VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

XX CONGRESO DEL PCCH


El Partido comunista chino cuenta con 101 años de existencia y su mayor logró ha sido haber derrotado a las fuerzas nacionalistas pro-occidentales y fundar la República Popular China hace un poco más de siete décadas.

Logros asombrosos pues ese país cuya población representa un quinto de la población mundial, hoy sigue enrumbándose a la construcción del Socialismo (con características chinas, como dicen sus leyes y principales dirigentes), al mismo tiempo que se ha consolidado como segunda potencia económica global y se encamina -con paso firme- a desbancar del primero, nada menos que a la mayor potencia mundial de todos los tiempos: los EE. UU.

Lo asombroso es como un partido marcado por un profundo dogmatismo y autarquía hasta 1978, logró abrirse a nuevas ideas, no para entregarse al capitalismo (como aseguran muchos de sus detractores de todo el espectro ideológico y político mundial), sino para utilizar con sabiduría y espíritu critico lo mejor de ambos sistemas para rescatar de la pobreza a millones de sus ciudadanos ( casi cien millones hasta el día de hoy), fortalecer económica, social y militarmente a su país, consolidar la unidad nacional de los muchos pueblos que conforman la nación china, pero sobre todo seguir construyendo el Socialismo sin “quemar etapas”, con paso firme, para que incluso la presente generación goce de bienestar y contribuya a tal propósito.

El mundo vive un tiempo disruptivo, de cambios inevitables de paradigmas políticos, donde su principal particularidad es el debilitamiento en todos los campos del hegemón imperialista yanqui y la posibilidad real (obligada por la dialéctica de la historia, el agotamiento del modelo liberal y el liderazgo y compromiso de países como Rusia y China) de hacer realidad un sistema multipolar que preserva a la sociedad global de la catástrofe.

A la alternativa del caos se confronta un nuevo orden mundial, de colaboración y paz, y precisamente por eso son de vital importancia las resoluciones que el XX Congreso tome. China ha superado siglos de humillación, guerras y pobreza para hoy ser fuerza decisiva global.

El Secretario General del PCCH y Presidente de la RPCH, el camarada Xi Jinping (que seguramente será reelegido para un tercer mandato) ha liderado desde hace diez año el potente desarrollo de su país, pero mas que eso, ha dado un giro muy importante a las reformas iniciadas por Deng Xiao Ping y sus dos inmediatos predecesores en el cargo (que de haber continuado hubieran llevado gradualmente a China a un capitalismo sin retorno), reorientando la política social (para que los beneficios económicos alcancen a toda la población y no sólo a la nueva élite empresarial), un mayor involucramiento del Estado en la esfera económica que limita el caos y la injusticia que las políticas de mercado traen consigo; cambios en el modelo productivo que prioriza la innovación tecnológica, los servicios y el consumo (que aseguran independencia de las potencias económicas occidentales) por sobre las exportaciones e inversiones, que al final apalancan el descomunal salto tecnológico del gigante asiático; el reposicionamiento del país en el ámbito internacional, respetuoso del Derecho Internacional, pero sin complejos y con una enorme proyección de su poder e influencia en todos los fenómenos y procesos de la actualidad mundial.

Xi Jinping ha vuelto a poner en el centro de la sociedad y el país al Partido Comunista y sus órganos de dirección y control, asegurando fiabilidad y firmeza en la conducción de China hacia el Socialismo.

Ha acercado a su país a otros grandes protagonistas mundiales que para su desarrollo también están urgidos de un cambio de paradigma político global. Amigos y antiguos adversarios van encontrando un lenguaje común con China: Rusia, India, Irán, … Pero además, va construyendo pacientemente relaciones de respeto mutuo y colaboración con países pequeños como el nuestro.

Nicaragua, a casi un año del restablecimiento de relaciones diplomáticas con la RPCH, ya cuenta con acuerdos concretos de financiamiento en el campo de la infraestructura social y un marco jurídico muy importantes con esa nación en el campo económico y comercial y se apresta a firmar -en un futuro cercano- un tratado de libre comercio con esa nación amiga que seguramente consolidará las relaciones económicas y los lazos de amistad entre ambos países.

Sin embargo, las relaciones políticas también se van fortaleciendo. Prueba de ello es la visita de altos cargos del PCCH, como el camarada Wang Yulin, director del Buró para América Latina y el Caribe del Comité Central, portando el abrazo fraterno y el compromiso de su líder, Xi Jinping, su Partido y su pueblo al pueblo nicaragüense, al Frente Sandinista y al Comandante Daniel.

El Partido Comunista de China se rige por sus documentos y por la Asamblea de 2300 delegados de los casi cien millones de militantes, que a su vez escoge al Comité Central, a su Politburó y al Comité permanente, encabezado por el Secretario General, un cargo de relevancia planetaria que en las manos del camarada Xi Jinping, estamos seguro que estará al servicio de la paz y la colaboración mundial, aunque claro, sin abandonar la defensa de su gran país, ni la lucha por un nuevo orden mundial.

Edelberto Matus.

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