Foto: Archivo / EL TIEMPO
El ex sacerdote José Francey Díaz podría pagar una pena de 23 años de prisión.
A 23 años de prisión y a pagar una multa de 600 millones de pesos, fue condenado José Francey Díaz Toro, ex sacerdote que ejercía en Mistrató (Risaralda), luego de comprobar su responsabilidad en el asesinato de su compañera sentimental y su hija, de 5 años, ocurrido en febrero del 2007.
La sentencia la dictó el Juez Promiscuo del Circuito de Belén de Umbría, Otto Gartner, y fue apelada por los representantes de la Conferencia Nacional Episcopal, la Diócesis de Pereira, la Parroquia de San José de Mistrató y el abogado defensor.
La iglesia católica fue sentenciada a pagar la indemnización, que fue exigida por la familia de las víctimas (10 hermanos y la madre de la mujer, a la vez tíos y abuela de la niña), haciendo uso del recurso de responsabilidad extracontractual por hecho ajeno.
Gartner explicó que esta es la primera sentencia emitida en el país, que obliga a la Iglesia a pagar por las acciones cometidas por un sacerdote. "El proceso está concebido en el sistema penal acusatorio que la da a las víctimas activa participación. Por eso la familia demandó y la Iglesia, en este primer fallo, estaría obligada a pagar por este doble homicidio, porque hay una responsabilidad solidaria", dijo el juez.
Los cuerpos de María del Carmen Arango Carmona, de 32 años y su hija María Camila Díaz Arango, de 5 años, aparecieron incinerados el 15 de febrero de 2007, a orillas del río Guática, entre el municipio caldense de Anserma y Belén de Umbría (Risaralda).
La necropsia determinó que la forma de muerte de las victimas fue violenta y con arma contundente, debido a las múltiples fracturas que presentaban sus cráneos. Nueve meses después de hallados los cuerpos y tras una investigación, cuyas piezas claves fueron unos negativos fotográficos, el CTI determinó la relación que tendían las víctimas con Díaz Toro.
Tras convencer a la familia de las occisas, los investigadores obtuvieron información sobre la relación que el ex sacerdote tenía con la mujer. Héctor Fabio Arango Carmona, hermano de la víctima, manifestó que ella y la niña, que vivían en Dosquebradas (Risaralda), fueron el 12 de febrero a Mistrató a visitar a un amigo (al sacerdote) y desde ese día no volvieron a tener noticias de ellas. Así mismo, relató que unos días después recibió una llamada de Diaz Toro, quien mostró preocupación por la desaparición.
Gracias a la información suministrada por una mujer, que trabajaba en un almacén de la casa cural, se supo que el ex sacerdote salió la misma noche del 12 de febrero en su vehículo.
Con varios testimonios de diferentes personas que conocían a las víctimas y al sacerdote, se logró establecer que protagonizaban constantes discusiones. La mamá de Arango Carmona, contó que María del Carmen la había llamado desde Mistrató, por la misma fecha en que desapareció, y le había dicho que tenía muchos problemas con Diaz Toro y que "inclusive lo había encontrado con otra mujer, pero que no se iba a dar por vencida y estaba decidida a denunciarlo en la Diócesis para que renunciara al sacerdocio", declaró la madre y abuela de las víctimas.
Estas primeras pesquisas permitieron el allanamiento en la casa cural. Salpicaduras de sangre en las paredes, cama, tablado, escaleras y otros lugares y la aplicación de un reactivo, que con una luz especial produce fluorecencia en los fluidos, dejó al descubierto el lugar del homicidio.
El 21 de noviembre del 2007, fue capturado Díaz Toro, quien durante la audiencia preliminar no aceptó los cargos. Sin embargo, con los testimonios recopilados y las evidencias se demostró la culpabilidad del ex sacerdote y el 12 de diciembre se realizó el acta de preacuerdo entre la Fiscalía Segunda Seccional y el imputado, en el que se acordó que el sacerdote purgaría una pena de 46 años de prisión, como responsable del delito de homicidio agravado en concurso homogéneo y sucesivo con homicidio agravado. Dicha pena quedó reducida a 23 años teniendo en cuenta una rebaja del 50 por ciento, por aceptación de cargos.
En este momento, Diaz Toro está bajo medida de aseguramiento en la cárcel de varones de Manizales.
PEREIRA
FUENTE
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-3928719
La iglesia católica fue sentenciada a pagar la indemnización, que fue exigida por la familia de las víctimas (10 hermanos y la madre de la mujer, a la vez tíos y abuela de la niña), haciendo uso del recurso de responsabilidad extracontractual por hecho ajeno.
Gartner explicó que esta es la primera sentencia emitida en el país, que obliga a la Iglesia a pagar por las acciones cometidas por un sacerdote. "El proceso está concebido en el sistema penal acusatorio que la da a las víctimas activa participación. Por eso la familia demandó y la Iglesia, en este primer fallo, estaría obligada a pagar por este doble homicidio, porque hay una responsabilidad solidaria", dijo el juez.
Los cuerpos de María del Carmen Arango Carmona, de 32 años y su hija María Camila Díaz Arango, de 5 años, aparecieron incinerados el 15 de febrero de 2007, a orillas del río Guática, entre el municipio caldense de Anserma y Belén de Umbría (Risaralda).
La necropsia determinó que la forma de muerte de las victimas fue violenta y con arma contundente, debido a las múltiples fracturas que presentaban sus cráneos. Nueve meses después de hallados los cuerpos y tras una investigación, cuyas piezas claves fueron unos negativos fotográficos, el CTI determinó la relación que tendían las víctimas con Díaz Toro.
Tras convencer a la familia de las occisas, los investigadores obtuvieron información sobre la relación que el ex sacerdote tenía con la mujer. Héctor Fabio Arango Carmona, hermano de la víctima, manifestó que ella y la niña, que vivían en Dosquebradas (Risaralda), fueron el 12 de febrero a Mistrató a visitar a un amigo (al sacerdote) y desde ese día no volvieron a tener noticias de ellas. Así mismo, relató que unos días después recibió una llamada de Diaz Toro, quien mostró preocupación por la desaparición.
Gracias a la información suministrada por una mujer, que trabajaba en un almacén de la casa cural, se supo que el ex sacerdote salió la misma noche del 12 de febrero en su vehículo.
Con varios testimonios de diferentes personas que conocían a las víctimas y al sacerdote, se logró establecer que protagonizaban constantes discusiones. La mamá de Arango Carmona, contó que María del Carmen la había llamado desde Mistrató, por la misma fecha en que desapareció, y le había dicho que tenía muchos problemas con Diaz Toro y que "inclusive lo había encontrado con otra mujer, pero que no se iba a dar por vencida y estaba decidida a denunciarlo en la Diócesis para que renunciara al sacerdocio", declaró la madre y abuela de las víctimas.
Estas primeras pesquisas permitieron el allanamiento en la casa cural. Salpicaduras de sangre en las paredes, cama, tablado, escaleras y otros lugares y la aplicación de un reactivo, que con una luz especial produce fluorecencia en los fluidos, dejó al descubierto el lugar del homicidio.
El 21 de noviembre del 2007, fue capturado Díaz Toro, quien durante la audiencia preliminar no aceptó los cargos. Sin embargo, con los testimonios recopilados y las evidencias se demostró la culpabilidad del ex sacerdote y el 12 de diciembre se realizó el acta de preacuerdo entre la Fiscalía Segunda Seccional y el imputado, en el que se acordó que el sacerdote purgaría una pena de 46 años de prisión, como responsable del delito de homicidio agravado en concurso homogéneo y sucesivo con homicidio agravado. Dicha pena quedó reducida a 23 años teniendo en cuenta una rebaja del 50 por ciento, por aceptación de cargos.
En este momento, Diaz Toro está bajo medida de aseguramiento en la cárcel de varones de Manizales.
PEREIRA
FUENTE
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-3928719