*** Que no te engañen: esta no es una victoria de la libertad, ni de la democracia, ni de la pluralidad.
Es el desenlace de un guion escrito por manos ajenas, que en nombre de la “liberación” han reducido a cenizas el último muro que resistía al dominio extranjero en Oriente Medio.
Aquí no se trata de “buenos” contra “malos”, sino de piezas en un tablero global. EE.UU, Israel, Turquía, Arabia Saudí y otros actores han jugado su partida: no enviaron sus soldados al campo, enviaron a otros a morir por sus intereses, sin ensuciar sus propias manos.
La Siria aconfesional, la Siria de la convivencia, el respeto y la soberanía hoy se convierte en otro vacío institucional.
Se suma a la lista de naciones quebradas como Irak o Libia, donde el Estado ha sido derrocado y los grupos armados imponen su propia ley.
Ahora, estos “rebeldes” pasarán a ser los nuevos déspotas
Los medios de comunicación intentarán vendernos una épica liberadora que nadie en sus cabales puede creer. En los próximos días, verás la retórica manipulada, las palabras “rebeldes", "fuerzas de oposición" y “libertad” desgastándose en noticieros y portadas.
Esta victoria de Occidente y sus aliados wahabistas es una bomba de tiempo.
La historia ya nos enseñó que los monstruos que se alimentan hoy con dinero y armas, mañana se vuelven contra sus creadores. Pero parece que olvidamos rápido las lecciones del pasado.
Las minorías cristianas, shiitas, alawitas… La diversidad cultural, la dignidad humana… todo queda sepultado bajo una capa de cinismo e intereses geoestratégicos y no creais que es un conflicto lejano, sus consecuencias llegarán hasta vuestras fronteras.
Este es el nuevo mapa de Oriente Medio: otro país roto, otro nido de radicales, otro laboratorio del caos. Y detrás de las cámaras, los titiriteros del poder frotan sus manos.
La caída de Damasco no es el fin de una guerra, es el comienzo de una larga noche sin luna
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