por Jonathan Cook*
Gracias a esfuerzos y paciencia, Israel podría ser admitido este año a la OCDE, a pesar de la extrema pobreza que Israel somete y mantiene a la población árabe contraviniendo a los criterios de adhesión de la organización. Tel-Aviv pretende explotar su presencia en el OCDE para legitimar su economía de apartheid en su territorio y en aquellos anexados ilegalmente.
Encuentro entre Angel Gurria, Secretario General de l’OCDE, y Shimon Peres, presidente de Israel (19 enero 2010).
© OCDE
Un club exclusivo de los países más desarrollados del mundo, está listo para admitir a Israel como miembro a pesar de que, como indica un documento interno confidencial, hacerlo equivaldría a apoyar la ocupación ilegal por Israel de territorios palestinos y sirios.
Se ha dicho a Israel que su acceso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) está prácticamente asegurado para cuando los 30 países miembros se reúnan en mayo.
Pero un borrador de informe de la OCDE reconoce que Israel ha roto uno de los requerimientos clave de la organización sobre el suministro de datos exactos y transparentes sobre su actividad económica.
La información suministrada por Israel, señala el informe, incluye no sólo la actividad de sus ciudadanos dentro de sus fronteras reconocidas, sino también la de los colonos judíos que viven en los territorios ocupados de Jerusalén Oriental, Cisjordania y el Golán en violación del derecho internacional.
El acceso de Israel a la OCDE en términos semejantes amenaza con ser embarazoso para muchos de los Estados miembros de la organización, especialmente aquellos en la Unión Europea que están públicamente comprometidos con evitar toda colusión con la ocupación.
El informe de la OCDE propone que esas dificultades legales podrían ser circunvenidas si se pide a Israel que presente nuevas estadísticas dentro de un año de su ingreso, excluyendo a la población de colonos –a pesar de que, según admite un funcionario de la OCDE, Israel tendría el poder de vetar una exigencia semejante después de llegar a ser miembro.
“La OCDE parece estar tan determinada a hacer pasar a Israel por su puerta que está dispuesta a encubrir los crímenes de la ocupación,” dijo Shir Hever, un economista basado en Jerusalén.
Israel ha estado cabildeando durante cerca de 20 años para ser admitido en la OCDE, fundada en 1961 para que democracias industrializadas ricas se reúnan y coordinen sus políticas económicas y sociales. Incluye a EE.UU. y a la mayor parte de Europa.
“Los privilegios financieros son relativamente modestos, pero ser aceptado involucra mucho prestigio,” dijo el señor Hever. “Israel ha trabajado tan duro para obtener la admisión porque cree que el acceso conferirá legitimidad internacional a su ocupación.”
Varios países con menos nivel de desarrollo que Israel ya han sido aceptados, incluyendo a Turquía, México y la República Checa.
Los rechazos de Israel, se supone ampliamente, se debieron a que numerosos Estados se sentían incómodos por su admisión mientras estuviera ocupando los territorios palestinos de Jerusalén Oriental, Gaza y Cisjordania, así como los Altos del Golán de propiedad siria.
No obstante, Israel fue formalmente invitado a iniciar discusiones sobre la calidad de miembro en 2007 después de intenso cabildeo por Stanley Fischer, gobernador del Banco de Israel. Se espera que la calidad de miembro provea estabilidad financiera a la economía de Israel, atraiga inversiones y reduzca la prima de riesgo.
- El nuevo Secretario General adjunto de la OCDE, Richard A. Boucher, encargado de concluir este año la adhesión de Israel en la organización. El embajador Boucher fue portavoz de las Secretarias de Estado de los EEUU Madeleine Albright, Colin Powell y Condoleezza Rice. _ © Département d’Etat
El secretario general de la OCDE, Angel Gurria, visitó en enero, después de un estudio de la economía de Israel, y sugirió que la admisión durante este año era segura.
Sin embargo, un borrador de informe filtrado del comité de estadísticas de la OCDE, producido el mes pasado, después del estudio, muestra que hay importantes problemas con los datos presentados por Israel.
Según sus reglas, la OCDE toma en cuenta la actividad económica fuera de las fronteras reconocidas de un Estado candidato en circunstancias muy limitadas, como con las remesas de trabajadores migrantes.
Pero dado que esta condición no se aplica a los colonos ilegales que viven en los territorios ocupados, el comité de la OCDE argumenta que los colonos sean excluidos de los datos o que todos los que viven en los territorios –incluidos los palestinos– deberían tenerse en cuenta.
“Pillaron a Israel porque siempre se ha negado, incluso en sus propios datos internos, a diferenciar entre Israel y los territorios ocupados,” dijo el señor Hever. Tanto Jerusalén Oriental como el Golán fueron anexados por Israel violando el derecho internacional.
“La OCDE trata a Israel como si tuviera siete millones de ciudadanos cuando, en realidad tiene 11 millones de súbditos, de los cuales cuatro millones son palestinos que viven bajo la ocupación,” dijo el señor Hever. “Si estuvieran incluidos en las cifras presentadas a la OCDE, tendrían que negar el acceso a Israel por las enormes disparidades en la riqueza.”
Meron Benvenisti, ex alcalde adjunto de Jerusalén, señaló recientemente que había una relación de 20 a 1 en la diferencia en el producto interno bruto per cápita entre un israelí y un palestino residente en Gaza.
Pero en lugar de concluir que Israel no cumple con los criterios de ingreso a la organización, el comité propone un rodeo: Israel puede ser aceptado en la organización y se le otorga un año para presentar nuevos datos que excluyan a los colonos.
Tim Davis, un funcionario de la OCDE en el comité de estadística en París, dijo que no podía comentar sobre el informe porque su contenido es confidencial pero estuvo de acuerdo en que no hay nada que impida que Israel reniegue de tal compromiso en el futuro. “En un caso semejante, no se podría hacer nada en la práctica. Trabajamos sobre la base de cooperación, no de presión.”
Se informa de que Israel también falla en otras condiciones para el ingreso, incluyendo la corrupción y violaciones de derechos de autor.
La OCDE ha exigido a los Estados miembros que tomen medidas drásticas contra prácticas corruptas desde que aprobó una convención contra los sobornos en 1997. Israel, sin embargo, se ubica en el puesto 32 en un importante índice sobre la corrupción, y gran parte tiene que ver con los negocios por 6.000 millones de dólares de la industria de armamentos del país.
Las firmas de defensa europeas y estadounidenses han amenazado con desbaratar el intento de Israel en la OCDE si no mejora su comportamiento.
También se cree que Israel viola derechos de propiedad intelectual, de nuevo en violación de las reglas de la OCDE. Firmas de EE.UU. y Suiza han acusado a Israel de no regular la comercialización internacional de medicamentos producidos por su mayor compañía farmacéutica, Teva.
Dirigentes de la minoría árabes, un quinto de la población, se han opuesto al intento de ser miembro de la OCDE de Israel. El mes pasado, el Comité Superior de Seguimiento, el principal organismo político de la minoría árabe, pidió a la OCDE que rechace a Israel.
Señala que la mitad de los ciudadanos árabes de Israel vive bajo la línea de pobreza, una tasa tres veces superior a la de los israelíes judíos, y que en promedio los ciudadanos árabes ganan salarios que son un tercio menores que los de los judíos. Mohammed Zeidan, jefe del comité, culpó por las disparidades en la riqueza a lo que calificó de “políticas racistas y discriminatorias de Israel.”
Otro informe de la OCDE, publicado en enero, mostró que, incluso sobre la base de las cifras de Israel que excluyen a los palestinos, Israel tendría mayores diferencias sociales que cualquier Estado miembro si fuera aceptado.
- El Secretario General de la OCDE, Angel Gurria y le ministro israelí de Relaciones Exteriores Avigdor Lieberman firman un acuerdo de reconocimiento mutuo con privilegios diplomáticos (19 enero 2010).
- © OCDE
Documentos adjuntos
« Economic Survey of Israel, 2009 », OCDE (PDF - 354.6 KB) |
Jonathan Cook Escritor y periodista. Vive en Nazaret, Israel. Sus libros más recientes son: Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair y Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East |