***La guerra de Ucrania habría significado el retorno a la Guerra Fría entre Rusia y EEUU y el retorno a la Doctrina de la Contención, cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo «Las fuentes del comportamiento soviético», publicado en la revista Foreign Affairs en 1947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita «el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza».
En este contexto se incluiría la entrada de Finlandia y Suecia en las estructuras militares de la OTAN y el anuncio del Presidente polaco, Andrzej Duda, de que “su país está dispuesto a aceptar armas nucleares de países aliados en su territorio”, lo que ha recibido la respuesta dura y contundente de Moscú al advertir que “el emplazamiento de este tipo de armamento en Polonia convertirá a este país en un objetivo prioritario en la planificación militar rusa”.
Asimismo, en un comunicado del Ministerio ruso de Exteriores, Rusia ha advertido que la «llegada de los cazas F-16 a Ucrania los veremos como portadores de armas nucleares y consideraremos ese paso de EEUU y la OTAN como una deliberada provocación», al tiempo que acusa a Occidente de apoyar abiertamente las acciones de sabotaje de Ucrania en territorio ruso y de suministrar a Kiev misiles de largo alcance británicos y franceses así como los nuevos ATACMS estadounidenses.
¿Está ya la OTAN implicada en la guerra de Ucrania?
Al estar EEUU inmerso en la campaña electoral para las Presidenciales de Noviembre, Francia, Polonia y Reino Unido serían el tridente elegido por los globalistas para implosionar el frente ucraniano el próximo otoño y provocar la entrada de la OTAN en un conflicto abierto con la Rusia de Putin y la presencia de soldados polacos, franceses, británicos y estadounidenses en la ofensiva sobre Kursk, supondría la confirmación de la entrada de la OTAN en conflicto abierto con la Rusia de Putin.
La incursión en Kursk es el mayor ataque contra territorio soberano ruso desde que se inició el conflicto militar con Ucrania pues un mínimo de 15.000 soldados ucranianos dirigido por fuerzas de élite de la OTAN y apoyados por tanques y vehículos blindados habrían invadido territorio ruso y alcanzado unos 15 km de profundidad, mientras Rusia tras superar la sorpresa inicial, habría decretado un régimen especial de “operación antiterrorista” en tres regiones fronterizas con Ucrania: Kursk, Bélgorod y Briansk.
El objetivo confeso de la ofensiva ucranio- otaniana era obligar al mando ruso a retirar tropas de otras zonas sensibles del frente y ocupar la central nuclear cercana a la ciudad de Kurchakov para posteriormente consolidar las posiciones alcanzadas y utilizarlas como armas de presión en futuras negociaciones de paz.
Sin embargo, dicha ofensiva no habría conseguido sus objetivos iniciales, pues asistimos al imparable avance ruso en el Donbás, al agravamiento de la crisis energética causada por los ataques rusos y al incierto futuro de la ofensiva ucraniana sobre Kursk que podría finalizar con la huida o rendición de las tropas ucranianas.
De momento, las Fuerzas Armadas rusas han optado por utilizar bombas aéreas FAB-3000 de tres toneladas sobre zonas de concentración de tropas y de armamento del Ejército de Ucrania en la región de Sumi, desde donde “Kiev habría lanzado su incursión terrestre en la región de Kursk”, según el Ministerio de Defensa ruso y usaría la estrategia del embolsamiento de las tropas ucranio- otanianas, conocida táctica del “caldero o encirclement”.
Esta situación es sumamente peligrosa para la fuerza embolsada porque no puede recibir suministros ni refuerzos y porque pueden ser sometidas a ataques desde distintos flancos y dado que la retirada es inviable, deben optar por la rendición o morir en el intento.
Asimismo el ataque con dos misiles balísticos contra el Instituto Militar de Comunicaciones de la ciudad de Poltava con mas de 200 víctimas, ha generado las críticas de analistas militares que acusan al Ministerio de Defensa de “negligencia de los mandos militares por permitir una concentración de ese tipo”.
¿Buscan Estados Unidos y la OTAN una guerra nuclear de baja intensidad en Europa?
En declaraciones a la televisión estatal rusa, Putin afirmó que el visto bueno de EEUU y Gran Bretaña a Zelenski para utilizar misiles occidentales de largo alcance y atacar el territorio ruso sería “una muestra de participación directa en la guerra de Ucrania de los miembros de la Alianza Atlántica, lo que les enfrentaría abiertamente” y dado el órdago que ello supondría para Rusia, no sería descartable el uso de armas nucleares «no estratégicas», también conocidas como «armas nucleares tácticas», según la Nuclear Threat Initiative (NTI) y de las cuales Rusia poseería cerca de 1.800 ojivas y la OTAN tendría desplegadas en Europa 250 ojivas.
Las ojivas tácticas se refieren a las diseñadas para usarse en un campo de batalla limitado, por ejemplo, para destruir una columna de tanques o un grupo de batalla de portaaviones si se usan en el mar, por lo que también son conocidas como de «bajo rendimiento».
Sin embargo, según Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Preocupados), una simulación de la Universidad de Princeton de un conflicto entre Estados Unidos y Rusia que comienza con el uso de un arma nuclear táctica predice «una escalada rápida que dejaría más de 90 millones de muertos y heridos», con lo que el inicio de un conflicto nuclear de baja intensidad podría degenerar en una conflagración nuclear a gran escala de resultados nefastos para la Humanidad.
Germán Gorraiz López- Analista
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