Sultan Tarar, «mano derecha» del fugitivo talibán mulá Omar, habla para LA RAZÓN
31 Enero 10 - Ethel Bonet
ISLAMABAD– ¿Cree usted que funcionará el nuevo plan de reinserción de talibán moderados en Afganistán?
–Lo he repetido en numerosas ocasiones, EE UU debe hablar con el máximo líder talibán, el Mulá Omar, si quiere resolver el conflicto. Es necesario un diálogo sincero y directo con los 36 miembros de la Shura (consejo) talibán, porque únicamente ellos representan la autoridad. Los insurgentes sólo cumplen las órdenes de sus comandantes. El Mulá Omar tiene un gran corazón y es muy respetado por su gente (los talibán). A él lo escucharán. Por esa misma razón, pienso que es una estrategia equivocada ofrecer dinero a los falsos talibán a cambio de deponer las armas.
El verdadero muyahidín (combatiente) nunca dejará al Mulá Omar. Insisto, el intentar dividir a los insurgentes será un fracaso. EE UU y las potencias aliadas tienen que entender que los muyahidines luchan por una causa, y la fe en esa causa es más poderosa que cualquier ejército del mundo. La historia lo ha demostrado con los soviéticos, primero, y ahora con los aliados.
–Si en el pasado los talibán rechazaron las conversaciones de paz, ¿por qué iban a aceptarlas ahora?
–Si en el pasado los talibán rechazaron las conversaciones de paz, ¿por qué iban a aceptarlas ahora?
–Los afganos llevan treinta años en guerra y están cansados. Los talibán tienen el apoyo popular, no sólo de los pashtunes, también tayikos y uzbecos. Durante el régimen talibán no hubo delincuencia, ni tráfico de heroína. Ellos acabaron con el crimen organizado y los señores de la guerra, trajeron la seguridad. El Mulá Omar quiere la paz para los afganos, pero hasta que no se retiren las tropas estadounidenses habrá violencia.
Ellos (los talibán) desconfían de las promesas del presidente Obama, su plan de retirada es falso. EE UU no abandonará Afganistán en los próximos años; el tiempo juega ahora a favor de los insurgentes y cada día son más fuertes. Washington no va a permitir que exista un nuevo régimen islámico ¿por qué si no está manteniendo negociaciones secretas con líderes ex comunistas para que entren a formar parte del gobierno ilegítimo de Hamid Karzai?.
–¿Cree que EE UU se ha equivocado al escoger como socio estratégico al presidente afgano?
–¿Cree que EE UU se ha equivocado al escoger como socio estratégico al presidente afgano?
–Por supuesto, Karzai no cuenta con el apoyo de los pastunes ni tendrá el de los talibán. La cúpula talibán nunca entrará a formar parte de este Gobierno, lo rechazan. Y esto es lo que tiene que entender la comunidad internacional. Para que haya estabilidad tendrían que celebrarse unas elecciones libres y los talibán deberían participar en el proceso electoral. Si se quiere hablar de reconciliación nacional hay que dejar de marginar a los talibanes. Ellos forman parte del proceso político afgano.
–Pero, ¿cómo un grupo que tiene lazos estrechos con Al Qaeda puede desempeñar un papel político legítimo?
–La vinculación del movimiento talibán a Al Qaida es una fabricación de EE UU. Podría asegurar en un 90% que Osama Ben Laden está muerto. Padecía de cáncer de riñón cuando escapó con muletas del ataque aéreo estadounidense en las montañas de Tora Bora en diciembre de 2001 y se refugió en la provincia de Ghazni, al este de Afganistán. Entre mayo y junio de 2002 murió a causa de esta enfermedad. Actualmente, en el país asiático no hay más que centenares de hombres de Al Qaida.
Perfil
Instructor de los talibán
El general retirado Sultan Tarar, conocido como coronel Imam, fue un especialista en la formación de muyahidines afganos para la guerra de guerrillas. Se cree que ha entrenado al propio Mulá Omar y otros dirigentes de facciones talibán.
Después de la caída de la Unión Soviética, el coronel Imam fue invitado a la Casa Blanca por el entonces presidente de EE UU George Bush (padre), y le entregó un trozo del Muro de Berlín con una placa de bronce con la siguiente dedicatoria: «Para el que dio el primer golpe».
Hoy, la inteligencia occidental sospecha que el ex general pertenece a un grupo de oficiales renegados de los servicios secretos paquistaníes (ISI) que continuó ayudando a los talibán después de que el país se volviera contra ellos tras los atentados del 11-S.
«El joven Omar se entrenó en los campos de Pakistán en 1985. Por aquel entonces, yo era del ISI y me encargaba de la formación de reclutas afganos», explica.