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Manifestantes pro occidentales han intentado irrumpir en edificios gubernamentales en Belgrado en lo que el presidente serbio, Aleksandar Vucic, ha llamado un intento de “revolución de color”. Vucic afirma que le avisaron de antemano sobre el complot.
Miles de manifestantes de la oposición se reunieron el domingo frente a la Asamblea de la ciudad de Belgrado para protestar por la victoria del Partido Progresista Serbio (SNS) de Vucic sobre la coalición pro UE Serbia Contra la Violencia (SPN) en las elecciones parlamentarias de la semana pasada. La protesta se volvió violenta y un grupo de manifestantes intentó derribar las puertas del edificio, hasta que fueron dispersados por la policía.
"No hay ninguna revolución en marcha", dijo Vucic en un discurso público. “Nada les saldrá como quieren”, continuó, refiriéndose a los manifestantes. “Quienes juran luchar contra la violencia han demostrado que son auténticos matones”.
La coalición SPN surgió de las protestas antigubernamentales que siguieron a un par de tiroteos masivos en mayo. Si bien el movimiento de protesta inicialmente exigió las renuncias del ministro del Interior, Bratislav Gasic, y del jefe de inteligencia, Aleksandar Vulin, pronto pidió la caída del gobierno de Vucic.
Vucic afirmó que la protesta fue patrocinada por potencias occidentales que querían destituirlo de su cargo por sus relaciones cordiales con Rusia y su negativa a abandonar el reclamo de Serbia sobre Kosovo, citando informes de servicios de inteligencia extranjeros.
Reiteró estas acusaciones en el discurso del domingo, y agradeció a “servicios exteriores” anónimos por permitir que sus servicios de seguridad “sepan exactamente qué estaban preparando los matones”.
El término "revolución de color" describe un movimiento de protesta financiado y organizado por un gobierno occidental, normalmente el de Estados Unidos. Estas revoluciones, cuyo objetivo es derrocar a líderes opuestos a los intereses estadounidenses, suelen contar con el respaldo de agencias de inteligencia estadounidenses y están organizadas por una panoplia de ONG financiadas por Estados Unidos.
Si bien el término se hizo ampliamente conocido después de la 'Revolución Rosa' de 2003 en Georgia, el primer uso exitoso de tácticas de revolución de color tuvo lugar en Yugoslavia en 2000, cuando un movimiento estudiantil respaldado por Estados Unidos forzó la renuncia de Slobodan Milosevic.
El movimiento anti-Milosevic comenzó con afirmaciones de que el líder yugoslavo había cometido fraude en las elecciones de ese año, afirmaciones reforzadas por "observadores electorales" financiados por Occidente que fueron contratados.
“Serbia está harta de sus revoluciones”, dijo Vucic durante las protestas iniciales 'contra la violencia' a principios de este año. "Serbia está harta de la llegada de personas bajo influencia extranjera y de la destrucción de todo lo que es serbio".
https://www.rt.com/news/589623-serbia-protests-underway/
