Es inevitable. El hombre no puede dejar de mirar las curvas femeninas; formas que él asocia inconscientemente a la salud reproductiva de la mujer en todas las culturas;
En doce centésimas de segundo el cerebro masculino decide si una mujer le resulta interesante sexualmente o no.
Los varones poseen un gen que predispone a la infidelidad; Y una hormona provoca que después de hacer el amor ellos se queden dormidos.
El cerebro masculino está en manos de una mujer.
Se llama Louann Brizendine y es una de las neuropsiquiatras más prestigiosas del mundo. La científica estadounidense se ha adentrado en la estructura cerebral y en la biología hormonal del hombre para tratar de averiguar qué y cómo piensa, y por qué actúa como actúa. Resultado: el hombre piensa en el sexo 3 veces más que la mujer.
La autora asegura que cerebro masculino y femenino ya se diferencian durante la gestación; que hombres y mujeres utilizan diferentes circuitos cerebrales para procesar la información espacial y resolver problemas emocionales; emociones que, genéticamente, el hombre trata de ocultar y que la zona para el ejercicio de la sexualidad es dos veces y media mayor en el cerebro masculino que en el femenino.
Es al final de la vida, en la tercera edad, cuando hormonalmente el cerebro masculino y femenino se asemejan más
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