Colegio San José: La Enseñanza del Terrorismo

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Matagalpa: Homenaje a Douglas Stuart Howay

¿Despedida a Douglas Stuart Howay?

   Sergio Simpson
 
 
¡No!, me niego despedir a Douglas. Primero porque no es el verbo apropiado para referirnos a este agasajo, otro más entre muchos, por su jubilación del recinto universitario en Matagalpa y trasladar su residencia a Managua. Segundo porque sería como establecer un no te veo más y mi concepto y relación con personas brillantes nunca opacan sus destellos, pues soy incapaz, por inhabilidad, de olvidar la luz emanada de mis amigos enfocando mi camino, mi senda atiborrada por sus conocimientos.
 
Largas y apetitosas conversaciones con Douglas no puedo, es imposible, dejarlas de almacenar en mi cerebro. Él sube y baja en un va y ven de columpio, con su manía, más bien personalidad, de enseñar, de observarte desde la cúspide del sapiente, y bajar a la sima del aprendiz para emitir juicios certeros a quien ansioso desea compartir su sitial.
 
Mi anhelo de remontar, crecer, no con la prepotencia y visión del común, sino con la genialidad del argumento, ha sido reforzado con los vocablos exquisitos emitidos por Douglas, permanente, promoviendo la libertad de pensamiento y su estructuración en la personalidad del acompañante.
 
Nunca podría escribir refiriéndome a personas, por encargo o servilismo, como estilan los plumíferos, los cuales, desafortunadamente abundan en esta sociedad, aunque hablan más que escriben, y vociferan con lenguaje y conceptos que me provocan vergüenza.
 
Tratándose de Douglas, sé que le estimula contradicción entre recibir loas y tímidamente decir que son inmerecidas, todavía sabiendo que él las ha edificado, aun en la pretendida o mal concebida humildad, pues ineludiblemente regocija (plagiando a Machado) “volver la vista atrás y ver la senda” (hasta aquí el plagio) construida para ser referente de calidad.
 
Las cualidades de Douglas han sido reconocidas en vida, un privilegio que pocos cimientan, y que debería ser para nosotros, al menos, sus amigos, un estímulo para emularlo, tarea, reconocemos nada fácil, pero grata si la concebimos como la ve y siente Douglas.
 
Es nada más el placer de leer y escribir, ser emisor por medio de la oralidad, como conferencista, y ordenador de la simbología escrita, tramando las letras en perfecta concordancia entre lo que se piensa y lo que se plasma.
 
En mis desencantos por la mediocridad que me aqueja, y alimenta la provincia, Douglas ha estado, sin inducirme, sin verticalidad, estrujando delicado los nutrientes que permanecen, vitalizan, mis ganas de emerger del miasma.
 
Testigos son ustedes, amigos de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, y reitero necio, amigos de Douglas, que él aglutina a quienes con ciertas cualidades y muchas debilidades, aspiramos crecer intelectualmente para también contribuir con el Centro Universitario Regional de Matagalpa.
 
Y hablando de inteligencia, sería inaudito desligar al camarada Marcos Altamirano, camarada de Douglas, y de nosotros, los camaradas de Douglas y Marcos, que somos aliados de la universidad porque aspiramos a la sabiduría, a “eso” que muchos detestan, le temen, porque nos libera.
 
Compartimos libertad de ideas y conductas. Libertad exhalamos porque pensamos y creamos, algunas incipientes u otras geniales producciones, sin desviarnos de la senda librepensadora para sacudirnos, mejor dicho con fuerza: desterrarnos los hierros que oprimen y doblegan a quienes jamás aspiran erguirse.
 
Yérguese Douglas, continúa Marcos empinado y empinándose entre nosotros, aun cuando somos pocos, en relación a la mayoría, que preciamos o tímidamente aspiramos ascender cerebralmente. Pues la generalidad, y me molesta reiterarlo pero es conveniente, no quiere o no alcanza la cúspide para abrazarlos disfrutando el horizonte.
 
Aun cuando Douglas ha recibido justos reconocimientos, múltiples diplomas enmarcados que cuelgan de clavos, una placa grabada con su nombre en el auditorio de la universidad, a mi juicio, no debiese ser visto como protocolo, apremia emularlo aprendiendo y enseñando.
 
Me disculpan, pero el asidero que encuentro en Douglas no me faculta ser fingido, sino franco, tratando de alentar a las amistades, a la sociedad, que estudien los folios de quien ha labrado ejes propios, y de otros sabios, cimientos para nuestro progreso en esta sociedad analfabeta.
 
Por tanto, como amigos de Douglas, como él, luchadores contra la ignorancia propia y ajena, propongo que promovamos las obras de los maestro Douglas y Marcos, y de otros camaradas, para que sean incluidas en los programas del Ministerio de Educación.
 
También, debemos gestionar para que se rehabilite la “Orden Douglas Stuart Howay”, del Ministerio de Educación, y se la entreguen a maestros y maestras promotoras, facilitadoras, guías, que comparten o aspiran convivir con un ser humano más agradable, o menos ordinario.
 
Finalmente, en este agasajo a Douglas, propongo que al grupo lo nombremos “Grupo Marcos Altamirano, de intelectuales amigos de la UNAN”, comprometidos, por supuesto, con el sumo interés de Douglas de que en verdad logremos honrar el calificativo intelectual.
 
Matagalpa, a los 31 días del mes de enero del año 2010, en la casa de Omar Avilés, durante uno de los múltiples homenajes al maestro.







Sergio Simpson
Director
Centro de comunicación y estudios sociales (CESOS)
Managua y Matagalpa, Nicaragua.
 
 

  

  

  

  

  

  

 
 
 
 

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