****Los “guardianes morales” ven lo que quieren ver y no ven lo que no quieren ver
Por Vladimir Shapovalov
La segunda vuelta de las elecciones celebradas el fin de semana pasado en Moldavia terminó con la victoria de la actual presidenta prooccidental Maia Sandu.
Con el 90% de los votos escrutados, su oponente izquierdista Aleksandr Stoianoglo iba en cabeza, pero la elección cambió gracias a los votos de la diáspora moldava que vive en Occidente.
Los resultados muestran que Sandu no goza de la confianza de los ciudadanos moldavos en su país, ya que recibió menos votos que su oponente entre los ciudadanos que viven en el país.
Los resultados de ambas vueltas de las elecciones presidenciales en Moldavia, así como la votación en el referéndum sobre la integración a la UE, tuvieron lugar en un contexto de fuerte presión sobre la oposición, uso de recursos administrativos, retórica antirrusa cínica e interferencia descarada en los asuntos internos de Moldavia por parte de los estados de la OTAN.
La arbitrariedad se manifestó en la decisión de reducir el número de colegios electorales en el territorio de Rusia. Se sabe que solo se abrieron dos, ambos en Moscú.
En estos colegios electorales se presentaron sólo 10.000 papeletas, por lo que todos los ciudadanos moldavos que no figuraban entre esos 10.000 no pudieron votar.
También se redujo el número de colegios electorales en el territorio de la República Moldava de Transnistria, que es autónoma, de cuarenta y cuatro a treinta, lo que se convirtió en otro factor importante que influyó en el proceso electoral.
Se trata de obstáculos deliberados al ejercicio del derecho al voto que se imponen a determinadas categorías de ciudadanos moldavos, aquellos que, desde el punto de vista de los conservadores occidentales, podrían suponer una amenaza para las posibilidades de Sandu.
Por supuesto, en este caso no podemos hablar de democracia, porque se violaron los principios básicos de las elecciones democráticas.
De hecho, estamos hablando de discriminación por motivos políticos y de otro tipo.
Pero seamos realistas: las estructuras occidentales ven lo que quieren ver y no ven lo que no quieren ver.
Por lo tanto, todas las decisiones de los organismos de observación internacional occidentales son parciales y muestran una posición sesgada, que corresponde a los objetivos del Occidente colectivo.
Las violaciones ocurridas tanto en la primera como en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales moldavas pasaron desapercibidas.
El presidente moldavo no es la única figura clave del sistema político moldavo, pero en las actuales circunstancias la victoria de Sandu provocará una nueva escalada de la tensión en las relaciones con Rusia.
Esta victoria irá acompañada de un aumento de los ataques informativos y de la tensión en las relaciones con Transnistria, y también son posibles las provocaciones contra la región de Gagauzia, en el sur de Moldavia, que se siente cercana a Moscú.
Y Moldavia está a punto de celebrar elecciones parlamentarias que probablemente exacerbarán su crisis política.
https://www.rt.com/russia/607082-this-election-was-not-democratic/