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En una reaparición ante la opinión pública, el ex presidente de Estados Unidos George W. Bush defendió el ahogamiento simulado a prisioneros sospechosos de terrorismo y negó que fuera un acto de tortura.
No importa cómo me percibe la gente en Reino Unido. Simplemente ya no importa. Y francamente, a veces, tampoco importaba entonces, afirmó Bush en sus declaraciones a The Times, que ha publicado fragmentos de sus memorias.
Considerado como el más impopular de los presidentes estadounidenses de los últimos tiempos, Bush alegó en entrevista publicada por el periódico local The Times que la práctica de "asfixia simulada" en los interrogatorios en la prisión ilegal de Guantánamo ayudó a prevenir los atentados de Heathrow y Canary Wharf, en Londres.
No dio detalles sobre los supuestos atentados como tampoco aclaró si los sospechosos fueron llevados a los tribunales, lo cual hace suponer que se trató de acciones extrajudiciales e ilegales, en una cacería de presuntos terroristas, señala un editorial del cotidiano The Independent.
La entrevista exclusiva a la prensa británica sirvió de trasfondo a la promoción de sus memorias "Decision Points", de 497 páginas, que irrumpe de manera sensacionalista como el fenómeno editorial de 2010 en Estados Unidos.
Al reiterar su concepción de que la técnica del ahogamiento era eficaz y útil para arrancar confesiones -practicada masivamente también en las prisiones de Iraq tras la ocupación-, asintió que fue empleada para capturar a uno de los líderes de Al Qaeda Jalid Sheijh Mohammed.
Reveló también que había ordenado al Pentágono elaborar planes para atacar a Irán y Siria, pero al final desistió de otras dos guerras más durante su presidencia, además de Afganistán (2001) e Iraq (2003).
Bush evocó al ex primer ministro británico Tony Blair como su mayor aliado internacional que lo secundó en la invasión al país árabe tras conseguir el apoyo del parlamento con un informe falso sobre la existencia de armas de destrucción en masa, en poder de Iraq, lo cual, como se conoció, fue una mentira.
El ex gobernante estadounidense dejó en claro que no se arrepiente de haber desatado una guerra ilegal contra Iraq para derrocar a Saddam Hussein, la cual, como reveló el portal Wikileaks causó 109 mil muertos, de éstos, un 63 por ciento eran civiles.
Admitió que autorizó los horrendos métodos de torturas para impedir un mayor riesgo de ataques contra su país y dijo no tener idea de las atrocidades graficadas en las fotos de Abu Ghraib, una prisión iraquí, cerca de Bagdad, donde se torturaron y ejecutaron a miles de detenidos.
No importa cómo me percibe la gente en Reino Unido. Simplemente ya no importa. Y francamente, a veces, tampoco importaba entonces, afirmó Bush en sus declaraciones a The Times, que ha publicado fragmentos de sus memorias.