La fortuna de la que dispuso en vida quien fuera la reina Isabel II de Gran Bretaña siempre resultó incalculable, ya que lo declarado en forma pública no deja de ser una pequeña parte, ya que históricamente el Imperio Británico recurrió a sus innumerables paraísos fiscales, precisamente para ocultar buena parte de sus riquezas.
Es también un secreto a voces que la Corona Británica es dueña de las mejores tierras y campos de cultivo en Inglaterra así como de un porcentaje importante de acciones de grandes multinacionales, lo que incluye a gigantes petroleras como Shell, en sociedad con la Corona de Holanda.
Mientras los “nuevos ricos”, como Elon Musk o Bill Gates, pueden ver aumentandos o depreciados sus capitales en un solo día al vaivén de las bolsas financieras mundiales, familias dinásticas centenarias son las principales propietarias de tierras en buena parte de Europa y acumulan el oro de decenas de generaciones.
Un informe de la revista Forbes, que suele servir más para encubrir las verdaderas riquezas del mundo que para mostrarlas, indicó que el patrimonio en blanco de la familia real es cercano a los 100 mil millones de dólares, pero como dijimos, esto sería solo un pequeño porcentaje. Forbes, edición rusa, compiló una lista de las 14 monarcas más ricas del planeta.
La mayoría mantienen estrechas relaciones de amistad y negocios. A Isabel II le asignó un patrimonio de U$S 94,8 mil millones de dólares (contabililzados por Forbes al 2013).
Otras estimaciones de Forbes sostienen que la Corona controla alrededor de $28 mil millones de dólares en activos a través de The Firm, conocida como Monarchy PLC; el Ducado de Cornwall maneja un total de $1.3 mil millones de dólares; el Ducado de Lancaster, $748 millones, Crown Estate Scotland tiene un valor de $592 millones y el Crown Estate, $19.5 mil millones.
El cálculo tradicional del patrimonio de la reina británica no tiene en cuenta muchos objetos únicos que se perciben como propiedad estatal, y arroja una cantidad muy modesta de varios cientos de millones de dólares.
Sin embargo, teniendo en cuenta el valor del palacio de Buckingham, el palacio de Kensington, los palacios de St. James y Holyrood, el Castillo de Windsor y otras propiedades propiedad de la familia real, así como la colección real de obras de arte, la monarca británica encabezaba la lista de los gobernantes más ricos del mundo.
Muchos de sus bienes ni siquiera se conocen, o se han ido conociendo en los últimos años por voluntad propia, como el piano de oro, de mediados del siglo XIX y valor incalculable, expuesto en 2018.
Un artículo hecho por The Guardian en 2021 reveló que, junto a sus abogados, Isabel II logró hacer que la información sobre su fortuna personal fuera totalmente privada. “La reina presionó con éxito al gobierno para que modificara un proyecto de ley con el fin de ocultar al público su ‘vergonzosa’ fortuna privada”, dijo The Guardian.
El medio Good to Know explicó que, a nivel formal, Isabel II obtenía su dinero de fuentes como el pago anual de la Subvención Soberana, el Privy Purse, su patrimonio y su herencia personal.
La primera refiere a un monto que el gobierno del Reino Unido paga a la familia real cada año. El Privy Purse es un ingreso independiente que recibe del ducado de Lancaster y consiste en una cartera de tierras, propiedades y otros activos que se han mantenido en fideicomiso para el monarca desde 1399.
Por otra parte, las tarifas de admisión de visitantes de propiedades reales como el Palacio de Buckingham, el Castillo de Windsor y la Torre de Londres, se utilizan para financiar la Colección Real, que consiste en obras de arte en fideicomiso de la Reina que pasarán a sus sucesores: el Príncipe Carlos, Guillermo, etc.
La Reina también tenía sus propios ingresos personales, basados en la herencia y el dinero de sus propiedades privadas. Por ejemplo, era propietaria de Balmoral y Sandringham Estates, ambas heredadas de su padre. Sandringham, tiene un valor de 65 millones de dólares, y su castillo de descanso de Balmoral, está valorado en unos 140 millones de dólares.
Luego está el patrimonio de 10 millones de libras esterlinas (en blanco) que el príncipe Felipe le dejó a ella después de su muerte en abril del año pasado. The Times informó que parte de la herencia del príncipe Felipe incluye “una gran colección de pinturas de Edward Seago y 3.000 libros”.
Su madre también le dejó una fortuna estimada de 70 millones de libras esterlinas cuando falleció en 2002. Esto incluyó obras de arte importantes, si bien algunas fueron donadas a la Colección Real para que pudieran ser “mantenidas en fideicomiso para la nación”.
Además de esto, está la Royal Philatelic Collection, la colección de sellos del Reino Unido y la Commonwealth de la Reina. Fue establecido en 1869 y está valorado en alrededor de 100 millones de libras esterlinas.
Como se podrá ver, la fortuna de la Corona Británica resulta incalculable, y lejos está de ser una mera “figura decorativa” del poder británico y global.
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