VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

N. Krupskaya: Dirigente, educadora obrera y organizadora de Partido

Nadezhda Constantínovna Krupskaya nació el 26 de febrero de 1869 en San Petersburgo, hija única de Constantín Krupsky y su esposa Elizaveta. Eran una familia de origen noble, pero habían empobrecido; Elizaveta trabajaba como institutriz y Constantín era militar.

De niña, Krupskaya entabló amistad con una maestra rural, así nació su interés por la educación y quiso ser profesora. 

Cuando tenía 14 años su padre murió de tuberculosis, por ello al completar el gimnasio (en 1887), tuvo que emplearse como maestra sustituta en ese mismo lugar. Eso no le impidió matricularse, para 1889, en los cursos de Historia que impartía la Universidad femenina de Bestuzhev e ingresar a un círculo estudiantil marxista.

En agosto de 1891 empezó a trabajar como maestra en una escuela nocturna a la que acudían obreros fabriles, los cinco años de docencia allí fueron fundamentales para el desarrollo de su conciencia de clase, llegó a la conclusión de que la solución estaba en el poderoso movimiento obrero y se unió para siempre a la lucha del proletariado.

A los 25 años, en 1894, conoció a Vladímir Ilich Uliánov, un joven de la región del Volga que dictaba cursos clandestinos a los obreros en el mismo barrio donde ella daba sus lecciones dominicales.

 En el verano de 1895 Uliánov viajó al extranjero para contactar a los fundadores del marxismo ruso que vivían exiliados en Suiza y Krupskaya quedó a cargo de los círculos clandestinos.
En septiembre de 1895, junto a Uliánov, Mártov y otros, reunieron a los militantes más comprometidos de una veintena de círculos de estudio clandestinos que funcionaban en Petersburgo y fundaron la Unión de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera, cuya misión era vincularse estrechamente con el movimiento obrero de masas y dirigirlo políticamente, fue el paso preparatorio para la creación de un Partido obrero marxista revolucionario.

En diciembre de 1895 Uliánov fue detenido y encarcelado; a principios del año 1896 Mártov tuvo la misma suerte, por lo que Krupskaya quedó a cargo de dirigir la Unión de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera y en mayo de 1896 le tocó organizar la gran huelga textil de Petersburgo: 30.000 obreros textiles que exigían la reducción de la jornada de trabajo

La camarada Krupskaya dirigió la primera gran huelga en la historia de Rusia, huelga que obligó al gobierno zarista (el 2 de junio de 1897) a limitar la jornada de trabajo a 11,5 horas, ya que antes no existía limitación alguna.

Tras la gran huelga de los tejedores, la policía realizó numerosas detenciones, entre ellas la de Krupskaya. 

Tras tres meses de cárcel se dirigió a Kostromá para apoyar una huelga, pero ahí fue detenida otra vez y encarcelada en la fortaleza de Pedro y Pablo, donde pasaría otros tres meses.

En marzo de 1897 se les permitió a las prisioneras políticas, entre ellas a Krupskaya, esperar su sentencia en libertad condicional.

Un año después, en marzo de 1898, Krupskaya fue condenada a dos años de deportación en Ufá, pero solicitó que la enviaran a la aldea de Shusheskoe donde vivía Uliánov. 

Las autoridades accedieron a su solicitud con la condición de que se casara con él, entonces, se trasladó a esa aldea junto con su madre y en el mes de julio se casó con Uliánov.

Durante el destierro, Krupskaya escribió en diversos periódicos y formó parte de la Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas.

 Su experiencia como dirigente de la huelga textil de Petersburgo le permitió escribir el folleto La mujer trabajadora, el primer texto del marxismo ruso dedicado a la cuestión de la mujer; el folleto apareció en 1900, firmado con el seudónimo de Sablina.

A partir de diciembre de 1901 se fundó Iskra, un periódico para enlazar entre sí a las dispersas organizaciones marxistas; Krupskaya se convirtió en su secretaria, pues era ella la que organizaba la correspondencia con decenas de agentes que la organización tenía en Rusia.

 Fue en Iskra donde publicó su artículo La mujer y la educación de la infancia, para denunciar que en la legislación de la época no se contemplaban derechos para las mujeres embarazadas: «La verdad, esos beneficios casi nunca son concedidos. 

Sin recibir los beneficios y con miedo a perder el trabajo, las mujeres trabajan en la fábrica casi hasta el último día del embarazo e intentan volver al trabajo lo antes posible, incluso sin estar recuperadas del parto. 

Por eso son tan frecuentes los abortos, los partos prematuros y todo tipo de enfermedades ginecológicas en la fábrica». Para Krupskaya era muy importante la denuncia de la explotación de las mujeres trabajadoras, pero también la juventud y la infancia eran asuntos primordiales, pues en muchas ocasiones trabajaban las mismas horas que los adultos.

Iskra sirvió de lazo de unión entre los círculos y grupos socialdemócratas dispersos, y preparó el II Congreso del Partido. En este Congreso, celebrado en 1903, se formó el Partido Obrero Social Demócrata de Rusia (POSDR). En la lucha entablada en el II Congreso, Krupskaya tomó partido, a favor de Lenin, en la disputa que dividió el POSDR en dos grupos: el de los bolcheviques y el de los mencheviques.

Bajo la dirección de Lenin, en agosto de 1904, se celebró en Suiza una conferencia a la que asistieron 22 bolcheviques, los principales cuadros que apoyaban a Lenin; allí Krupskaya fue nombrada secretaria del periódico bolchevique Vperiod (Adelante), cuyo primer número apareció el 4 de enero de 1905; así, quedaba claro que dentro del Partido se habían formado dos fracciones independientes, cada una con sus organismos centrales y sus órganos de prensa.

En 1905, Krupskaya participó en el III Congreso (exclusivamente bolchevique) del Partido Socialdemócrata Ruso, rindió el informe sobre la actividad en Rusia y tomó las actas del Congreso. Entre 1905 y 1907 ejerció como secretaria del Comité Central del Partido. En 1906, desde una aldea detrás de la frontera finlandesa, Krupskaya trabajó como secretaria del nuevo periódico bolchevique Proletari, y fue el enlace entre Lenin, quien se encontraba escondido, y el trabajo en Petersburgo.

En el exilio Krupskaya había conocido a Inessa Armand, ellas dos, junto a renombradas bolcheviques como Ludmila Stahl y Alexandra Kollontai escribieron (a principios de 1914), el primer número del periódico femenino bolchevique Rabotnitsa (La obrera). 

La tirada fue confiscada antes de que se pudiera publicar, pero, gracias a la labor de Anna Ulianova- Elizarova, quien no había sido arrestada como el resto de sus compañeras de edición, se pudieron imprimir doce mil ejemplares con motivo del Día de la Mujer de ese mismo año.

 Inessa Armand y Nadezhda Krupskaya se encargaron de editar los primeros siete números de Rabotnitsa (desde el 8 de marzo hasta junio de 1914), pues la represión zarista lo cerró y no se pudo volver a editar sino hasta 1917.

En el artículo editorial del primer número de Rabotnitsa, Krupskaya aprovechó el Día Internacional de la Mujer para señalarles a las mujeres proletarias y a toda la clase obrera lo siguiente: «Las mujeres de la clase obrera constatan que la sociedad actual está dividida en clases. 

Cada clase tiene sus intereses. La burguesía tiene los suyos, la clase obrera tiene otros. Sus intereses están opuestos. 

La división entre hombres y mujeres no tiene gran importancia para las mujeres proletarias. Lo que une a las mujeres trabajadoras a los trabajadores es mucho más fuerte que lo que las divide […] “¡Todos para uno, uno para todos!”. Este “todos” incluye a los miembros de la clase obrera hombres y mujeres con el mismo título. La “cuestión femenina” para los obreros y las obreras es el problema de cómo organizar a las masas atrasadas de mujeres trabajadoras».

Para 1915 Krupskaya escribió su obra La educación popular y la democracia, que constituyó un aporte significativo al desarrollo de la pedagogía marxista. 

Aquí se hacia una nueva interpretación, desde el punto de vista de la clase obrera, de los grandes pedagogos democráticos Rousseau y Pestalozzi, se exponía las teorías de Marx y Engels sobre la relación entre la educación y el trabajo productivo.

 En el último párrafo de su libro Krupskaya sentenciaba: «Mientras la organización de la actividad escolar esté en manos de la burguesía, la escuela laboral será un arma dirigida contra los intereses de la clase obrera. Solo la clase obrera podrá hacer de la escuela laboral un instrumento para la transformación de la sociedad contemporánea».

En ese mismo año hizo parte de la delegación rusa a la III Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, un congreso femenino contra la guerra. 

Antes de la Revolución de 1917, más mujeres que hombres fueron deportadas a Siberia por organizar revueltas contra del zar, lo cual denota la amplia participación femenina en los movimientos prerrevolucionarios.

En abril de 1917, al abdicar el zar Nicolás II, Krupskaya volvió a Rusia en un tren blindado, junto a Lenin, Inessa Armand y otros compañeros. Se establecieron en Petrogrado. 

Tras la insurrección de julio de 1917, el gobierno provisional, con el pretexto de que las consignas contra la participación en la guerra propagaban el derrotismo, inició una fuerte represión contra el Partido Bolchevique; las militantes del partido y su trabajo político en la clandestinidad fueron claves para construir códigos de comunicación, preservar los datos de la militancia y evitar la confiscación de las armas; Krupskaya estuvo fuertemente involucrada en esa importante tarea y en lograr la implicación de las trabajadoras.
Luchadora incansable por una educación pública y de calidad para el pueblo

Tras la toma del cielo por asalto, Krupskaya realizó una gran labor organizadora, política y pedagógica; fue nombrada Adjunta al Comisario del Pueblo (Ministra) de Instrucción Pública; estuvo a cargo del Departamento de Educación para Adultos. 

Durante muchos años preparó los aspectos pedagógicos del nuevo sistema educativo, pues la tarea era, como ella misma lo señaló: «Destruir la antigua escuela clasista que comportaba escandalosas injusticias, y crear una escuela que respondiese a las necesidades (…) del reciente régimen socialista», de allí que la organización de la educación se convirtiera en una tarea de todo el pueblo: en todas partes se crearon Consejos de Educación Popular y en las escuelas se organizaron Comités de Padres de alumnos. 

Y a los maestros la camarada Krupskaya les decía: «El maestro popular está más cerca del entorno popular y, en muchos casos, está unido a ese medio por miles de lazos; la línea divisoria entre la profesión docente y el pueblo se había trazado artificialmente con un objetivo determinado.

 Las nuevas condiciones están suprimiendo esta división y hay que crear modalidades de colaboración entre los maestros y la población, que pongan fin a esta división antinatural (…). 

En este acercamiento está la garantía de la prosperidad de la escuela, que aumente el nivel cultural del país gracias al trabajo intenso de todos, y de un futuro mejor; la promesa del renacimiento del magisterio cuya función puede ahora ser honrosa y respetada».

Además de todo ello, Krupskaya fue redactora de la revista Hacia una vida nueva; y por esos años fue elegida delegada a todos los congresos del partido, miembro de sus órganos rectores y diputada en los principales órganos del poder.

La camarada Krupskaya también fue una gran promotora de las bibliotecas, en 1918, gracias a su iniciativa se creó el primer seminario de la Biblioteca Soviética en Moscú, se abrieron más de 20 departamentos de bibliotecas en los Institutos Rusos de Educación Política, Institutos de Pedagogía y en las Academias de Educación Comunista. 

Krupskaya consideraba la alfabetización y el acceso a los libros como instrumentos en la lucha socialista, por ello peleó porque se aumentarán los presupuestos para la ampliación de las bibliotecas públicas, sin embargo, debido a la falta de presupuesto, la única solución fue que las colecciones privadas de más de 500 ejemplares fueran confiscadas, nacionalizadas y guardadas en las nuevas bibliotecas, la propiedad individual de los libros pasó a ser colectiva.
Krupskaya también estaba convencida de que: «No podemos seguir desarrollándonos económica y culturalmente sin terminar con las tinieblas del analfabetismo», por ello coordinó el departamento de alfabetización de la población desde el cual se tomaron diversas medidas: en 1919 se dictó un decreto ley sobre la erradicación del analfabetismo de la población de 8 a 50 años, en 1920 se creó la Comisión Nacional Extraordinaria para la Erradicación del Analfabetismo, en 1923 se creó la sociedad voluntaria 

Abajo el Analfabetismo, con la consigna «¡Alfabetos, instruid a los analfabetos!», en 1925 se comenzó a aplicar la educación primaria general, gratuita y obligatoria; en 1928 se editaron libros en 70 idiomas de los pueblos de la URSS, y en 1934 en 104 idiomas. 

Así, aunque al comenzar el siglo XX, casi el 80 % de la población rusa (entre 8 y 50 años) era analfabeta y el 60 % de la población no había cursado la educación básica, para 1930 ese porcentaje había disminuido al 33 %, la Revolución creó centros de educación para todos los niveles y —entre 1920 y 1940— logró alfabetizar 60 millones de adultos.

En 1918 publicó el artículo Sobre la cuestión de la escuela socialista, en el que señaló el sentido de la educación socialista: «Formar personas desarrolladas multilateralmente, con predisposiciones sociales conscientes y organizadas, que tengan una visión del mundo reflexiva, integral y que claramente entiendan todo lo que está aconteciendo a su alrededor en la naturaleza y en la vida social; personas preparadas en la teoría y en la práctica para todos los tipos de trabajo, tanto físico como mental; personas capaces de construir una vida social racional, llena de contenido, bonita y alegre. Esas personas son necesarias para la sociedad socialista, sin ellas el socialismo no se puede realizar plenamente».

Krupskaya escribió más de 3000 publicaciones entre los libros, revistas, artículos y panfletos, sobre todo acerca de la formación de la juventud y la educación comunista que debía ser laica, universal, gratuita y obligatoria para todos, incluir a ambos sexos, con una organización democrática donde existiera una amplia participación de la población en la elección de los comités escolares, con plena libertad de opinión y con el derecho a recibir educación en su lengua nativa.

En 1919, Krupskaya, junto a otras camaradas, creó la Jenotdel, un departamento que trabajaba para mejorar las condiciones de vida de las mujeres en el ámbito educativo, en sus derechos en el matrimonio y en el trabajo. Desde esta organización se promovió la publicación del periódico feminista Kommunistka, donde se escribía sobre la situación de las mujeres y sus derechos.

La Jenotdel y su prensa permitió que los primeros años después de la Revolución rusa, fueran testigo de los grandes logros en cuestiones como la diversidad sexual y los derechos de las mujeres. 

Antes de la Revolución, según palabras de Krupskaya: «La vida familiar se basaba en la esclavitud: los hijos eran propiedad de los padres, y la mujer, del marido», pero esa situación se superó con las leyes que instauró la legislación soviética: se eliminó el castigo a la homosexualidad, las mujeres tuvieron derecho al voto y a ser candidatas, el derecho al divorcio se facilitó y se concedía automáticamente, hubo acceso a la educación universal y gratuita, salario igual entre hombres y mujeres, ayudas para aliviar las cargas familiares y derecho al aborto libre y gratuito, se estableció que los hijos e hijas dentro o fuera del matrimonio tuvieran los mismos derechos, se garantizó el permiso de maternidad, se concedieron más derechos a las mujeres en el trabajo y se estableció la igualdad de los cónyuges en relación con los hijos e hijas. 

Logros sorprendentes para la época y que constituyeron un gran avance en la lucha del movimiento femenino.
Para Krupskaya, las largas horas de trabajo de las mujeres en la fábrica tenían como principal consecuencia que muchos niños y niñas creciesen en las calles, y en algunos casos, las madres, sin capacidad ni tiempo para educarlos, decidían internar a sus hijos en orfanatos. 

Era preciso acabar con la explotación de las mujeres trabajadoras y que la sociedad garantizase la educación y alimentación de la infancia.

 Por ello se crearon jardines de infancia que permitirían a las mujeres ir a trabajar con la certeza de que sus hijos estarían bien cuidados y alimentados. Además, la educación que los niños y niñas recibirían en la escuela pública tomaría como base la importancia del trabajo productivo, creativo y multilateral.

Tras la muerte de Lenin, ocurrida en 1924, Krupskaya dedicó gran parte de su tiempo a editar la obra de su difunto esposo. Por la importancia que la camarada tuvo en la preparación y ejecución de la Revolución Proletaria, por su trabajo a favor del socialismo, le fueron otorgadas varias distinciones: en 1929, la Bandera Roja del Trabajo; en 1931, se la nombró miembro honorario de la Academia de Ciencias de la URSS y, en 1933, se le concedió la Orden de Lenin. En 1933 publicó su libro de memorias Mi vida con Lenin Y desde 1937, Krupskaya fue miembro del Presídium del Soviet Supremo de la URSS.

El 27 de febrero de 1939, falleció en Moscú, al día siguiente de haber cumplido los 70 años. Sus cenizas fueron depositadas junto a Lenin en su mausoleo y el camarada Stalin presidió su entierro. Los logros sobresalientes en el ámbito de la alfabetización llevaron a que, en 1970, la imperialista Unesco nombrara Nadezhda Krupskaya a su premio anual al mérito en la lucha contra el analfabetismo.

El pensamiento y las acciones de las mujeres comunistas de la talla de Nadezhda Constantínovna Krupskaya marcaron verdaderos hitos en la lucha histórica del movimiento obrero femenino. El mejor homenaje que le podemos rendir a la camarada es la aplicación de sus ideas, su lucha en torno al movimiento femenino y por una educación pública y de calidad para el pueblo. En su homenaje hoy las mujeres continuamos marchando por la organización del Partido Revolucionario en todos los países y por la construcción del Internacional Comunista, que dirija al proletariado mundial a la toma del cielo por asalto.

https://revolucionobrera.com/efemerides/krupskaya-2/

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