunas de las pancartas se podía leer: "No quiero pasar por Arcore [la mansión donde celebra Berlusconi sus fiestas] para hacer política", "Italia no es un prostíbulo" y "República fundada sobre la prostitución".

Se trata de la primera piedra de lo que el 13 de febrero se convertirá en una manifestación nacional por la dignidad de la mujer.

De hecho, en febrero hay convocadas ya una decena de manifestaciones y recogidas de firmas por todo el país para pedir la dimisión de Il Cavaliere.

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