VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

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Vladimir I. Lenin: Tolstói ha muerto

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Estos días se cumple el centenario de la muerte de Tolstói, un hecho que conmovió al pueblo ruso como pocos, y una noticia que recorrió el mundo. Entre las reseñas sobre este acontecimiento se encuentra la de un marxista ruso exiliado, Lenin, que escribió este texto, titulado León Tolstói, en el periódico 

“El socialdemócrata” del 16 (29) de noviembre de 1910, y que se encuentra en sus Obras, tomo XVI, pp. 293-297. 

  En un trabajo pendiente de edición, León Tolstói, aristócrata, cristiano y anarquista (Libros de la Frontera), ofrezco una cierta información sobre el personaje, y dedicó una especial atención a como fue “leído” entre los marxistas y los anarquistas rusos de su tiempo…En estas mismas páginas he publicado trabajos sobre Tolstoy, entre otros Max Nettlau, Trotsky y Jean Jaurès, y faltan otros…

…Y es que el autor de Guerra y paz, no solamente ocupó el cetro de la gran literatura rusa que, además, fue un fenómeno cultural y literario sin apenas parangón en la historia. También sucede que su literatura es para todos, mucho más asequible que la de cualquier otro escritor de su tiempo, produce una empatía, un reconocimiento general en la gente porque Tolstói sabe hablar en nombre de todos, incluso de los animales, a esto habría que añadirle que fue una de las conciencias más comprometidas de su tiempo, alguien que empezó al revés de otros del tipo de Vargas Llosa. 

Tolstói fue un aristócrata, incluso un déspota en algunos momentos, pero evolucionó hacia los abajos, y trató, desde una perspectiva semianarquista, de ofrecer propuestas de una buena vida basada en el trabajo y la fraternidad. 

Los marxistas y los anarquistas no comulgaron con algunos de sus planeamientos, pero le tuvieron un respeto y una admiración extraordinario. Una muestra de ello es este texto de Lenin. Lenin dedicó a Tolstoy algunos de sus ensayos literarios. El que busque alguna pista sobre el llamado “realismo socialista” perderá su tiempo, Lenin creía firmemente en la libertad artística….   

  texto

  León Tolstói ha muerto. Su importancia mundial como artista, su fama mundial de pensador y de predicador reflejan, cada una a su manera, la importancia mundial de la revolución rusa. 

  L. N. Tolstoy se ha dado a conocer como gran escritor desde la época del vasallaje. En una serie de obras geniales que escribió durante su carrera literaria de más de medio siglo, describió sobre todo la vieja Rusia de antes de la revolución, que había quedado, incluso después de 1861, en un estado de semivasallaje, la Rusia aldeana, la Rusia del terrateniente y del campesino. 

Al describir este período histórico de la vida rusa, L. Tolstoy supo plantear en sus escritos un número tan grande de problemas, supo alcanzar tal potencia artística, que sus obras figuran en primera fila de la literatura internacional. La época preparatoria de la revolución en uno de los países oprimidos por los feudales significó, gracias a la forma genial en que la describió Tolstoy, un paso hacia adelante en el desarrollo artístico de toda la humanidad. 

  Tolstoy artista sólo es conocido por una ínfima minoría, incluso en Rusia. Para que sus grandes obras puedan ser puestas efectivamente al alcance de todos, hay que luchar sin parar contra el orden social que ha condenado a millones y a decenas de millones de hombres a la ignorancia, al embrutecimiento a un trabajo de forzados y a la miseria; hace falta la revolución socialista. 

  Y Tolstoy no sólo ha creado obras de arte que las masas apreciarán y leerán siempre, cuando, después de haber roto el yugo de los grandes terratenientes y de los capitalistas, habrán creado unas condiciones humanas de existencia, sino que también supo describir con una notable fuerza el estado de ánimo de las grandes masas, oprimidas por el régimen actual; supo describir su situación, expresar su sentimiento espontáneo de protesta y de cólera. Perteneciente sobre todo a la época que va de 1861 a 1904, Tolstoy encarnó en sus obras, con un relieve extraordinario —como artista, como pensador y predicador— los rasgos históricos particulares de la primera revolución rusa, su fuerza y su debilidad.

  Uno de los principales rasgos distintivos de nuestra revolución consiste en que fue una revolución burguesa campesina, en una época en que el capitalismo había alcanzado un grado de desarrollo extremadamente elevado en el mundo entero y relativamente elevado en Rusia. 

Fue una revolución burguesa, pues tenía como tarea inmediata derrocar la autocracia zarista, la monarquía zarista, destruir la propiedad del suelo de los hidalgos, y no destruir la dominación de la burguesía Sobre todo el campesinado, no se daba cuenta de lo que era su última tarea, ni en qué difería ésta de los objetivos más próximos y más inmediatos de la lucha. 

Fue una revolución burguesa campesina también porque las condiciones objetivas habían puesto en primer plano el problema de la transformación de las condiciones fundamentales de la vida de los campesinos, de la destrucción del viejo sistema medieval de posesión de la tierra, de «desbrozar el terreno» para el capitalismo; las condiciones objetivas impulsaron a las masas campesinas a la arena de una acción histórica más o menos independiente.

  En las obras de Tolstoy están expresadas la fuerza y la debilidad, la potencia y la limitación del movimiento campesino de masas. Su protesta ardiente, apasionada, a veces implacablemente acerba, contra el Estado y la Iglesia oficial Policial, traduce los sentimientos de la democracia campesina primitiva, en el seno de la cual los siglos de vasallaje, de arbitrariedad y de saqueo administrativos, de jesuitismo eclesiástico, de mentiras y fraudes, acumularon montañas de diera y de odio. 

Su negación intransigente de la propiedad privada de la tierra traduce la mentalidad de la masa campesina en un momento histórico en que el antiguo sistema medieval de posesión de la tierra, de los hidalgos, de la corona y de los “infantados», había terminado por formar un obstáculo intolerable al desarrollo ulterior del país y debía ser destruido ineluctablemente de la manera más rigurosa y más implacable. 

Su denuncia incesante del capitalismo llena del más profundo sentimiento y de la más vehemente indignación expresa todo el horror del campesino patriarcal que ve avanzar hacia él a un nuevo enemigo, invisible, inconcebible, provinente sin duda de la ciudad o del extranjero, y que destruye todos los «Puntales» de la vida del campo y trae una ruina sin precedente, la miseria, la muerte de hambre, el retorno al estado salvaje, la prostitución, la sífilis —todas las calamidades de la «época de la acumulación primitiva», agravadas cien veces al trasplantar al suelo ruso los procedimientos más modernos de saqueo elaborados por el señor Cupón (1)

  Pero, al mismo tiempo el ardiente protestante el acusador apasionado, el gran crítico, mostró en sus obras una incomprensión de las causas de la crisis que se cernía sobre Rusia y de los medios de salir de ella, incomprensión digna tan sólo de un ingen0 campesino patriarcal pero no de un escritor de formación europea. La lucha contra el Estado feudal y policial, contra la monarquía en Tolstoy se reducía a la negación de la política, Conducía a la enseñanza de la “no-resistencia al mal», a mantener se por completo al margen de la lucha revolucionaria de las masas en 1905.1907. 

La lucha contra la Iglesia oficial iba acompañada Con la predicación de una religión nueva, depurada es decir, de un nuevo veneno purificado y refinado para las masas oprimidas.

La negación de la propiedad privada de la tierra llevaba, no a concentrar toda la lucha contra el enemigo verdadero la propiedad del suelo de los hidalgos y su instrumento de dominación político, la monarquía, sino a suspiros soñadores vagos e impotentes. 

La denuncia del capitalismo y de las calamidades que éste origina entre las masas iba acompañada de Una actitud absolutamente apática ante la lucha liberadora mundial del proletariado socialista internacional. 

  Las contradicciones en las ideas de Tolstoy no son las de su pensamiento estrictamente personal; son el reflejo de las condiciones y de las influencias

Sociales de las tradiciones históricas altamente complejas y contradictorias que determinaron la psicología de las diferentes clases y de las diferentes capas de la sociedad rusa en la época posterior a la reforma, pero anterior a la revolución. 

  Así pues, no es posible hacer un juicio exacto sobre Tolstoy s no nos situamos en el punto de vista de la clase que, por su papel político y su lucha en la revolución -primer desenlace de este nudo de contradicciones-, demostró su vocación de jefe en el combate por la libertad del pueblo y para la liberación de las masas explotadas, demostró su fidelidad indefectible a la causa de la democracia y sus capacidades de lucha contra la limitación y la inconsecuencia de la democracia burguesa (incluida la democracia campesina); este juicio sólo es posible desde el punto de vista del proletariado socialdemócrata. 

    Veamos lo que dicen sobre Tolstoy los periódicos del Gobierno. Vierten lágrimas de cocodrilo, aseguran que tienen un gran respeto por el «gran escritor» y, al mismo tiempo, defienden al «santo» sínodo. Y los santos padres acaban de perpetrar una canallada, particularmente abyecta, enviando a sus popes junto al moribundo con el fin de engañar al pueblo y decir que Tolstoy se ha «arrepentido». 

El santo sínodo excomulgó a Tolstoy. Tanto mejor. Esta hazaña le será tenida en cuenta en el momento en que el pueblo arregle sus cuentas con los funcionarios con sotana, los gendarmes de Cristo, los siniestros inquisidores que apoyaron los pogromos antijudíos y otras hazañas de la banda zarista de las Centurias Negras. 

  Veamos lo que dicen de Tolstoy los periódicos liberales. Salen al paso con frases vacías, con tópicos liberales, con lugares comunes universitarios sobre la «voz de la humanidad civilizada», el «eco mundial unánime», las «ideas de la verdad, del bien», etc., por las que Tolstoy flagelaba con tanta fuerza —y con tanta razón— la ciencia burguesa. No pueden expresar clara y francamente su punto de vista sobre las opiniones de Tolstoy referentes al Estado, la Iglesia, la propiedad privada de la tierra, el capitalismo, y no porque la censura se lo impida —al contrario, ¡la censura les ayuda a salir de apuros!—, sino porque cada afirmación en la crítica de Tolstoy es una bofetada contra el liberalismo burgués, porque el valiente, franco e implacablemente duro planteamiento de las cuestiones más candentes y más malditas de nuestra época hecho por Tolstoy es un duro golpe contra las frases estereotipadas, contra las piruetas banales, contra las mentirosas evasivas «civilizadas» de nuestra prensa liberal (y liberal populista). 

Los liberales son todo fuego y llama por Tolstoy, contra el sínodo —y, al mismo tiempo, están a favor de los viejistas, con los que «se puede discutir», pero con los que «hay» que acomodarse en el seno de un mismo partido, «hay» que trabajar conjuntamente en literatura y en política. Y los viejistas reciben el abrazo de Antonius Volynski (2) 

  Los liberales destacan en primer lugar que Tolstoy ha sido «una gran conciencia». ¿No es ésta una frase vacía que repiten en mil tonos el «Nóvoye Vremia» (3) y toda la prensa semejante? ¿No es esto una escapatoria a los problemas concretos de la democracia y del socialismo planteados por Tolstoy? ¿Acaso no pone esto en primer plano lo que, en Tolstoy, expresa sus prejuicios y no su razón, lo que pertenece al pasado y no al futuro, a su negación de la política y a su predicación del autoperfeccionamiento moral, y no a su protesta vehemente contra toda dominación de clase? 

  Tolstoy ha muerto y la Rusia de antes de la revolución ha quedado en el pasado, la Rusia cuya debilidad e impotencia se expresaron en la filosofía y en las obras del genial artista. Pero en su herencia hay algo que no queda en el pasado algo que pertenece al futuro. 

El proletariado ruso recibe esta herencia la estudia y explicará a las masas de los trabajadores y de los explotados el sentido de la crítica tolstoiana del Estado, de la Iglesia, de la propiedad privada de la tierra —no para que las masas se limiten a su autoperfeccionamiento y a suspirar invocando una vida según Dios, sino para que se levanten a dar un nuevo golpe a la monarquía zarista y a los terratenientes que, en 1905, sólo fueron ligeramente y que hay que destruir. 

Explicará a las masas la crítica del capitalismo hecha por Tolstoy, no para que las masas se limiten a maldecir el Capital y el poder del dinero, sino para que aprendan a apoyarse en cada paso de su vida y de su lucha, en las conquistas técnicas y sociales del capitalismo, 

Para que aprendan a agruparse en un solo ejército de millones de combatientes socialistas, que derrocarán el capitalismo y crearán una sociedad nueva y sin miseria para el pueblo, sin explotación del hombre por el hombre.


Notas
--1) “Señor Copón”: imagen que utilizaban los populistas de 1888-1890 para designar el capital y los capitalistas. Gleb Uspenki fue el primero que la utilizó en su relato Los grandes pecados.
--2) Antonius Volynsky, prelado ortodoxo ultrarreaccionario (N. E.)
--3) «El tiempo nuevo”, cotidiano de los medios reaccionario apareció en San Petersburgo de 1868 a octubre de 1917 (N. E.).
 

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